El Sexenio Revolucionario y la Primera República Española (1873-1874): Causas, Etapas y Consecuencias

El Sexenio Revolucionario y la Primera República Española (1873-1874)

1. Las versiones del primer republicanismo español

La monarquía borbónica no era apoyada debido al respaldo de Isabel II a los moderados. La monarquía carlista no era aceptada por una gran parte de España, y la monarquía democrática de Amadeo de Saboya fracasó por el enfrentamiento entre los grupos políticos y por el rechazo a un rey extranjero.

El republicanismo surgió en 1837 y se consolidó durante la regencia de Espartero. Tanto los republicanos unionistas como los republicanos federalistas nacieron juntos y aglutinados en torno a unos principios básicos: la defensa del sufragio universal, el unicameralismo y la oposición al centralismo moderado.

Antes de que los partidos obreristas ganaran fuerza, el republicanismo reflejaba las demandas sociales de las clases bajas, aunque sus líderes provenían principalmente de la burguesía ilustrada. Para los obreros y campesinos, la República simbolizaba la lucha contra los ricos y la redistribución de tierras, similar a una desamortización. Todos los grupos republicanos se preocupaban por mejorar la educación y corregir los desequilibrios sociales, siempre dentro de un régimen liberal burgués participativo.

La proclamación de la Primera República y sus avatares políticos terminarían configurando los grupos esenciales en el republicanismo español:

  • Los unionistas: partidarios de una República centralista.
  • Los federalistas: dirigidos por Pi y Margall, partidarios de una república federal. Este era el grupo predominante.

1.1. Etapas de la Primera República

El mismo día que se produjo la abdicación de Amadeo de Saboya, las Cortes españolas, que aún seguían una constitución monárquica y estaban compuestas por diputados monárquicos, proclamaron la Primera República. El contexto en el que nacía era claramente hostil debido a que la Hacienda pública se encontraba exhausta, a las dos contiendas bélicas (la tercera guerra carlista y el movimiento independentista cubano) y a la división interna entre los republicanos federalistas y unitarios. La República no consiguió unir a estos grupos españoles. La Primera República transcurrió entre el 11 de febrero de 1873 y el 3 de enero de 1874. Durante este tiempo, la República fue presidida por Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Emilio Castelar.

1.1.1. La República Federal y el movimiento cantonalista

El primer presidente fue Figueras, entre febrero y junio de 1873. Se rodeó de personajes insignes del republicanismo español para gobernar, como Castelar, Pi y Margall o Salmerón, y también de ministros monárquicos. Las tentativas desestabilizadoras llevaron a disolver las Cortes y convocar elecciones. Estas dieron el triunfo a las candidaturas republicano-federales ante la inhibición de las demás fuerzas políticas: alfonsinos, obreristas y radicales. Figueras quería una república federal, pero no consiguió la unidad debido a la oposición de los grupos españoles y huyó a la frontera francesa.

Tras la marcha de Figueras, Pi y Margall fue nombrado presidente entre el 11 de junio y el 18 de julio de 1873. Quería una república federalista desde abajo, que surgiera del pueblo, cuyo programa consistía en: la estructuración del país en quince Estados federales más Cuba y Puerto Rico, la abolición de la esclavitud en Cuba, el control del ejército, la abolición de las quintas, la recompensa a los soldados, la separación de la Iglesia y el Estado, la reforma que favoreciera a los labradores sin tierra, la regulación del trabajo de los niños y la implantación de la enseñanza obligatoria.

Este presidente tuvo dos graves problemas: la intensificación de la guerra carlista y la insurrección cantonal, que sería la tercera guerra que mantenía España en ese momento.

El fracaso electoral de 1872 impulsó a los carlistas a la acción militar, aprovechando la caída de Amadeo de Saboya y la debilidad de la Primera República para obtener ventajas en el País Vasco, Navarra y Cataluña. Fueron derrotados definitivamente en 1876 con la Restauración.

El movimiento cantonalista, impulsado por republicanos exaltados, buscaba una República federal desde los municipios, proclamando estados federales en varias regiones. La represión del ejército fue dura, especialmente en Cartagena.

En Andalucía, los federales y el movimiento obrero participaron activamente en la insurrección. Pi y Margall dimitió el 18 de julio, acosado por la guerra carlista y el levantamiento cantonalista.

1.1.2. La República Unitaria

El sustituto de Pi y Margall fue Nicolás Salmerón (20 de julio – 5 de septiembre de 1873), que recurrió al ejército. Los generales más destacados fueron Martínez Campos y Pavía. Atacaron a los cantonalistas, excepto en Cartagena. Su negativa a firmar unas penas de muerte le llevó a dimitir el 5 de septiembre, lo que dio paso a la presidencia de Castelar.

Emilio Castelar fue presidente desde septiembre hasta enero de 1874. Fue el hombre que llevó a un giro conservador la República. Llamó al ejército para imponer orden. Reorganizó el ejército y prosiguió la lucha contra el cantonalismo, la guerra carlista y la revuelta cubana. Le pidió a las Cortes gobernar tres meses sin ellas para acabar con la guerra y el 2 de enero las reunió para pedir más tiempo. Al perder una moción de confianza, dimitió como presidente, lo que provocó la intervención de las fuerzas del general Pavía (su amigo), que penetraron en el Congreso y disolvieron las Cortes.

1.1.3. La república presidencialista y la Restauración borbónica

Tras el golpe de Estado del general Pavía, Serrano asumió el poder ejecutivo. Comenzaba la llamada República del 74 o república presidencialista, de enero a diciembre de 1874, acabando con el cantonalismo de Cartagena.

El gobierno de Serrano implementó un programa para restablecer el orden y asegurar el apoyo de los sectores conservadores. Como parte de este programa, disolvió la sección española de la Primera Internacional y declaró ilegales a los republicanos federales.

Mientras tanto, Cánovas del Castillo promovió a Alfonso XII para que fuera el rey de España mediante la eliminación de la figura de Isabel II, que abdicó en su hijo. Cánovas se encargó de que Alfonso recibiese una educación militar en Alemania y constitucionalista en Inglaterra con el fin de traerlo preparado a España para reinar.

El 1 de diciembre de 1874, el príncipe Alfonso firmó el Manifiesto de Sandhurst, que fue redactado por Cánovas. En este documento se sintetizaba el programa de la nueva monarquía en el caso de que Alfonso obtuviese el trono. En concreto, un régimen monárquico de signo constitucional, conservador y católico, que defendería el orden social pero garantizando el funcionamiento del sistema político liberal, y se comprometía a la ausencia de represalias. Cánovas intentó proclamarlo rey mediante una votación popular, pero el general Martínez Campos dio un golpe de Estado, precipitando así el triunfo de la causa borbónica al pronunciarse en Sagunto el 29 de diciembre de 1874, proclamando como rey de España a Alfonso de Borbón. El gobierno apenas opuso resistencia y Serrano partió al exilio. Se iniciaba la Restauración Borbónica.

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