Pilares, Evolución y Declive del Franquismo (1939-1975)
Pilares del Franquismo
Los cuatro elementos definitorios principales del Franquismo fueron:
- Nacionalismo: Concebía la patria como una comunidad racial, lingüística, religiosa e histórico-cultural arraigada intemporalmente en un territorio con una misión histórica.
- Imperialismo: España mantenía una vocación de imperio.
- Nacionalcatolicismo: Unión de la Iglesia y el Estado, en virtud de la cual, la defensa de la fe era parte de la esencia histórica de España. La jerarquía eclesiástica se integró en las instituciones del Estado.
- Anticomunismo: El comunismo estaba enfrentado con los valores cristianos, y el liberalismo era una doctrina individualista importada y ajena a la tradición del país.
Bases Políticas
El Franquismo constituyó un régimen dictatorial que se institucionalizó a través de las Leyes Fundamentales del Reino.
Forma de Estado
España se configuró como un Estado centralista, confesional, social y tradicionalista. Se suprimió cualquier forma de autonomía, con el establecimiento de una única administración y la imposición de la unidad lingüística. La religión católica era la oficial del Estado y se manipuló la historia de España en las escuelas para ensalzar la figura del Franquismo. España se convirtió en reino en 1947, aunque el trono permaneció vacío. La jefatura del Estado se vinculó a Franco, con derecho a designar a su sucesor a título de rey.
Poderes del Estado
Franco ostentó el supremo poder político y asumió las jefaturas de Estado y Gobierno. La Ley Orgánica del Estado facultó a Franco para designar al jefe del Gobierno entre candidatos propuestos por el Consejo del Reino. Las Cortes se convirtieron en un órgano de validación de leyes, con escaso peso político. Sus integrantes recibieron la denominación historicista de procuradores, y su designación era muy compleja.
La Religión
El catolicismo se reconoció como la religión oficial del Estado y las relaciones entre Iglesia y Estado estuvieron reguladas desde 1953 por el Concordato. La doctrina católica inspiró buena parte de la legislación, la moral, la educación o la sanidad. La jerarquía católica obtuvo el derecho a ocupar puestos relevantes en los órganos del Estado.
Derechos, Libertades y Política Social
El Fuero de los Españoles contempló la existencia de derechos individuales, subordinados a los principios del régimen y restringidos por una legislación muy autoritaria. La política social se desarrolló en leyes y normas jurídicas como la ampliación de la Seguridad Social o la creación de la Magistratura del Trabajo. Los sindicatos fueron prohibidos y en su lugar se estableció un sistema corporativista. La Organización Sindical, formada por 28 sindicatos verticales. Los altos cargos eran designados por el Gobierno.
Participación Política
Durante el régimen franquista la participación política se vio reducida a referéndum, solamente reservados para asuntos de especial trascendencia.
Movimiento Nacional
El Movimiento Nacional, nombre con el que se conoció a la Falange Española Tradicionalista, actuó como partido único en la organización del Estado. Compartió influencias y cargos con otras tendencias del bloque dominante. El partido se estructuró a escala local, provincial y nacional. Franco se mantuvo como jefe nacional del Movimiento, cuyos componentes eran procuradores al mismo tiempo.
Bases Sociales
Los principales grupos que apoyaron el Franquismo fueron:
- La antigua clase terrateniente y propietaria, que recuperó su papel social, al tiempo que se le devolvieron las tierra expropiadas durante la República.
- Los pequeños y medianos agricultores, especialmente los castellanos, tradicionalmente conservadores.
- Los militares, que habían formado parte del ejército golpista durante la guerra.
- La mayor parte del clero, que se vio favorecido por el nacionalcatolicismo.
- Las clases medias urbanas, integradas por funcionarios y empleados, que crecieron en relevancia social sobre todo en la década de los sesenta y sostuvieron al régimen en su última etapa.
El Franquismo intentó atraerse a la clase obrera a través de la Organización Sindical y su política social. Sin embargo, lo que más propició el acercamiento de este sector al Franquismo fue el progreso económico de la década de los sesenta.
Etapas del Franquismo
Posguerra y Autarquía (1939-1953)
En 1939, España era un país destruido y con una sociedad desestructurada por la guerra. El régimen franquista tuvo que reestructurar el país y consolidar el nuevo modelo político en unas duras condiciones internas (malas cosechas, represión, etc.) y externas, derivadas de la Segunda Guerra Mundial y del posterior aislamiento internacional.
La Posguerra
La posguerra significó una etapa de carencias. Ante la escasez de alimentos, en enero de 1940 se impuso obligatoriamente la cartilla de racionamiento para asegurar el reparto de los insuficientes productos de primera necesidad; de manera especial, la escasez también afectó al calzado. La población se hacinó en viviendas reducidas e insalubres y reaparecieron algunas epidemias. El transporte se vio afectado por la falta de gasolina, e incluso se recurrió al gasógeno. La Iglesia controlaba la educación y tenía gran influencia en las familias y en las costumbres. Se estableció la censura oficial en la prensa con prohibición de libros, películas… La represión afectó a miles de presos republicanos, algunos condenados a muerte y otros a trabajos forzados. Hubo presencia en los años posteriores de “la guerrilla antifranquista” formada por los “maquis”, pero sus acciones no fueron una verdadera amenaza. Cuando terminó la II Guerra Mundial, la República se reorganizó con la reunión de los restos de las Cortes de 1936 en México. Diego Martínez Barrio fue el presidente elegido en el exilio.
Política Exterior
Hasta 1953 la política exterior del Franquismo estuvo condicionada por los acontecimientos internacionales. En 1939 España se proclamó neutral, a pesar de su acercamiento ideológico con el Eje. En 1940 cambió su condición por la de potencia beligerante (debido a triunfos del Eje). El 23 de octubre de 1940 Hitler negoció con Franco (en Francia, Hendaya) la entrada de España en la guerra. No se llegó a ninguna parte debido a las altas exigencias de Franco. La entrada en la guerra se aplazó, sin embargo Franco envió a la División Azul a la contienda en Leningrado, con el pretexto de la lucha contra el comunismo. En 1943 tras las primeras victorias aliadas España pasó de nuevo a ser neutral. El fin de la guerra supuso un aislamiento hacia el Franquismo: Francia cerró sus fronteras y la ONU aconsejó la retirada de embajadores de España. El gobierno se mantuvo precariamente, aunque hubo ayudas norteamericanas y argentinas. El comienzo de la Guerra Fría modificó el panorama internacional y el anticomunismo de Franco lo acercó al bloque occidental. A finales de los cuarenta se inició un acercamiento hacia Estados Unidos que finalizó en 1953 con el acuerdo militar hispano-norteamericano.
La Autarquía
La autarquía fue la política económica seguida por los primeros gobiernos de Franco. El Estado redujo al mínimo los intercambios con el exterior, propició la explotación de los recursos propios para lograr la autosuficiencia y practicó el intervencionismo sobre toda la actividad productiva. Destacó:
- La creación del Instituto Nacional de Industria (impulsar la creación de industrias nacionales).
- Aprovechamiento de materias primas propias.
- La protección de la agricultura (colonización de tierras).
- Fijación de altas barreras arancelarias (proteger industria española).
La autarquía no consiguió sus objetivos, debido entre otros factores a la aparición de sequías. Las cartillas de racionamiento dieron lugar al mercado negro (estraperlo).
La Ruptura del Aislamiento (1953-1959)
En 1953 dos acontecimientos marcaron el fin del aislamiento del régimen y el inicio de su reconocimiento internacional. El 27 de agosto de 1953 se firmó el Concordato con la Santa Sede. Franco obtuvo el respaldo del Vaticano. A cambio, la religión católica se convirtió oficialmente en la única de la nación española.
En septiembre de 1953, España y Estados Unidos firmaron el Convenio de Amistad y Cooperación, acuerdo militar y económico por el cual se cedía a este país el uso de una serie de bases militares, navales y aéreas, y de instalaciones de apoyo logístico. Como contraprestación, Estados Unidos reconoció al régimen y facilitó la llegada de comida. Las condiciones del acuerdo fueron tan poco ventajosas para los intereses nacionales que, a partir de ese momento, la diplomacia española se marcó como objetivo su revisión.
En 1955 España ingresó en la ONU. Poco antes lo había hecho en diversos organismos de las Naciones Unidas, como la UNESCO.
En cuanto al régimen, José Solís y Laureano López Rodó protagonizaron entre otros las posteriores etapas del régimen. Joaquín Ruiz Giménez (ministro de Educación) fue el primero que quiso hacer una apertura dentro del Franquismo. Quiso la vuelta de intelectuales y renovar la universidad. En la oposición el PSOE dejó de ser la fuerza hegemónica en al izquierda en tanto que el PCE se reorganizó. La descolonización de Marruecos: España renuncia a su protectorado sobre Marruecos en junio de 1956.
El Desarrollismo (1959-1973)
A finales de la década de los años cincuenta el Franquismo se encontraba consolidado y contaba con la aceptación de gran parte de la sociedad, y del panorama internacional. Sus principales preocupaciones eran de carácter económico.
El Plan de Estabilización (1959)
La economía española soportaba una inflación alta, un déficit público elevado y una deuda desmesurada. Carecía de reservas de divisas y la autarquía era incapaz de ampliar el tímido desarrollo industrial, al dificultar el crecimiento de sectores dinámicos y limitar la entrada de tecnología y capital extranjeros.
Los políticos que habían accedido al poder en 1957, convencidos de la necesidad de promover un crecimiento de la economía española, y siguiendo las recomendaciones del Banco Mundial, pusieron en marcha en 1959 el Plan de Estabilización. Alberto Ullastres y Mariano Navarro Rubio fueron sus principales artífices. Como otros ministros «económicos» estaban vinculados a los tecnócratas y al Opus Dei.
El Plan de Estabilización aplicó medidas técnicas como la devaluación de la peseta para adecuarla a su valor real de mercado, la reducción del gasto público, la liberalización parcial del comercio exterior o la reducción de trabas a las inversiones extranjeras en España.
Muchos de sus objetivos planteados se lograron: la inflación se contuvo y la economía se liberalizó con el abandono de la autarquía y con la llegada de tecnología y de créditos extranjeros. Todo ello posibilitó el crecimiento económico.
Los Planes de Desarrollo
Tras la estabilización, los Planes de Desarrollo canalizaron el ya iniciado proceso de crecimiento. A partir de 1964, se establecieron planes cuatrienales con unas previsiones de crecimiento vinculantes para las empresas del sector público e indicativas para el sector privado. El tercer plan no llegó a completarse, ya que la crisis económica de 1973 lo paralizó.
Factores del Desarrollismo
Además del esfuerzo popular y de la coyuntura internacional, muy favorable, tres factores contribuyeron al desarrollo nacional:
- Turismo extranjero. Aumentó favorecido por los bajos precios, el clima, la aceptación internacional del régimen y la elevación del nivel de vida de los europeos. Estimuló el desarrollo de sectores como la construcción, la hostelería o el transporte e introdujo nuevos hábitos culturales y formas de vida. Pero sobre todo aportó gran cantidad de divisas, empleadas en equilibrar la balanza de pagos y en compras de equipamiento industrial.
- Emigración. Comenzó con la puesta en marcha del Plan de Estabilización. Entre 1960 y 1970, más de un millón de trabajadores se desplazaron a países de la Europa desarrollada. En su momento álgido casi una décima parte de la fuerza de trabajo española se encontraba en el extranjero. La emigración alivió el problema del paro, sobre todo en el campo, y contribuyó al saneamiento del déficit comercial con la repatriación de divisas.
- Inversiones extranjeras. Encontraron grandes facilidades por parte del Gobierno español, sobre todo las norteamericanas. Las empresas extranjeras importaron su propia tecnología y contribuyeron al desarrollo industrial, obteniendo altos beneficios.
A comienzos de la década de los años setenta, España era el décimo país más industrializado del mundo, con una elevada producción de acero, cemento, electricidad, automóviles y barcos. Sin embargo, carecía de tecnología, capital y fuentes de energía propias, y padecía una fuerte dependencia del exterior. Además, persistía el tradicional atraso agrícola y acusados desequilibrios territoriales.
Las Transformaciones Sociales
Se estableció la moderna sociedad de consumo, con el aumento de unas clases medias, que mandaban a sus hijos a la universidad y que comenzaban a disfrutar del ocio y del turismo.
Otra consecuencia evidente de este desarrollo fue el éxodo rural, lo que provocó su crecimiento incontrolado con graves problemas de infraestructura y chabolismo.
Aspectos Políticos
El hecho de mayor trascendencia política fue la designación por las Cortes para jefe del Estado de Juan Carlos de Borbón y Borbón.
Oposición al Régimen
La oposición se amplió tanto fuera como dentro de España:
- Reunión de Múnich: reunión de representantes de la oposición para exigir una democracia.
- PCE.
- Católicos: parte de la Iglesia católica española luchó por la democracia.
- Sindicatos UGT, CCOO.
- Universitarios.
- Independentismo vasco.
El Final del Franquismo y el Comienzo de la Transición (1973-1975)
La dictadura franquista había entrado a comienzos de 1973 en una profunda crisis. La oposición democrática, desde posiciones externas al régimen, demandaba su desaparición. En el seno del régimen se enfrentaban un sector inmovilista, conocido como el «búnker», y otro, partidario de reformas, a los que se denominó «aperturistas».
El 20 de diciembre de 1973, minutos antes de comenzar el juicio contra los dirigentes obreros, Carrero Blanco fue asesinado por un comando de ETA. El más cercano colaborador de Franco, la persona destinada a continuar su obra, desapareció. La incertidumbre se alzó sobre el futuro político inmediato.
Carlos Arias Navarro, ministro de Gobernación y miembro de la línea inmovilista, fue designado por Franco en sustitución del presidente asesinado. Los problemas de su gobierno se concentraron en la alta inflación, en el descontento de obreros y estudiantes hacia el régimen, y en el terrorismo. En el primer semestre de 1974, los efectos de la crisis se agravaron. El petróleo subió un 70% en menos de un solo año, aumento que, al recaer sobre el consumo, mermó la capacidad adquisitiva de los españoles. La crisis económica se agravó.
El Final del Régimen
A finales de 1974 entró en vigor la Ley de Asociaciones Políticas, que permitía, con grandes restricciones y conservando lo esencial del régimen, la existencia de grupos políticos. En marzo de 1975, como contrapeso a esa concesión al inmovilismo, Arias dio entrada en su gobierno al aperturista Fernando Herrero Tejedor como ministro secretario general del Movimiento. Su prematura desaparición, en accidente de tráfico, devolvió la cartera al franquismo tradicional, pero trajo a la primera fila de la política a su joven colaborador Adolfo Suárez. El gobierno intensificó la represión con la proclamación del estado de excepción en Vizcaya y Guipúzcoa, ante la protesta obrera y las acciones de ETA. En agosto entró en vigor una dura ley antiterrorista, a tiempo que la censura actuó con el secuestro de ediciones de semanarios críticos como Cambio 16 o Triunfo.
La protesta se hizo cada vez más evidente. Una parte de la oposición, recelosa del protagonismo del PCE en la Junta Democrática, fundó la Plataforma de Convergencia Democrática, que incluía al PSOE, la Unión Social- Demócrata Española, la Izquierda Democrática, UGT y el PNV. La Plataforma y la Junta se decantaron hacia la ruptura democrática con la demanda de amnistía, el restablecimiento de las libertades y la celebración de elecciones libres.
En este ambiente tenso, el 27 de septiembre de 1975, dos militantes de ETA y tres del FRAP fueron ejecutados en aplicación de la ley antiterrorista. Las presiones para conseguir el indulto dentro de España, pero sobre todo a escala internacional, fueron muy intensas, y trece países llamaron a consultas a sus embajadores.
Franco recurrió a las concentraciones en la Plaza de Oriente y, así, el 1 de octubre recibió la adhesión de sus partidarios desde un balcón del Palacio Real. Pocos días después cayó enfermo. Arias Navarro se encontró aislado. Los rupturistas de la Junta y la Plataforma y los reformistas del régimen reclamaban cambios a los que el sector inmovilista se resistía.
La situación se complicó con la cuestión del Sahara Occidental. El gobierno se había propuesto poner fin a la presencia española en esta colonia mediante un proceso de autodeterminación. Marruecos reivindicaba el territorio y el rey Hasán II organizó la Marcha Verde, movilización de miles de súbditos desarmados que confluyeron en la frontera para ocupar el Sahara, aunque finalmente desistieron de su propósito.
El propio don Juan Carlos, jefe del Estado en funciones por la enfermedad de Franco, visitó El Aaiún en apoyo de la guarnición y como respaldo a las iniciativas españolas.
El gobierno de Arias Navarro, paralizado por la grave situación interna del país, sin el apoyo decidido de la ONU y con la presión de Estados Unidos, modificó su actitud y suscribió el Tratado de Madrid en noviembre de 1975. A cambio de un acuerdo pesquero y garantías sobre Ceuta y Melilla, el Sahara quedó sometido a una administración a cargo de Marruecos y de Mauritania hasta la convocatoria de un referéndum de autodeterminación, que no llegó a realizarse.
El 20 de noviembre de 1975 Francisco Franco falleció en Madrid. El presidente del Gobierno comunicó al país la noticia a través de la televisión, y leyó el testamento político de la persona que había dirigido dictatorialmente la política del país durante tantos años. Se cerraba así una etapa de la historia de España.