La Ilustración
La Ilustración promovía el uso de la razón en todos los aspectos de la vida: la fe, la tradición y las costumbres. Este movimiento atacó las instituciones del Antiguo Régimen, cuestionando los dogmas de la Iglesia, proponiendo nuevas utopías políticas y económicas, y demandando reformas en la administración, justicia y asistencia pública. También criticó los privilegios, la inutilidad y la prepotencia social de la nobleza.
La introducción de las ideas ilustradas en España fue lenta y tardía debido a la falta de burguesía y la resistencia de la Iglesia. Los ilustrados españoles buscaron compatibilizar el progreso con el cristianismo, proponiendo la renovación de la vida española a través de la educación, el desarrollo de las ciencias «útiles», y la implementación de reformas económicas y sociales desde el poder para aumentar la riqueza del país. Defendieron la dignidad de los oficios mecánicos.
Los ilustrados eran un grupo reducido de intelectuales de diversas clases sociales y miembros de la administración, entre los que destacaron Benito Feijoo, Enrique Flórez, Aranda, Floridablanca y Jovellanos. Se comunicaban a través de publicaciones periódicas y se reunían en las Sociedades Económicas de Amigos del País, que accedieron al poder durante el reinado de Carlos III. Confiaban en el impulso reformista de la monarquía absoluta borbónica, sin ser revolucionarios. El lema del despotismo ilustrado era: «todo para el pueblo, pero sin el pueblo», y las reformas debían realizarse desde el poder.
Reformas Agrarias
Las reformas agrarias fueron una de sus principales preocupaciones. Floridablanca destacó la existencia de tierras sin cultivar y propuso ponerlas en manos de los labradores. Olavide creó nuevos pueblos en Sierra Morena, trayendo colonos para explotar tierras incultas. Campomanes abogó por que el gobierno entregara a las familias campesinas no propietarias un patrimonio familiar de tierras indivisibles y que se modificaran los arrendamientos castellanos a corto plazo a favor de los censos catalanes a largo plazo. Jovellanos defendió la desvinculación de las tierras amortizadas para que se integraran en la economía de mercado, tributaran y aumentaran su productividad.
Las Encomiendas
En 1492, Cristóbal Colón descubrió América, dando inicio a su colonización. Esto llevó a la corona española a expandir sus territorios. En América, se implantó la administración, cultura, religión, arte y lengua de España. España, junto con Portugal, unificó el globo terrestre. El reparto de tierras entre ambos países se llevó a cabo en el Tratado de Tordesillas. Durante los siglos XVII y XVIII, se produjeron numerosos descubrimientos a ambos lados del océano Pacífico. De América se exportaban metales preciosos y productos agrícolas, mientras que se importaban cultivos, ganado y manufacturas industriales. También se produjo la importación de esclavos africanos. El comercio era controlado por la corona a través de la Casa de Contratación de Sevilla (1503).
Las encomiendas surgieron en la Edad Media con el fin de proteger a los pobladores de la frontera durante la Reconquista. El conquistador aspiraba a obtener tierras, nobleza y vasallos indios, lo cual iba en contra de los monarcas. Esta aspiración se desvaneció debido a la tendencia centralista al inicio de la Edad Media, que buscaba evitar un régimen señorial en las nuevas tierras. La encomienda se implementó principalmente en América y Filipinas, donde se entregaban indios a un español como fuerza de trabajo, aunque en el continente se entregaban los tributos de los indígenas.
A través de las encomiendas, se aseguró el asentamiento español en América y se garantizó mano de obra para las tierras y minas. Sin embargo, las encomiendas y las enfermedades traídas por los españoles fueron devastadoras para los indígenas. El abuso que sufrían los indígenas fue criticado por numerosos religiosos, lo que llevó a la creación de leyes en contra de este abuso (Leyes de Burgos). El repartimiento de Alburquerque dio poder a los repartidores para encomendar indios en nombre del rey y trasladarlos de un poblado a otro.
Fray Bartolomé de las Casas se convirtió en el principal defensor de los indígenas. Se decretó una nueva orden que establecía que, tras la muerte del encomendero, los indígenas dependerían de la corona. Los problemas con la encomienda continuaron hasta su abolición completa en 1718.
Las Reducciones Jesuíticas
Desde el siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII, se produjo una colonización distinta conocida como las reducciones jesuíticas. Las bases de este sistema eran la obediencia, el trabajo, el igualitarismo y la reglamentación de la vida indígena. El trabajo era obligatorio. Este grupo adoptó las creencias indígenas al cristianismo.