Otras Conquistas y Exploraciones
La expansión española en América y Asia continuó tras las grandes conquistas. Pedro de Valdivia completó la conquista de Chile (1540-1542) y fundó Santiago de Chile. Simultáneamente, los lugartenientes de Pizarro conquistaron el sur de Perú y Bolivia, conocidas como Charcas. En esta región, el hallazgo de las minas de plata de Potosí (1545) impulsó la fundación de ciudades como Sucre, Potosí y La Paz (1548). Hacia 1550, la conquista territorial mayoritariamente terminó, y las exploraciones se centraron en ampliar dominios bajo los virreyes del Perú y México.
En Asia, durante el reinado de Felipe II, se anexaron las Filipinas, donde Legazpi fundó Manila (1571). Además, el cosmógrafo Andrés de Urdaneta estableció la ruta de regreso a América a través del Pacífico, conocida como el tornaviaje, integrando aún más el Imperio hispano.
La Organización de la América Hispana
La América española fue organizada administrativamente por la Corona a través de nuevos organismos:
- La Casa de Contratación (1503), con sede en Sevilla, controlaba el comercio y la navegación con América, gestionando impuestos, mapas, formación de pilotos y la inspección de navíos.
- El Consejo de Indias (1524) gobernaba desde Castilla con funciones legislativas, ejecutivas (designaba funcionarios) y judiciales.
En América se establecieron dos virreinatos:
- Nueva España (1535, Ciudad de México).
- Perú (1544, Lima).
Cada virreinato era dirigido por un virrey, representante del rey y máxima autoridad. Estos territorios se dividían en provincias gobernadas por gobernadores, mientras que las ciudades estaban gestionadas por cabildos o ayuntamientos. Las Audiencias eran el máximo órgano judicial en las colonias.
La Explotación Económica de las Indias
La explotación económica de América tuvo un gran impacto en Europa y en las propias colonias:
- Metales preciosos: El oro y la plata extraídos en América, especialmente de minas como Potosí y México, solucionaron la falta de moneda en Europa, impulsaron la economía, pero también provocaron una inflación con efectos sociales y políticos significativos.
- Intercambios comerciales: América recibió de España productos como trigo, vid, olivo, arroz, caballos, cerdos y ovejas, mientras que Europa incorporó alimentos como maíz, cacao, patata, tomate y tabaco.
Sistemas de trabajo forzado:
- Encomienda: Tierras y grupos de indígenas eran entregados a colonos, quienes debían proteger y evangelizar a los indígenas, pero frecuentemente abusaron de ellos.
- Mita: Sistema por el cual las tribus indígenas debían enviar trabajadores a las minas a cambio de un salario controlado.
Explotación de los indígenas: La distancia de la monarquía y la percepción de inferioridad de los indígenas fomentaron abusos. Para evitarlo, la Corona promulgó leyes como las Leyes de Burgos (1512) y las Leyes Nuevas (1542). Además, religiosos como Bartolomé de Las Casas y Antonio de Montesinos denunciaron los abusos y defendieron los derechos de los indígenas.
La Sociedad Colonial
La sociedad colonial americana se caracterizó por transformaciones demográficas, culturales y sociales:
- Descenso de la población indígena: Las enfermedades introducidas por los colonos, los enfrentamientos militares y el trabajo forzado provocaron una drástica disminución de los indígenas, especialmente en zonas como las Antillas, donde la falta de mano de obra fue suplida con esclavos africanos.
- Diversidad étnica:
- Los españoles que emigraron se mezclaron con los indígenas, dando lugar a los mestizos, hoy mayoría en muchos países hispanoamericanos.
- Los criollos, descendientes de españoles nacidos en América, también tuvieron un papel importante en la sociedad colonial.
- Evangelización y educación: Frailes dominicos, franciscanos, agustinos y jesuitas lideraron la evangelización, extendieron el castellano y establecieron escuelas y universidades como las de Santo Domingo, México y Lima.
- Difusión cultural: La imprenta, introducida primero en México, impulsó la educación y la castellanización de los indígenas, quienes comenzaron a aprender el idioma junto con sus lenguas nativas.
Los Austrias Menores
El siglo XVII fue una época de crisis para el Imperio de los Austrias: se registró la pérdida progresiva de la hegemonía política en los territorios europeos, y se produjeron la decadencia económica y una grave crisis económica y social.
En el siglo XVI, Carlos I y Felipe II (Austrias mayores) se habían encargado personalmente del gobierno de sus reinos. En el siglo XVII, Felipe III, Felipe IV y Carlos II renunciaron a ejercer las tareas de gobierno, que pasaron a manos de ministros omnipotentes, los validos o privados.
La Crisis de 1640
En plena depresión económica y guerra contra Francia, el aumento de los impuestos y la exigencia de soldados y recursos desembocaron en la crisis de 1640.
- Cataluña se sublevó y contó con el apoyo de Francia. El ejército de Felipe IV ocupó Barcelona.
- En Portugal se produjo una rebelión para exigir la independencia y se proclamó rey al duque de Braganza. La Corona reconoció la independencia en el reinado de Carlos II (1668).
Los Austrias del Siglo XVII/ El Gobierno de los Válidos
Durante el siglo XVII, los monarcas de la dinastía de los Austrias delegaron gran parte del poder en los válidos, figuras que concentraron la autoridad:
- Felipe III (1598-1621): Bajo su reinado, el duque de Lerma y el duque de Uceda gobernaron en su nombre. Destacó la expulsión definitiva de los moriscos, un hecho relevante para la política interior.
- Felipe IV (1621-1665): Su valido más influyente fue el conde-duque de Olivares, cuyo gobierno se caracterizó por un intento de centralización y mayor autoritarismo, aunque enfrentó crisis internas y externas que debilitaron el imperio.
- Carlos II (1665-1700): Conocido como «el Hechizado», fue un rey débil y enfermizo que dejó el poder en manos de varios validos, como Francisco Valenzuela y Juan José de Austria. Su muerte sin herederos provocó la Guerra de Sucesión Española, que marcó el fin de la dinastía de los Austrias.
La Guerra de los Treinta Años y el Fin de la Dinastía
La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) comenzó como un conflicto religioso entre católicos y protestantes, pero evolucionó en una lucha política contra el dominio de los Habsburgo en Europa. Finalizó con la Paz de Westfalia, donde España perdió definitivamente las Provincias Unidas de los Países Bajos.
Después de Westfalia, España continuó la guerra con Francia hasta la Paz de los Pirineos (1659), en la que cedió el Rosellón y la Cerdaña. Durante el reinado de Carlos II, España firmó la Paz de Lisboa, que reconoció la independencia de Portugal, y el Tratado de Nimega, donde Francia obtuvo el Franco Condado. Estos eventos reflejaron el declive de la monarquía hispánica, debilitada política y territorialmente.
El Reformismo Borbónico en el Siglo XVIII
El reformismo borbónico comenzó en 1700 con la llegada al trono de España de la dinastía francesa de los Borbones, lo que marcó el inicio del absolutismo monárquico. Durante los reinados de Felipe V y Fernando VI, se implementaron medidas para centralizar el estado y reorganizar una administración y economía que se encontraban en crisis desde el siglo XVII.
La combinación del absolutismo y las ideas de la Ilustración dio lugar al Despotismo ilustrado, un sistema que predominó en Europa. El reinado de Carlos III (1759-1788) es un ejemplo claro de este modelo, ya que implementó un ambicioso programa de reformas que afectaron la estructura económica, social y cultural de España, siempre bajo la premisa de la razón. El enfoque económico de las reformas se centró en impulsar sectores productivos y comerciales, fomentando la inversión y el trabajo, tanto en la agricultura como en la industria, sin cuestionar nunca el poder real.