La Segunda República: Bienio Radical-Cedista, Revolución de 1934 y Elecciones de 1936

La Segunda República Española: Del Bienio Radical-Cedista al Frente Popular (1933-1936)

El 14 de abril de 1931, tras las elecciones del día 12 y la renuncia de Alfonso XIII, se proclamó la República en medio de un gran entusiasmo popular. El gobierno provisional tomó las primeras medidas, se redactó y aprobó la Constitución de 1931, y un nuevo gobierno formado por republicanos y socialistas inició importantes reformas en el ejército, la Iglesia, la enseñanza, la propiedad agraria y los primeros estatutos de autonomía. Todo ello provocó el descontento de los más conservadores (golpe del general Sanjurjo en 1932) y de las masas populares más radicales (Casas Viejas en 1933). También la nueva normativa religiosa acentuó la oposición de la Iglesia al nuevo régimen.

La Derecha Durante la Segunda República

Todo ello influyó en que la derecha se reorganizara, distinguiéndose dos grupos según su actitud frente a la República:

  • La derecha posibilista: quería conquistar el poder democráticamente para crear una república conservadora.
  • La derecha monárquica: quería acabar con la república mediante un golpe militar.

En el primer grupo estaba la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) de Gil Robles, que contaba con el apoyo de la Iglesia, agrupando a amplios sectores de las clases medias, alta burguesía, terratenientes y pequeño y mediano campesinado. En el segundo grupo estaban los carlistas o tradicionalistas de Fal Conde y Renovación Española, fundada por Calvo Sotelo en 1933. Por último, había un sector muy minoritario de extrema derecha que, inspirándose en los fascismos europeos, había formado Falange Española, fundada en 1933 por José Antonio Primo de Rivera y que atrajo a jóvenes de las clases medias que a veces utilizaron la violencia contra miembros de los sindicatos y partidos de izquierdas.

El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)

En septiembre de 1933, la pérdida de prestigio del gobierno hizo que su presidente, Manuel Azaña (Acción Republicana), dimitiera, por lo que el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora (Partido Republicano Liberal), convocó nuevas elecciones para el mes de noviembre. En ellas, los anarquistas se abstuvieron, los socialistas y republicanos de izquierda se presentaron por separado, y las derechas, sin embargo, se agruparon en torno a la CEDA y al Partido Radical de Alejandro Lerroux (que representaba el centro-derecha). Fueron también las primeras elecciones en que votaron las mujeres, de acuerdo con la Constitución de 1931. El resultado fue un gran vuelco político, ya que el partido que obtuvo más escaños fue la CEDA (115), seguido del Partido Radical (106) y los socialistas (pasaron de 116 a 58 escaños). La reacción anarquista fue radical, con levantamientos en diversas provincias, por lo que Alcalá Zamora otorgó el gobierno al Partido Radical, relegando a la CEDA que, aun siendo el partido más votado, esperó a que la situación mejorara.

Políticas del Bienio Radical-Cedista

Durante este periodo se llevó a cabo una política reparadora, según el nuevo gobierno, o contrarreformista, según los partidarios del reformismo del bienio anterior:

  • Se aprobó una Ley de Amnistía que favoreció a los implicados en el golpe del general Sanjurjo.
  • Se emprendió una contrarreforma agraria para limitar o incluso deshacer lo llevado a cabo por el Instituto de Reforma Agraria.
  • Se hizo un proyecto de reforma constitucional para modificar aspectos relativos a la Iglesia, la enseñanza, etc., pero no llegó a llevarse a cabo.

La Revolución de Octubre de 1934

El triunfo de la derecha y, sobre todo, la incorporación de ministros de la CEDA al gobierno el 4 de octubre de 1934 determinó a los socialistas a llevar a cabo una revolución socialista, considerando que la situación española era comparable al triunfo de los nazis en Alemania y Austria. La sublevación, preparada para el 5 de octubre, fracasó en la mayor parte del país porque el ejército sofocó los brotes huelguistas (Madrid, Cataluña, Vizcaya) y los anarquistas, que habían protagonizado huelgas y levantamientos durante el verano, no participaron en esta. Solo triunfó en Asturias, donde socialistas, anarquistas y comunistas firmaron una Alianza Obrera que consiguió ocupar toda la región, proclamando la Revolución Socialista de los Consejos Obreros. El gobierno mandó tropas de Marruecos dirigidas por el general Franco que sofocó la rebelión (18 de octubre) con un saldo de varios miles de muertos y 30.000 prisioneros. Esto determinó un giro más conservador del gobierno y la supresión temporal del estatuto de Cataluña.

Polarización Política

La revolución de octubre provocó una gran polarización de la izquierda y la derecha. Por parte de la derecha, Calvo Sotelo fundó el Bloque Nacional, que quería una monarquía con un gobierno autoritario fuerte, y dentro del ejército se creó la UME, con destacados militares que aspiraban a acabar con la república. Por parte de la izquierda, se produjo una concentración de fuerzas que desembocó en la creación del Frente Popular, según recomendaba la Internacional Comunista, para crear bloques de izquierdas antifascistas.

Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular

A finales de 1935 se produjo una nueva crisis de gobierno por los escándalos de corrupción que afectaron al Partido Radical (escándalo del estraperlo). Aunque Lerroux quedó exculpado, hubo que convocar nuevas elecciones. La izquierda esta vez unió sus fuerzas; desde los republicanos de Azaña hasta los comunistas formaron el Frente Popular, que ganó las elecciones de febrero de 1936, sobre todo en las ciudades más grandes. Significativamente, el nuevo gobierno estuvo formado solo por republicanos de izquierda, pues los socialistas y comunistas se negaron a participar en un gobierno burgués, aunque le prestaron apoyo parlamentario.

Primeras Medidas del Frente Popular

A partir de entonces, la situación político-social se fue deteriorando rápidamente. Las primeras actuaciones del nuevo gobierno fueron:

  • Amnistía para los represaliados por la revolución de octubre de 1934.
  • Restauración plena del estatuto de Cataluña, ocupando Companys (Esquerra Republicana) la presidencia de la Generalitat.
  • Impulso de la reforma agraria, con una rápida expropiación de más de un millón de hectáreas.
  • Se destituyó como presidente de la República al liberal conservador Alcalá Zamora y se nombró a Azaña, que para formar gobierno quiso designar al socialista moderado Indalecio Prieto, pero los socialistas se negaron a participar en el gobierno, ya que se impuso en el partido el sector más radical del dirigente sindical Largo Caballero, que se decantaba por impulsar una revolución socialista que consideraba inminente. Fue nombrado Casares Quiroga (Izquierda Republicana).
  • Intensificación incontrolada de la reforma agraria. Los trabajadores del campo, la mayoría socialista, ocuparon numerosas fincas de Extremadura y Andalucía, y el gobierno, impotente para evitarlo, decidió legalizar estas actuaciones.

Deterioro del Orden Público y Violencia Política

En el campo se vivía un ambiente prerrevolucionario, y los terratenientes, cuyas protestas fueron ignoradas, se reafirmaron en que el nuevo gobierno era una amenaza para sus bienes y su seguridad. Todo ello fue acompañado, o tuvo como consecuencia, el creciente deterioro del orden público. Desde la primavera, el clima fue de extrema violencia política, como si unos y otros se estuvieran preparando para un enfrentamiento definitivo, pues en la calle los grupos paramilitares se enfrentaban en una espiral de terrorismo. Las juventudes socialistas y comunistas se unificaron y se organizaron militarmente. También los falangistas sembraban el miedo con sus atentados. Desde febrero hasta junio se quemaron 170 iglesias, y las huelgas en casi todos los sectores económicos eran incesantes, promovidas por UGT y CNT. También en el Parlamento se cruzaban las amenazas entre los discursos de Largo Caballero, apodado por sus seguidores como el Lenin español, que apelaba frecuentemente a la revolución. En la CEDA, el moderado Gil Robles fue sustituido por José Calvo Sotelo (monárquico de Renovación Española), que fue amenazado de muerte en el propio Congreso. El propio socialista Indalecio Prieto advirtió de que el clima que se estaba creando daría alas al fascismo para su expansión, o a los militares para dar un golpe.

Conspiración Militar y Asesinato de Calvo Sotelo

De hecho, los militares comenzaron a conspirar pese a que Azaña alejó a los más sospechosos enviándolos a nuevos destinos, pues antes de partir consiguieron contactar Sanjurjo (Portugal), Mola (Pamplona), Goded (Barcelona) y al final se sumó también el general Franco (Canarias). Tras el asesinato del teniente de la Guardia de Asalto Castillo, atribuido a la Falange, fue asesinado en represalia Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936. Esto precipitó los acontecimientos y el 17 se inició el golpe militar.

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