De Fontainebleau a la Constitución de Cádiz: El Ocaso del Absolutismo en España (1807-1823)

El Contexto Previo a la Guerra: El Tratado de Fontainebleau y la Crisis Interna

El Tratado de Fontainebleau (1807), firmado por Godoy y Napoleón, tenía como objetivo repartirse Portugal y sus posesiones de ultramar entre España y Francia. Para la conquista de Portugal, las tropas francesas entraron por los Pirineos. Sin embargo, Napoleón pretendía ocupar toda la Península Ibérica, con el fin de establecer un reino dependiente, cuyo monarca sería su hermano José Bonaparte.

La llegada de tropas francesas a Madrid, Barcelona y otras ciudades puso de manifiesto las intenciones de Napoleón de ocupar el territorio español. Godoy convenció a la familia real para que se trasladara a Sevilla.

El Motín de Aranjuez

El plan del primer ministro fue considerado ofensivo por una parte de la corte, que lo interpretó como una rendición de Godoy ante Napoleón. El príncipe Fernando y los sectores de la corte contrarios a Godoy instigaron el Motín de Aranjuez en 1808.

Este motín provocó la caída de Godoy y obligó a Carlos IV a abdicar. En marzo de 1808 asumía el trono Fernando VII. Estos hechos fueron un exponente de la debilidad de la monarquía española: padre e hijo se disputaban el poder y recurrían a Napoleón, mientras las tropas francesas ocupaban la Península.

Las Abdicaciones de Bayona

Napoleón convocó a Carlos IV y a Fernando VII en Bayona, donde los forzó a abdicar a favor de su hermano José Bonaparte. Durante los meses siguientes, una asamblea de notables españoles aprobaba en esa ciudad una especie de constitución -el Estatuto de Bayona-, otorgada por Napoleón, proclamando a José I rey legítimo de España.

Un grupo de cortesanos de ideas ilustradas se ofreció para colaborar. Eran ilustrados que vieron la oportunidad para sacar al país del vacío de poder. También creyeron que era el momento de llevar a la práctica muchas de las reformas ilustradas y liberales en la sociedad española y en su organización política que no se habían podido llevar a cabo por la oposición de los conservadores, la nobleza y el clero. Estos colaboradores de José I recibieron el nombre de afrancesados.

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

El 2 de Mayo: Inicio de la Guerra

La nueva situación política no llegó a consolidarse. El 2 de mayo de 1808 se produjo un alzamiento popular en Madrid. La sublevación se extendió rápidamente a otras ciudades españolas. Los sublevados no aceptaban al nuevo rey y, ante la ausencia de un poder legítimo, se dispusieron juntas provinciales de defensa, que constituyeron un poder paralelo al de la nueva monarquía. Una de las misiones que se plantearon estas juntas fue organizar el levantamiento militar contra las tropas francesas.

Una parte del ejército español se reorganizó, y atacaban la retaguardia de las columnas militares invasoras. Se iniciaba, así, la Guerra de la Independencia, que duró hasta 1814.

En este conflicto fue muy importante la intervención de la armada y del ejército británico, ya que era la gran enemiga de Francia en Europa.

El Desarrollo de la Guerra

En una primera fase, en 1808, se produjo una vigorosa reacción popular. Los franceses, sorprendidos, establecieron un plan para acabar con la resistencia. Para ello tuvieron que someter ciudades que se habían hecho fuertes y que habían proclamado su independencia y su oposición a José I, como Girona y Zaragoza. En Andalucía, el general Castaños venció a las tropas francesas junto a la ciudad de Bailén, lo que obligó a José I a abandonar Madrid.

Hasta 1812, la segunda fase de la guerra supuso el control francés del territorio. Napoleón acudió personalmente con un ejército y venció a las tropas españolas, logrando recuperar Madrid. Las partidas de guerrilleros de Castilla, Andalucía y Valencia asestaban golpes continuos en los transportes de recursos. Durante tres años, el ejército francés sufrió una terrible guerra de desgaste, en la que destacaron figuras como Espoz y Mina y Merino. Las tropas napoleónicas consiguieron controlar las principales ciudades, excepto Cádiz, aunque no lograron imponerse en la mayor parte de las zonas rurales.

La tercera fase y final de la guerra vino marcada por una importante ofensiva británica. En 1812, un ejército británico desembarcó en Portugal e inició una larga guerra contra las tropas francesas, a las que venció en Salamanca. Persiguió a las unidades que protegían la huida de José I y las derrotó. En 1813, acabó la guerra con la firma del Tratado de Valençay. La participación británica fue decisiva para acabar con el ejército napoleónico, diezmado en el frente ruso, acabando con la supremacía militar francesa.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

Las Juntas y la Convocatoria de las Cortes de Cádiz

En 1808 se habían formado en España, de manera espontánea, trece juntas provinciales de defensa. Algunos de sus representantes constituyeron la Junta Suprema Central Gubernativa del Reino, que asumió la regencia hasta la vuelta de Fernando VII y se negó a reconocer a José I Bonaparte.

La Junta Central propuso la creación de nuevas juntas, dirigir los asuntos públicos, combatir a los franceses y redactar una constitución para el Reino. Numerosas instituciones cuestionaron si debían obedecer al nuevo rey, José I, o a los representantes de la Junta Central.

Se constituyeron dos bandos: el de los afrancesados y el de los patriotas. Estos últimos se subdividieron en dos facciones: los liberales, que pretendían un régimen político basado en las ideas de la Revolución Francesa, pero independiente, y los absolutistas, que veían en Fernando VII las ideas de la tradición o de sus intereses como privilegiados (la nobleza y el clero).

La Constitución de las Cortes de Cádiz

Fueron elegidos representantes de treinta y tres ciudades importantes.

El objetivo era que los representantes se trasladaran a Cádiz, que no había sido conquistada por las tropas francesas, para redactar una constitución. En 1810 se convocaron las Cortes Generales en Cádiz. Se reunieron diputados de ideologías políticas diversas, predominando posiciones ilustradas.

Recibieron instrucciones directas del político ilustrado Jovellanos, miembro de la Junta Central.

Se basó en una consulta al país, a la que respondieron muchas personas e instituciones.

La Obra de las Cortes de Cádiz: La Constitución

Promulgaron una serie de decretos que abolían los fundamentos del Antiguo Régimen:

  1. Se decretó la libertad de imprenta, que suprimía la censura para los escritos públicos, pero no para los religiosos.
  2. Fueron abolidos los señoríos, a los que estaban sometidos los españoles, desapareciendo la figura del señor y el vasallo.
  3. Fueron suprimidos los gremios, que impedían la innovación y la libre iniciativa económica, abriendo paso a relaciones económicas capitalistas.
  4. Se decretó la incautación y venta en pública subasta de las tierras comunales como medida desamortizadora.
  5. Fueron derogados los privilegios de la Mesta, reconociendo el derecho de los pueblos a acotar sus tierras y el de los vecinos sobre sus propiedades.
  6. Fue abolida la Inquisición, que impedía la libertad de pensamiento y de la ciencia.

El 19 de marzo de 1812, se aprobó la Constitución. Sus artículos regulaban las cuestiones relacionadas con la vida política y los derechos de los ciudadanos. Proclamaba la soberanía nacional, la monarquía constitucional y la función legisladora quedaba en manos de las Cortes, con una sola cámara, elegida por sufragio universal masculino. Para ser diputado se requería ser propietario. Definía España como Estado unitario y reconocía derechos y libertades políticas a todos los ciudadanos. Los diputados representaban a la nación, dividida en provincias y municipios. Un estado centralizado política y administrativamente; se disponía una fiscalidad común y un ejército formado por los ciudadanos, establecía la educación primaria en todos los pueblos, reconociendo únicamente el ejercicio de la religión católica.

El Retorno del Absolutismo y el Trienio Liberal

La Restauración Absolutista (1814-1820)

Tras la derrota de Napoleón en Europa, Fernando VII regresó a España. Las Cortes de Cádiz, de ideología absolutista, solicitaban la restauración de la monarquía absoluta y la derogación de la Constitución. Este documento se conoce con el nombre de Manifiesto de los Persas.

La Derogación de la Constitución y el Sexenio Absolutista

En 1814, Fernando VII aceptó y decretó la derogación de la Constitución. Se trataba de la primera reacción absolutista contra la incipiente revolución liberal. Rodeado de antiliberales y del ejército, anuló las Cortes y promovió una dura represión contra los constitucionalistas, muchos de los cuales tuvieron que exiliarse. La intolerancia y la represión por cuestiones ideológicas provocó el exilio de una parte importante de la intelectualidad española.

Comenzaba un período de seis años en que iba a dominar la sociedad una oligarquía, con la Iglesia a la cabeza. Se restableció la Inquisición.

La vuelta al absolutismo y al sistema señorial supuso la ruina de la Hacienda. El gobierno estaba en manos de amigos personales del Rey, mientras América se independizaba. El desprestigio de España en el extranjero era tal que no fue admitida en el sistema de los tratados internacionales hasta 1817.

El Trienio Liberal (1820-1823)

Entre 1814 y 1819 se sucedieron diversos pronunciamientos protagonizados por sectores partidarios de la Constitución de 1812, que siempre terminaron en fracaso. En 1820 triunfó el encabezado por Rafael del Riego. En el pueblo sevillano de Las Cabezas de San Juan, Riego proclamó la Constitución de 1812. Algunas ciudades se adhirieron a la insurrección. Fernando VII fue vencido. Se iniciaba el Trienio Liberal de 1820 a 1823.

Los tres años fueron el primer ensayo de Gobierno constitucional de España. Se puso en práctica una política moderada y se intentaron llevar a cabo los principios que recogía la Constitución.

La Iglesia fue apartada del poder del Estado. Los jesuitas fueron expulsados.

Los Primeros Grupos Políticos

Los liberales se escindieron en dos grupos, moderados y exaltados:

  • Los liberales moderados proponían llegar a un pacto con los absolutistas y crear un sistema en el que, a cambio de restringir algunos principios, aceptasen las nuevas reglas de juego, un sistema constitucional.
  • Los liberales exaltados, convencidos de que los absolutistas nunca aceptarían una constitución, eran partidarios de radicalizar las medidas ampliando el sufragio universal masculino y reduciendo el poder de la Iglesia y de la nobleza, creando un Estado más centralizado que garantizase la libertad.

Las medidas no fueron muy radicales, los absolutistas conspiraron con la intención de hacer fracasar el régimen. Fernando VII apoyó los grupos armados golpistas y envió emisarios para solicitar ayuda militar a los gobiernos antiliberales, con el fin de acabar con su propio Gobierno y poder derogar la Constitución.

El Golpe de Estado contra el Gobierno Liberal

En 1822, algunos nobles y clérigos tenían partidas militares que acosaban a las tropas constitucionalistas. Llegaron a controlar amplias zonas catalanas y navarras. A esto se unió la intervención de las potencias europeas, acordada en el Congreso de Verona, que se concretó en la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis, un ejército formado por franceses y realistas españoles. Este ejército cruzó la frontera y recorrió el país persiguiendo al Gobierno Liberal, refugiado en Cádiz.

El gobierno constitucional acabó en 1823 debido a la intervención de este ejército y por las desavenencias entre los liberales.

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