Historia de España: Prehistoria, Romanización, Al-Ándalus, Reyes Católicos y Siglo XVIII

1.1. El Paleolítico y el Neolítico en la Península Ibérica

La Prehistoria es un período que comenzó hace 2,6 millones de años con la aparición de los primeros homínidos y finalizó en el siglo VIII a.C. con la invención de la escritura. Se dividió en Paleolítico (2,6 millones de años al 10000 a.C.), Mesolítico (10000 a.C. al 6000 a.C.), Neolítico (6000 a.C. al 2000 a.C.) y Edad de los Metales (2000 a.C. al siglo VIII a.C.). Durante el Paleolítico Inferior, Medio y Superior, había una vida nómada basada en una economía depredadora (caza, pesca, carroñeo). Vivían en cobijos y abrigos y usaban tecnología lítica (piedra tallada) y el fuego. Las sociedades neolíticas tenían una economía productora (agricultura y ganadería), con una forma de vida sedentaria, caracterizada por el urbanismo, las sociedades complejas y la tecnología agrícola (piedra pulimentada, cerámica), y se practicaba el comercio. De la Edad de los Metales sobresalen los monumentos megalíticos, los poblados amurallados, los campos de Urnas y la llegada de los colonizadores. El arte rupestre se desarrolló en las paredes del interior de cuevas y refugios. En la zona cantábrica destacan figuras aisladas y esquemáticas, y la zona levantina presenta escenas más elaboradas. Destacan los yacimientos arqueológicos de Atapuerca (Burgos), con algunos de los restos humanos más antiguos de la Península Ibérica.

1.3. La Hispania Romana

La conquista de la Península Ibérica por Roma inició a finales del siglo III a.C. con la Segunda Guerra Púnica, debido al interés inicial de los romanos por contrarrestar a los cartagineses. Los hechos más destacados fueron la campaña de Catón, las guerras celtíbero-lusitanas, la conquista de Numancia y las guerras cántabro-astures. Hispania se convirtió en una provincia romana, dividida en siete territorios liderados por gobernadores. Llamamos romanización al proceso de asimilación cultural de los modos de vida romanos por parte de los pueblos indígenas. Los principales focos de la romanización fueron las ciudades, sus difusores fueron los soldados y los comerciantes, y su legado más destacado fue la lengua latina (latín vulgar, lenguas romance). Se impuso un sistema económico monetario, esclavista y colonial. El modelo social quedó definido por el derecho romano y la integración de las élites indígenas. Se introdujo la ingeniería romana (calzadas, acueductos…) y se impuso la religión romana, incluido el culto al emperador. Se introdujeron nuevas técnicas de cultivo y se articuló un ejército.

2.1. Al-Ándalus: Evolución Política

La evolución política de Al-Ándalus comenzó con el Emirato dependiente (716-756), bajo el Califato Omeya de Damasco y liderado por un valí. Este período estuvo marcado por conflictos internos (fitnas) y avances cristianos en el norte. En 756, Abderramán I estableció el Emirato Omeya de Córdoba, independiente políticamente, donde se impulsó la islamización y arabización de la sociedad, aunque enfrentó rebeliones como la de Omar Ibn Hafsun. En 929, Abderramán III fundó el Califato de Córdoba, que vivió un esplendor cultural y político. Sin embargo, tras su muerte, el poder se debilitó, permitiendo a Almanzor asumir el control a través de campañas militares (aceifas). Tras la muerte de Almanzor, Al-Ándalus se fragmentó en taifas (1031). Luego, los almorávides (1086) y los almohades (1147) intentaron unificar el territorio para enfrentar la Reconquista, pero fueron derrotados en batallas como la de Las Navas de Tolosa (1212). La estructura política de Al-Ándalus se organizaba en coras o provincias.

2.5. Modelos de Repoblación y Organización Estamental en los Reinos Cristianos

En los reinos cristianos medievales, la repoblación fue fundamental para consolidar el control en territorios reconquistados. Se desarrollaron distintos modelos: la presura (siglos VIII-X), en la que campesinos libres ocupaban y trabajaban tierras en áreas como el valle del Duero, creando minifundios; la repoblación concejil (siglos XI-XIII), donde se fundaron concejos en los valles del Duero, Tajo y Ebro, con fueros que otorgaban tierras privadas y comunales; y los repartimientos (siglo XIII), aplicados en zonas estratégicas recuperadas, donde las tierras se asignaban a nobles y órdenes militares. Este proceso generó diferentes tipos de señoríos, como los solariegos (con propiedades dadas por el rey) y los jurisdiccionales, con privilegios de inmunidad. A nivel político, los reinos como Castilla y Aragón establecieron sistemas de Cortes y Consejos Reales para gobernar, y la economía se basaba en la agricultura, ganadería y comercio, adaptada a las condiciones de cada reino.

2.8. La Organización Política en Castilla y Aragón en la Edad Media

La organización política de Castilla y Aragón en la Edad Media se estructuraba en torno a sus respectivas Coronas, que agrupaban varios reinos y territorios con gobiernos descentralizados. En Castilla, los territorios se dividían en merindades y la legislación se basaba en fueros y en el derecho romano, especialmente con las Siete Partidas de Alfonso X. El gobierno contaba con un Consejo Real y Cortes desde 1118, y las ciudades tenían concejos abiertos. La economía se centraba en la agricultura (cereal, vid, olivo), la ganadería (oveja merina) y el comercio, tanto terrestre como marítimo. En Aragón, los territorios se dividían en veguerías en Cataluña y las Cortes eran legislativas y permanentes. La monarquía pactista incluía un Consejo Real y procuradores reales. Las ciudades aragonesas, como Barcelona, contaban con instituciones propias, como el Consell de Cent. La economía aragonesa se basaba también en la agricultura y el comercio marítimo, regulado por los Consulados del Mar, lo cual impulsó la construcción naval y el comercio en ciudades.

3.1. Los Reyes Católicos: Unión Dinástica, Instituciones de Gobierno y la Conquista de Granada

Los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, unieron sus reinos mediante su matrimonio en 1469, lo que marcó el inicio de la Monarquía Hispánica. Tras la muerte de Enrique IV, Isabel se enfrentó en la Guerra de Sucesión Castellana (1474-1479) a Juana la Beltraneja, apoyada por Portugal. Isabel salió victoriosa en la batalla de Toro (1476) y consolidó su reinado con el Tratado de Alcaçovas-Toledo (1479). Fernando II heredó Aragón en 1479, y juntos establecieron una unidad dinástica que mantuvo las instituciones particulares de cada reino, pero promovió proyectos comunes. La Guerra de Granada (1481-1492) se desarrolló en tres fases: en la primera (1481-1484), los Reyes Católicos aprovecharon la división interna del emirato; en la segunda (1484-1491), modernizaron el ejército y conquistaron Málaga; y en la tercera (1491-1492), derrocaron a El Zagal y, tras las Capitulaciones de Granada, Boabdil entregó la ciudad, marcando el fin del dominio musulmán en la península.

3.2. Exploración, Conquista y Colonización de América

El descubrimiento de América en 1492 por Cristóbal Colón marcó un hito en la historia europea. Aunque ya había habido expediciones nórdicas en la Edad Media, a inicios del siglo XV portugueses y castellanos comenzaron a buscar rutas hacia Oriente, especialmente después de que la toma de Constantinopla por los turcos dificultara el acceso a Asia. A finales de ese siglo, cuando Portugal lideraba en exploración, Colón propuso a los Reyes Católicos una ruta hacia el oeste. Partió el 3 de agosto de 1492 desde Palos con tres naves y, tras llegar a las Antillas, creyó haber alcanzado Asia debido a la idea de la esfericidad terrestre. Castilla y Portugal acordaron dividir las zonas de navegación mediante el Tratado de Tordesillas. Colón llegó a Guanahaní el 12 de octubre y, con el tiempo, la colonización se organizó a través de instituciones como la Casa de Contratación y el Consejo de Indias, generando profundos cambios económicos, políticos y culturales, así como la explotación de los pueblos indígenas.

3.4. Los Austrias del Siglo XVII: Política Interior y Exterior

El siglo XVII fue un periodo de crisis en España, bajo los llamados Austrias Menores. Felipe III inició su reinado delegando el poder en sus validos, como el Duque de Lerma, y enfrentó la bancarrota de 1607 y la expulsión de los moriscos en 1609. Su política exterior incluyó la Paz de Londres (1604), la Tregua de los Doce Años con los Países Bajos (1609) y la Guerra de los Treinta Años. Felipe IV, a través de su valido el Conde-duque de Olivares, impulsó reformas fiscales y la Unión de Armas en 1625, pero enfrentó la revuelta de Cataluña y la independencia de Portugal en 1640, además de conflictos en Andalucía, Nápoles y Aragón. Su política exterior incluyó la Guerra de los Treinta Años, la paz de Westfalia y los Pirineos, y la defensa de rutas americanas. El reinado de Carlos II estuvo marcado por guerras con Francia y la crisis sucesoria que desembocó en la Guerra de Sucesión.

3.6. La Guerra de Sucesión Española y el Sistema de la Paz de Utrecht

Carlos II nombró como heredero a Felipe V, pero el archiduque Carlos de Austria no lo aceptó, lo que desencadenó la Guerra de Sucesión (1701-1713). Inglaterra y Holanda apoyaron al archiduque, mientras que Francia respaldó a Felipe V. En 1711, el archiduque Carlos heredó el Imperio Austríaco. Los tratados de Utrecht (1713) y Rastadt (1714) finalizaron el conflicto europeo, aunque la guerra continuó en Cataluña. Dentro de España, Felipe V contó con el apoyo de Castilla y su modelo centralista, mientras que el archiduque obtuvo el respaldo de Aragón. Las batallas clave fueron Almansa, Brihuega y Villaviciosa. La paz de Utrecht reconoció a Felipe V como rey, pero España perdió territorios europeos y comenzó el dominio británico. Los Pactos de Familia fortalecieron la alianza franco-española, y con el último pacto, España participó en la Guerra de Independencia de Estados Unidos.

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