Transición Política en España: De la Dictadura de Primo de Rivera al Frente Popular (1923-1936)

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1929)

En 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, con el consentimiento de Alfonso XIII y el apoyo de las organizaciones patronales y de los grupos políticos conservadores, protagonizó un golpe de Estado. El golpe se justificó con el argumento de que el sistema parlamentario y constitucional estaba desprestigiado y era incapaz de garantizar el orden social y de frenar la revolución social que se avecinaba. El nuevo régimen instituyó una dictadura militar, suspendió la Constitución, disolvió el Parlamento. También destituyó a todos los cargos electos y estableció una rígida censura de prensa. Igualmente, suprimió la Mancomunidad de Cataluña y todas las expresiones públicas de catalanismo. Ejerció una gran represión sobre intelectuales, profesores universitarios, etc. La dictadura consiguió mantenerse en el poder gracias a una buena situación económica, debido a la coyuntura internacional favorable y al fin del conflicto marroquí, pero desde 1929 las repercusiones de la crisis económica se empezaron a notar y el clima de oposición a la dictadura aumentó. Falto de apoyos, el dictador dimitió. Entonces, Alfonso XIII nombró jefe de Gobierno al general Berenguer, que debía preparar unas elecciones y retornar a la legalidad constitucional.

De la Monarquía a la República (1930-1931)

La Proclamación de la República

Las elecciones municipales fueron convocadas y se presentaron como un plebiscito entre monarquía y república. Entonces, la oposición al régimen monárquico constituyó una coalición para presentarse unida a las elecciones, mientras los partidos monárquicos se presentaron divididos. Los resultados electorales otorgaron un número de concejales similar a la coalición y a los partidos monárquicos, pero, aunque estos últimos mantuvieron su fuerza en gran parte de zonas agrarias, la coalición republicano-socialista triunfó en grandes capitales. El resultado evidenciaba un rechazo a la monarquía y un deseo de cambio político. Miles de ciudadanos salieron a las calles de forma espontánea. Ante la nueva situación, el rey Alfonso XIII suspendió la potestad real y abandonó el país. Se proclamó la República en medio del entusiasmo popular.

El Gobierno Provisional

Inmediatamente se formó un Gobierno provisional integrado por republicanos, socialistas y catalanistas de izquierda que inició las primeras reformas:

  • Amnistía para presos políticos y libertad de partidos y sindicatos.
  • Leyes sociales para mejorar la situación de los jornaleros.
  • Establecimiento de una Generalidad provisional de Cataluña.

En los primeros meses, el nuevo Gobierno tuvo que afrontar conflictos, sobre todo la quema de conventos como respuesta a las declaraciones a favor de la monarquía por parte de la jerarquía eclesiástica. En algunas ciudades españolas estallaron huelgas obreras. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes que dieron la mayoría a la coalición republicano-socialista. La primera gran tarea de las nuevas Cortes fue elaborar una Constitución.

La Constitución de 1931

La Constitución reconocía el sufragio universal masculino y femenino, y proclamaba la aconfesionalidad del Estado. Presentaba una declaración de derechos individuales y establecía amplias libertades públicas y privadas. El poder legislativo residía en las Cortes; el ejecutivo, en el Consejo de Ministros y el presidente, mientras se asentaba la independencia del poder judicial. El Estado se configuraba de forma integral, pero se aceptaba la posibilidad de constituir gobiernos autonómicos. Una vez aprobada la Constitución, Niceto Alcalá Zamora fue elegido presidente, mientras Manuel Azaña presidía el Gobierno formado por republicanos, socialistas y nacionalistas.

El Bienio Progresista (1931-1933)

Las Reformas Republicanas

  • Reforma militar: Azaña acometió la reforma del Ejército, al que se consideraba atrasado. Para ello, el Gobierno elaboró una ley de retiros. Igualmente, se sometió el Ejército al poder civil, se redujo el número de capitanes, se disolvió la Academia de Zaragoza y se cambiaron aquellos mandos considerados contrarios a la República.
  • Reforma religiosa: Se intentó disminuir el peso de la Iglesia católica y su influencia en la educación. La Constitución separó la Iglesia del Estado y se abolió el presupuesto de culto y clero, se prohibió la enseñanza a las órdenes religiosas y se disolvió la Compañía de Jesús. Se introdujo el matrimonio y el entierro civil, y la ley del divorcio.
  • Reforma territorial: Abrió el camino a la descentralización del Estado, ofreciendo la posibilidad de elaborar estatutos de autonomía y establecer gobiernos autonómicos. En Cataluña y el País Vasco, la redacción del Estatuto de Autonomía fue aprobada, y en Galicia el inicio de la Guerra Civil frenó el proceso autonómico.
  • Reforma agraria: La República abordó el problema del latifundismo. En algunas zonas, sobre todo Andalucía, existían cientos de miles de jornaleros sin tierras y en una situación de miseria. Una ley decretó expropiar las grandes fincas que no se cultivasen y permitió distribuirlas entre campesinos. El Instituto de Reforma Agraria era el organismo encargado de indemnizar a los propietarios y de facilitar el asentamiento de familias campesinas.

La Oposición a las Reformas

  • Desde el conservadurismo: El reformismo tuvo que hacer frente a la oposición de los grandes propietarios agrarios, la jerarquía de la Iglesia católica, una parte del Ejército y amplios sectores de las clases altas y medias. Estos grupos sintieron amenazados sus propiedades y el poder que desde siglos venían ejerciendo en la vida española. En 1932, un golpe de Estado dirigido por el general Sanjurjo fue frenado por el Gobierno, pero las fuerzas de la derecha se reagruparon en la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). Asimismo, surgió un nuevo grupo de carácter fascista, la Falange Española, dirigido por el hijo del dictador Primo de Rivera. Los monárquicos y los carlistas también se unieron a la oposición.
  • Desde el obrerismo: La lentitud de algunas reformas, especialmente la reforma agraria, exacerbó los ánimos de algunos jornaleros y obreros que deseaban más cambios y más rápidos. La UGT se radicalizó y algunos núcleos anarquistas apostaron directamente por la insurrección armada para transformar de manera revolucionaria la sociedad española. Así, protagonizaron algunos levantamientos que fueron duramente reprimidos por las fuerzas de orden público.

El Bienio Conservador y el Frente Popular (1933-1936)

Los Gobiernos de Derechas

La represión del levantamiento de Casas Viejas, donde tuvo lugar una matanza de campesinos, hizo entrar en crisis al Gobierno. Manuel Azaña presentó su dimisión y Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones. Las nuevas elecciones fueron ganadas por un partido de derecha y Alejandro Lerroux fue elegido presidente. El nuevo Gobierno inició un desmantelamiento de la obra reformista del bienio anterior. Esta situación provocó la radicalización de los partidos de izquierda.

Las Revueltas de 1934

En 1934 tuvo lugar una remodelación del Gobierno, que dio entrada a tres ministros de la CEDA. Este hecho fue la chispa que encendió el estallido de revueltas, aunque fue en Asturias y en Cataluña donde alcanzaron mayor gravedad. En Asturias, la revolución tuvo un carácter social: los anarquistas, socialistas y comunistas proclamaron la revolución social. La revuelta fue sofocada por el Gobierno. En Cataluña, el Gobierno conservó una coalición de izquierda. Fue el propio presidente Lluís Companys el que encabezó la insurrección. La rebelión fue sofocada y, en represalia, se disolvió la Generalitat.

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