Los Reyes Católicos: Unión Dinástica e Instituciones de Gobierno
Tras la muerte de Enrique IV de Castilla, se inició una guerra civil entre Isabel, casada con Fernando de Aragón, y Juana la Beltraneja, apoyada por Alfonso V de Portugal. En 1475, la Concordia de Segovia estableció que la unión entre Castilla y Aragón sería solo dinástica, manteniendo cada reino sus propias instituciones, leyes y moneda, dando origen a la Monarquía Hispánica, un estado plural y no unitario. La guerra civil finalizó con el Tratado de Alcaçovas (1479), que reconoció a Isabel como reina de Castilla y repartió los territorios atlánticos entre Castilla y Portugal.
Isabel y Fernando consolidaron una monarquía autoritaria: fortaleciendo la autoridad real, limitando el poder de la nobleza, controlando órdenes militares, imponiendo corregidores en ciudades y creando la Santa Hermandad para combatir la delincuencia. Utilizaron la homogeneización religiosa como elemento de unión, estableciendo la Inquisición, expulsando a judíos (1492) y musulmanes (1502), y logrando el derecho de patronato.
Administrativamente, crearon consejos temáticos y reorganizaron la justicia mediante Chancillerías y Audiencias, sentando las bases del Estado Moderno, aunque con características medievales como la corte itinerante.
La Conquista de Granada (1482-1492)
La Guerra de Granada (1482-1492) aprovechó la crisis dinástica nazarí y avances en artillería. El asedio terminó el 2 de enero de 1492 con las capitulaciones de Boabdil, aunque no se respetaron los acuerdos, culminando así el proceso de la Reconquista.
Sociedad, Economía y Cultura en el Siglo XVIII
En el siglo XVIII, la población española creció de siete a diez millones, según el Censo de Godoy, gracias a la mejora económica y la disminución de epidemias. La sociedad seguía siendo estamental, con una nobleza y clero influyentes, mientras la burguesía, aunque minoritaria, creció. Las reformas ilustradas buscaron modernizar la economía.
- Agricultura: Se introdujeron nuevos cultivos, se construyeron canales y se liberalizó el mercado del trigo, aunque la propiedad latifundista limitó los avances.
- Industria: Se fomentó el proteccionismo, se crearon manufacturas reales y se impulsó la construcción naval, destacando Cataluña por su industria textil gracias a la liberalización del comercio y al consumo interno.
- Comercio: El comercio con América se liberalizó, sustituyendo el sistema de flotas por registros y creando nuevas compañías comerciales como la Compañía Guipuzcoana de Caracas, con Cádiz como principal puerto comercial.
La Ilustración, corriente intelectual del siglo XVIII, buscaba el bienestar mediante el conocimiento y las artes técnicas, con reformas económicas y sociales impulsadas por la monarquía, pero sin cuestionar el orden político. Destacaron intelectuales como Campomanes, Olavide, Jovellanos y el padre Feijoo. Carlos III fue el máximo exponente del despotismo ilustrado, promoviendo reformas para modernizar el país.
Exploración, Conquista y Colonización de América (Desde 1492 y Durante el Siglo XVI)
Cristóbal Colón propuso a los Reyes Católicos un plan para alcanzar las Indias navegando hacia occidente. En 1492, Castilla financió la expedición que partió el 3 de agosto. Colón llegó a la isla de Guanahaní (San Salvador) el 12 de octubre. Antes de zarpar, se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, que otorgaron a Colón títulos como almirante, virrey y gobernador de los territorios descubiertos, además de beneficios económicos.
El papa Alejandro VI, mediante la bula Inter Caetera, concedió derechos de conquista a cambio de la evangelización. En el Tratado de Tordesillas (1494), España y Portugal delimitaron sus áreas de influencia. La conquista fue delegada a particulares mediante el sistema de encomienda, que otorgaba tierras e indígenas a cambio de evangelización.
Las Leyes de Burgos (1512) regularon el trato a los indígenas, pero los abusos continuaron. Destacaron las conquistas de Hernán Cortés sobre el Imperio Azteca (1519-1521) y de Francisco Pizarro sobre el Imperio Inca (1527-1533). La economía colonial fue extractiva, basada en la mita para trabajo en minas y el sistema de estancias agrícolas.
La mezcla racial creó una sociedad mestiza dominada por peninsulares. La administración colonial se estructuró en virreinatos como Nueva España y Perú, la Casa de la Contratación (1503) reguló el comercio, y el Consejo de Indias (1524) asumió funciones legislativas y judiciales. Críticos como Bartolomé de las Casas impulsaron las Leyes Nuevas (1542-1543), que buscaron proteger a los indígenas y reformar el sistema colonial.
Los Austrias del Siglo XVI: Política Interior y Exterior
Carlos I de España y V de Alemania
Carlos I de España y V de Alemania nació en Gante en 1500 y asumió el trono español en 1516. Heredó un vasto imperio por vía materna (Aragón, Castilla, Navarra y posesiones en Italia, África y América) y paterna (Países Bajos, el Franco Condado, Austria y el Sacro Imperio). Su reinado comenzó con conflictos internos:
- Revuelta de los Comuneros (1520-1521): Provocada por el malestar ante el «saqueo de Castilla» y el aumento de impuestos. Fue reprimida tras la Batalla de Villalar.
- Revueltas de las Germanías (1521-1524): En Valencia y Mallorca, con carácter antiseñorial y popular, también sofocadas.
En política exterior, enfrentó la rivalidad con Francia (victoria en Pavía, 1525), el avance del protestantismo (Paz de Augsburgo, 1555), el asedio turco a Viena y el saqueo de Roma (1527). Abdicó en 1556, dejando los territorios imperiales a su hermano Fernando y el resto a su hijo, Felipe II.
Felipe II
Felipe II heredó los reinos de Castilla, Aragón y sus colonias, incorporando Portugal en 1580 y estableciendo la capital en Madrid (1561). Internamente, defendió el catolicismo, enfrentó la rebelión morisca en las Alpujarras (1568-1570), y recortó fueros tras el caso Antonio Pérez. Económicamente, la monarquía sufrió bancarrotas por los altos gastos imperiales.
Externamente, venció a Francia (San Quintín, 1557) y al Imperio turco (Lepanto, 1571), pero enfrentó la independencia del norte de los Países Bajos y la derrota de la Armada Invencible ante Inglaterra (1588). Murió en 1598, marcando el inicio de la decadencia hispánica. Ambos gobernaron mediante un sistema polisinodial basado en consejos temáticos y territoriales.
Los Austrias del Siglo XVII: Política Interior y Exterior
El siglo XVII, conocido como el de los Austrias Menores, abarcó los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II, caracterizados por la delegación del poder en los validos, quienes tomaban decisiones sin contar con los Consejos. Este sistema provocó un progresivo declive de la hegemonía española en Europa.
Felipe III (1598-1621)
Felipe III, apodado «El Piadoso», delegó en el Duque de Lerma y luego en el Duque de Uceda, marcando su reinado por la corrupción. Buscó la pacificación tras los gastos de Felipe II, firmando la Tregua de los 12 Años con los Países Bajos y la paz con Inglaterra (1604), en un período conocido como la Pax Hispánica. La expulsión de los moriscos (1609) despobló regiones agrícolas, hundiendo la economía.
Felipe IV (1621-1665)
Felipe IV, «El Rey Planeta», gobernó en el Siglo de Oro español, con un florecimiento cultural destacado (Velázquez y el teatro). Su valido, el Conde Duque de Olivares, llevó a cabo políticas belicistas como la participación en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), que terminó con la Paz de Westfalia reconociendo la independencia de Holanda. Intentó centralizar el poder mediante la Unión de Armas, lo que provocó rebeliones en Cataluña (Corpus de Sangre) y la independencia de Portugal (1640).
Carlos II (1665-1700)
Carlos II, «El Hechizado», asumió el trono siendo niño, gobernado inicialmente por Mariana de Austria y sus validos. Durante su reinado se intentó la recuperación económica. Su muerte sin descendencia inició la Guerra de Sucesión, terminando con los Habsburgo y dando paso a los Borbones en España.
Sociedad, Economía y Cultura de los Siglos XVI y XVII
La sociedad española de los siglos XVI y XVII estaba dividida en estamentos. La alta nobleza y el alto clero aumentaron su riqueza, mientras que la baja nobleza y el bajo clero sufrieron por la crisis económica. El estado llano, compuesto por campesinos y una minoritaria burguesía, soportaba la carga fiscal, y muchos empobrecieron debido al alza de impuestos y la crisis. En el siglo XVI, la economía prosperó gracias a la colonización americana y el flujo de metales preciosos, pero esto desató la revolución de los precios, una gran inflación en el siglo XVII. Durante el reinado de Felipe II y después, las bancarrotas, las malas cosechas, la disminución de ingresos de América y las guerras costosas afectaron gravemente la economía.
Culturalmente, España vivió su Siglo de Oro, con autores como Cervantes, Lope de Vega y Calderón de la Barca en literatura; Quevedo y Góngora en poesía; y pintores como El Greco y Velázquez. El Renacimiento y el Barroco dejaron su huella en la arquitectura y las artes plásticas.
La Guerra de Sucesión, la Paz de Utrecht y los Pactos de Familia
La muerte de Carlos II sin descendencia en 1700 desató la Guerra de Sucesión Española (1701-1714), enfrentando a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, y al Archiduque Carlos de Austria. Aunque Felipe fue designado heredero en el testamento de Carlos II, el Archiduque, respaldado por la Alianza de La Haya (Austria, Inglaterra y Holanda), reclamó el trono. España se dividió: Castilla apoyó a Felipe y la Corona de Aragón a Carlos. En 1704, Inglaterra ocupó Gibraltar, y en 1711, el Archiduque Carlos fue nombrado emperador, inclinando el conflicto hacia Felipe.
La Paz de Utrecht (1713) y la de Rastatt (1714) finalizaron la guerra: Felipe V fue reconocido como rey, pero España perdió territorios europeos. Austria recibió los Países Bajos, Nápoles, Milán y Cerdeña, mientras que Inglaterra obtuvo Gibraltar, Menorca y privilegios comerciales en América, como el navío de permiso y el asiento de negros.
Los Borbones, con Felipe V, firmaron los Pactos de Familia con Francia para intentar recuperar lo perdido. El primer pacto (1733) permitió a España, tras vencer a Austria, ceder Nápoles y Sicilia a Don Carlos, futuro Carlos III. El segundo pacto (1743) otorgó el ducado de Parma al infante Don Felipe. El tercero (1761) involucró a España en guerras coloniales en América, aunque los intentos de recuperar Gibraltar fracasaron, permaneciendo bajo dominio británico.
La Nueva Monarquía Borbónica: Los Decretos de Nueva Planta, Modelo de Estado y Alcance de las Reformas
Con Felipe V en 1700, los Borbones introdujeron reformas centralizadoras inspiradas en el modelo francés. Tras la Guerra de Sucesión, los Decretos de Nueva Planta (1707-1716) abolieron los fueros e instituciones de la Corona de Aragón, salvo en Navarra y el País Vasco, y se impuso el modelo castellano. Se sustituyó el sistema de consejos de los Austrias por secretarías para una administración más centralizada, con el Consejo de Castilla como principal órgano de gobierno. El castellano fue declarado idioma oficial, el territorio se dividió en provincias y se estableció la figura del intendente para asuntos económicos.
Estas reformas buscaban modernizar el Estado, fomentando la cultura con Reales Academias y Sociedades de Amigos del País. También se intentó mejorar la economía regulando la deuda pública y promoviendo el catastro del Marqués de la Ensenada (1752). Sin embargo, el proyecto de la «única contribución» enfrentó resistencia y no se implementó, especialmente por la oposición de los privilegiados.
Las Reformas Borbónicas en los Virreinatos Americanos
Las reformas borbónicas transformaron la administración en América para fortalecer el imperio frente a las amenazas británicas y revitalizar la economía. En el ámbito administrativo, se crearon nuevos virreinatos, como los de Nueva Granada y Río de la Plata, y capitanías generales en Cuba, Guatemala, Venezuela y Chile, además de implementar intendencias para optimizar la recaudación fiscal. La Casa de la Contratación fue trasladada a Cádiz y eliminada a finales del siglo XVIII. En lo económico, los Decretos de Libre Comercio de 1765 eliminaron restricciones comerciales, permitieron mayor intercambio entre España y América y sustituyeron el sistema de flotas por compañías y consulados comerciales para impulsar la actividad económica. En lo militar, se amplió el ejército, se creó una marina poderosa y se reforzaron las defensas costeras para proteger los territorios. Estas reformas promovieron un periodo de prosperidad económica, aumentaron la población y fortalecieron tanto la administración como la defensa del imperio frente a las ambiciones británicas.
El Fin del Siglo XIX y los Movimientos Literarios: Modernismo y Generación del 98
A finales del siglo XIX, Occidente vivió una profunda crisis espiritual conocida como la crisis de fin de siglo, que cuestionó los valores tradicionales. En España, el «Desastre del 98» acentuó problemas estructurales como la pobreza, el analfabetismo y las tensiones sociales, tras la pérdida de las últimas colonias. En este contexto surgió el regeneracionismo, un movimiento liderado por intelectuales que criticaron el sistema político y económico, proponiendo reformas sociales y educativas para transformar el país. Dentro de este clima cultural emergieron dos grandes movimientos literarios: el Modernismo y la Generación del 98.
- Modernismo: Iniciado por Rubén Darío, buscó evadirse de la realidad, explorando la belleza, el exotismo y la renovación lingüística y métrica. En España, autores como Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado en su primera etapa adoptaron este estilo, destacando por su intimismo y melancolía.
- Generación del 98: Adoptó una postura más crítica frente a la realidad. Sus miembros, como Unamuno, Azorín, Baroja y Machado, reflexionaron sobre la esencia de España, centrándose en su paisaje, historia y literatura. Renovaron la prosa y el ensayo, abordando también conflictos existenciales y sociales desde un estilo sobrio y antirretórico.
En el ámbito teatral, el periodo estuvo marcado por dos vertientes principales. El teatro comercial, liderado por autores como Jacinto Benavente, se enfocó en temas burgueses. Por otro lado, el teatro innovador, con figuras como Valle-Inclán y Federico García Lorca, revolucionó la escena española. Lorca, en particular, llevó el teatro poético a su máximo esplendor con obras como Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba, combinando lenguaje simbólico y temas universales. Esta etapa literaria reflejó una búsqueda de renovación artística que canalizó las inquietudes culturales y sociales del momento.