Causas de las Guerras Carlistas
Con la muerte de **Fernando VII** en 1833, absolutistas y liberales se enfrentaron militarmente. La excusa fue la lucha por la sucesión al trono entre **Carlos María Isidro** (hermano del rey) e **Isabel II** (hija del rey). En realidad, el conflicto era más amplio: mundo rural contra mundo urbano, alta burguesía contra propietarios rurales, partidarios del **Antiguo Régimen** (absolutistas) contra reformistas (liberales).
Carlistas e isabelinos lucharían en tres guerras civiles (de muy desigual importancia y extensión) a lo largo de los años centrales del siglo XIX. La cuestión foral procede de muy antiguo, pero está inmersa en estos conflictos y ha llegado hasta nosotros.
Los últimos gobiernos de **Fernando VII** estuvieron formados fundamentalmente por absolutistas, pero también colaboraron algunos partidarios del reformismo ilustrado (Cea Bermúdez), e incluso algún liberal muy moderado. Esto originó situaciones paradójicas, ya que tanto liberales como absolutistas intransigentes se oponían a este absolutismo reformista. Estos últimos, los llamados «realistas puros», partidarios del mantenimiento integral del **Antiguo Régimen**, confiaban que **Carlos María Isidro**, hermano del rey, alcanzara el trono a la muerte de éste, ya que no tenía descendencia. Pero el año 1830 fue decisivo: **Fernando VII** se casó con **María Cristina de Borbón** y nació su primera hija, **María Isabel**. Debido a ello, se promulgó la **»Pragmática Sanción»**, que derogaba la **»Ley Sálica»** y permitía a las mujeres reinar. Al rechazar don Carlos la nueva situación, el pleito dinástico quedó abierto. Además, este hecho ofreció a los liberales la posibilidad de alcanzar el poder de manera pacífica, apoyando a **Isabel II**.
Así, en 1832, **María Cristina** se impone en la Corte y coloca a sus partidarios en el poder. Comienza a tomar medidas para luchar contra los carlistas tras la muerte del rey: expulsó a don Carlos a Portugal, suprimió a los Voluntarios Realistas, renovó a los ayuntamientos con alcaldes liberales, promulgó una amnistía política para todos los liberales y sustituyó en el ejército a los jefes sospechosos. Finalmente, tras la muerte del rey, el 17 de septiembre de 1833, las Cortes proclaman heredera a **Isabel II** (con 3 años). Don Carlos, su tío, no lo acepta y comienza la guerra.
Esta guerra (que se desarrolla en tres momentos del siglo XIX) esconde, además de una cuestión dinástica, un enfrentamiento entre los partidarios del **Antiguo Régimen** y los **Liberales** y, al mismo tiempo, entre la burguesía creciente y los propietarios rurales.
Partidos Contendientes en las Guerras Carlistas
Los Carlistas
El infante don **Carlos María Isidro** recibió el respaldo de todos aquellos sectores sociales para los que los liberales y sus reformas podían suponer una amenaza:
- La pequeña nobleza terrateniente a la que le inquietaba la desaparición de sus privilegios fiscales, la supresión de los mayorazgos y la influencia en los municipios rurales.
- Muchos humildes agricultores de los territorios forales vasco-navarros, donde se beneficiaban de exenciones fiscales y militares.
- El bajo clero rural, que intentaba evitar nuevas desamortizaciones y temía la abolición de los diezmos.
En el dominio geográfico, el carlismo tuvo una mayor implantación en Navarra, en las tres provincias vascas y en la zona situada al norte del río Ebro en la región castellonense del Maestrazgo. Sin embargo, las tropas carlistas jamás lograron conquistar las grandes ciudades, ni siquiera Bilbao, Pamplona o Vitoria.
Con el lema «**Dios, Patria, Fueros y Rey**», la ideología carlista es favorable al absolutismo regio y al mantenimiento de las jerarquías y privilegios sociales estamentales, al integrismo religioso y la defensa plena de todos los intereses de la Iglesia, al mantenimiento de los **fueros** vascos y navarros y un concepto de «patria» como un conjunto de tradiciones y costumbres heredadas. Los carlistas se resistían al avance de la industrialización y del capitalismo.
Los Isabelinos
La causa de **Isabel II** enseguida se identificó con el liberalismo moderado. Recibió el apoyo de una minoría selecta e influyente de la sociedad:
- Propietarios acomodados y grandes terratenientes que aumentaron sus posesiones con la política desamortizadora.
- Los industriales y hombres de negocios.
- Los intelectuales que manejaban la opinión pública.
- El alto clero.
- Los profesionales libres, funcionarios, la oficialidad del ejército casi sin excepción.
- La mayor parte de la nobleza, a quienes benefició enormemente la conversión del señorío en propiedad individual.