1. Clasificación y Tipología
Este documento es de tipo jurídico y naturaleza económico-social. Se trata de una fuente directa y primaria que muestra los cambios producidos en la transición de la propiedad colectiva y amortizada de los bienes eclesiásticos a la propiedad privada y desamortizada, principalmente en manos de la nobleza y la burguesía. El texto se enmarca en los inicios de la España Liberal, durante la Regencia de María Cristina, en la minoría de edad de Isabel II. En este momento, los liberales progresistas están en el poder tras el pronunciamiento de los sargentos de la Granja, que impusieron a la reina regente la Constitución de 1812. El autor es Juan Álvarez de Mendizábal, un destacado liberal progresista que perteneció al grupo de los liberales exaltados durante el Trienio Liberal y que se exilió en Gran Bretaña durante la Década Ominosa. Fue presidente de gobierno y ministro de Hacienda. La fecha de publicación de este decreto fue el 19 de febrero de 1837.
El destinatario, aunque el preámbulo va dirigido a la reina regente María Cristina, es el pueblo español, y más concretamente sus élites económicas: la burguesía y la nobleza, que son quienes poseen el capital necesario para adquirir los bienes desamortizados.
2. Análisis y Comentario del Texto
En el texto se pueden identificar varios puntos clave:
- Una justificación del interés nacional en la venta de «la masa de bienes raíces» declarados previamente «bienes nacionales». El objetivo principal era sanear la Hacienda Pública, muy endeudada, entregando estos bienes a cambio de títulos de Deuda.
- Un objetivo económico: convertir los bienes inmuebles de la Iglesia, especialmente la tierra, en propiedad privada y plena.
- Se destaca la importancia artística e histórica de algunos edificios que se salvarán de la venta y pasarán al servicio público.
El preámbulo del Decreto es una exposición de los argumentos fundamentales que la burguesía liberal utilizaba para llevar a cabo las reformas políticas, económicas y sociales en el proceso de la revolución burguesa. Es un resumen de la ideología burguesa sobre la función de la propiedad y su concepto de la economía. El nuevo concepto de la propiedad se basa en la propiedad plena y libre de los medios de producción, especialmente de la tierra. Para ello, era necesario expropiar las instituciones que en el Antiguo Régimen poseían la mayor parte del suelo cultivable. Posteriormente, estos bienes debían pasar a manos de nuevos propietarios que mejorarían la productividad del suelo mediante los mecanismos de un mercado libre. El Estado utilizaría estos recursos para saldar sus deudas con los tenedores de títulos de la Deuda, sanear la Hacienda Pública y obtener fondos para la guerra contra los carlistas.
Mendizábal, influenciado por su estancia en Inglaterra, importó a España una ideología que se estaba desarrollando en el proceso de destrucción del Antiguo Régimen y los pasos de la revolución liberal. El primer paso fue la promulgación de leyes para desvincular los bienes de la nobleza y desamortizar los bienes eclesiásticos y municipales. El proceso constaba de dos fases: primero, el Estado se apropiaba de los bienes, que dejaban de ser de «manos muertas» para convertirse en «bienes nacionales»; después, se vendían mediante subasta. En 1836, para consolidar el régimen liberal, era necesario ganar la guerra carlista, lo que requería los recursos económicos de la desamortización y el apoyo social de la burguesía. Además, al amortizar la Deuda Pública, el Estado saneaba la Hacienda.
Las fincas fueron tasadas por peritos de Hacienda y subastadas, alcanzando una puja media del 220% sobre el precio de salida. Aunque en teoría los lotes eran asequibles para grupos sociales de bajos ingresos, en la práctica los propietarios e inversores burgueses acapararon las compras, ya que eran los únicos con liquidez y capacidad para controlar las subastas. Además, la compra era un buen negocio: solo se abonaba el 20% al contado, y el resto se pagaba a plazos. Los bienes estaban muy desvalorizados, lo que los convertía en una ganga.
Si bien la desamortización podría haber sido más beneficiosa para el Estado e incluso haber servido para repartir la tierra entre los campesinos, Mendizábal buscaba beneficiar a la élite financiera y comercial, consolidando su prosperidad económica mediante la compra de bienes inmuebles.
3. Contexto Histórico
El proceso desamortizador se desarrolló durante la minoría de edad de Isabel II, con su madre María Cristina como regente. Aunque María Cristina no era liberal, la guerra civil la llevó a apoyar un liberalismo moderado y luego pleno. Tras dos gobiernos conservadores, la regente llamó al poder a los liberales progresistas, con Mendizábal como jefe de gobierno. España se encontraba en una profunda crisis económica, agravada por la guerra carlista. La nobleza y el clero presionaron a María Cristina, quien destituyó a Mendizábal. Sin embargo, el levantamiento de los sargentos de la Granja y las revueltas exigiendo un régimen liberal hicieron que la regente volviera a llamar a los progresistas al poder, nombrando a Mendizábal ministro de Hacienda para continuar con sus reformas. Estas reformas se frenaron cuando los moderados ganaron las elecciones en 1837.
4. Conclusión
La desamortización fue un hecho fundamental en el proceso de la revolución burguesa, marcando un cambio esencial en el sistema de propiedad y tenencia de la tierra. En España, se produjo de manera discontinua, con varias desamortizaciones previas. Los reformistas ilustrados del siglo XVIII ya habían señalado la necesidad de cambiar el sistema señorial de propiedad para obtener el máximo rendimiento de la tierra. En el Antiguo Régimen, gran parte de las tierras eran de «manos muertas», y para promover la reforma agraria, era necesario que pasaran a ser bienes privados susceptibles de mejoras técnicas.
Tras la muerte de Fernando VII, la revolución liberal burguesa se consolidó, y en medio de la guerra civil con los carlistas, Mendizábal puso en venta todos los bienes del clero regular, que pasaron a manos del Estado. Se subastaron tierras, casas, monasterios y conventos con todos sus enseres. Otra ley amplió la acción a los bienes del clero secular. El desmantelamiento de la propiedad de la Iglesia y sus fuentes de riqueza fue casi completo, aunque en 1845 se estableció una Contribución de culto y clero. Para entonces, la Iglesia había dejado de ser un estamento privilegiado, aunque conservaba su influencia.
La desamortización no resolvió el problema de la deuda, pero contribuyó a atenuarlo. Con la segunda desamortización de Madoz y el desarrollo económico, la deuda del Estado disminuyó. Se produjeron cambios sociales, como la conversión de la burguesía compradora en terrateniente. A medio y largo plazo, aumentó la producción agrícola y se modificaron los modos de explotación de la tierra. La desamortización también trajo la expansión de la superficie cultivada y una agricultura más productiva, pero también consecuencias culturales, como la pérdida de bienes culturales y el expolio de obras de arte.
El texto tiene valor como parte del ideario del liberalismo más radical, que buscaba desvincular la propiedad de los grupos del Antiguo Régimen y ponerla a disposición del mercado. El número de propietarios aumentó, pero dejó en la pobreza a muchos campesinos arrendatarios del clero regular y secular. Esta ley desamortizadora fue el antecedente de la ley de desamortización general de Madoz, que cumplió mejor sus objetivos de obtener ingresos para el Estado.