Fases de la Unificación Italiana
0) Revolución de 1848
Esta fase es un antecedente, aunque no tuvo éxito en términos de unificación, sí sentó las bases para el futuro. Se produjeron revueltas en las principales ciudades de Italia, como Milán, Roma y Nápoles, que buscaban la unificación italiana, aunque no se extendieron a todas las ciudades.
1) Guerra de Lombardía (1859)
Esta fase es realmente importante para la unificación italiana. Lombardía, la región donde se encuentra la ciudad de Milán (históricamente llamada »Milanesado»), pertenecía en esta época al Imperio Austriaco. La población en esa zona era mayoritariamente italiana.
Causas del estallido de la Guerra de Lombardía:
- Iniciativa de Piamonte: Este país italiano, liderado por el Conde de Cavour, tomó la iniciativa de la unificación. Cavour buscó aliados, ya que no se atrevía a enfrentarse solo a Austria, y encontró apoyo en Francia.
- Acuerdo de Plombières (1858): En esta localidad francesa, se firmó un acuerdo entre Piamonte y Francia que estipulaba lo siguiente:
- Si Piamonte entraba en guerra con Austria, Francia apoyaría a Piamonte.
- Ambos países se comprometían a no firmar la paz por separado.
- Como compensación, si se producía la victoria, Piamonte entregaría a Francia los territorios de Saboya y Niza.
Este acuerdo también es conocido como Acuerdo de Villafranca.
Desarrollo y Consecuencias
Cuando se firmó este acuerdo, estalló la Guerra de Lombardía. Destacan las batallas de Magenta y Solferino, muy costosas en pérdidas humanas para ambos bandos.
Piamonte ganó la guerra, pero Francia decidió firmar la paz con Austria, incumpliendo el Acuerdo de Plombières. A pesar de esto, Piamonte acabó cediendo Saboya y Niza a Francia.
Resultado de la Guerra
- Piamonte obtuvo Lombardía, pero a cambio perdió Saboya y Niza, que fueron anexionadas por Francia.
2) Incorporaciones de 1860
El resto de Italia, al ver que Piamonte se había unido a la causa de la unificación, se animó a incorporarse al proceso. Se plantearon referéndums en los ducados, que resultaron favorables a la unificación italiana.
En estos años se incorpora a la unificación Giuseppe Garibaldi, uno de los tres líderes políticos que promovieron la unificación. Al llegar a Italia, organizó una fuerza militar conocida como los »Mil Camisas Rojas» desde el puerto de Génova, uno de los más importantes de Italia. Reclutó gente y finalmente desembarcó en Sicilia, la parte más pobre de Italia en aquel entonces, para luego llegar a Nápoles.
Cavour envió una expedición desde el norte y buscó llegar a un acuerdo con Garibaldi para negociar el proyecto común. Garibaldi aceptó el debate político de la unificación. El resultado fue que, en 1861, se reunió por primera vez el Parlamento Italiano en la ciudad de Turín. Este planteamiento fue un poco caótico porque era la primera vez que se hacía.
El acuerdo que se alcanzó fue llevar a cabo la unificación italiana bajo una monarquía parlamentaria y liberal.
3) Últimas Incorporaciones
En estas últimas incorporaciones tuvo mucha influencia la unificación alemana. Los acontecimientos de la unificación alemana influyeron en los de la italiana y viceversa.
Primer Acontecimiento: Guerra Austro-Prusiana (1866)
Aprovechando la situación de Austria, los italianos consiguieron conquistar el territorio de Venecia, que se incorporó al proceso de unificación.
Segundo Acontecimiento: Los Estados Pontificios
Los Estados Pontificios (o Estados de la Iglesia) pertenecían a la Iglesia Católica. Aquí entra en juego una circunstancia relacionada con Prusia. El Papa intentó evitar que se debatiera la unificación, pero al no conseguirlo por vía militar, lo intentó por vía religiosa. En 1869, convocó el Concilio Vaticano I, una representación general de toda la Iglesia, en el que se acordó establecer la »infalibilidad» del Papa. Esto significaba que, en determinadas condiciones, el Papa se consideraba infalible y sus órdenes debían ser acatadas. El Papa utilizó esta infalibilidad para oponerse a la unificación, ordenando a los católicos que no participaran en política. Sin embargo, no le hicieron caso, y la consecuencia extrema era la excomunión.
Finalmente, muchos católicos siguieron al Papa.
Al año siguiente, en 1870, estalló la Guerra Franco-Prusiana. Las tropas francesas que protegían Roma tuvieron que regresar a Francia, dejando al Papa desprotegido militarmente. Los italianos aprovecharon esta situación para conquistar la ciudad. Más tarde, Roma pasó a ser la capital de Italia, en lugar de Turín.
Posteriormente a la unificación, en el siglo XX, se añadirían territorios como Trento.