Desarrollo del Turno de Partidos
El Partido Conservador se mantuvo en el gobierno desde 1875 hasta 1881. Sagasta formó un gobierno liberal que introdujo el sufragio universal masculino para los comicios municipales (1882). En 1884, Cánovas volvió al poder e impulsó un acuerdo entre conservadores y liberales, el llamado Pacto del Pardo, para garantizar la continuidad de la monarquía. El Partido Liberal gobernó durante el llamado «gobierno largo» de Sagasta, e impulsaron una importante obra reformista: se aprobó la Ley de Asociaciones, se abolió la esclavitud, se introdujo la celebración de juicios por jurados, se impulsó un nuevo Código Civil y reformas en la administración pública. Además de los partidos mayoritarios, existían otras formaciones como la Unión Liberal de Sagasta, Montero Ríos y Cristino Martos (antiguos republicanos). El general Serrano creó otro grupo llamado Izquierda Dinástica.
El Surgimiento de los Nacionalismos Periféricos
El Nacionalismo Catalán
No plantean la independencia, sino la autonomía. La industrialización había hecho de Barcelona y su entorno la primera zona industrial de España y había propiciado el nacimiento de una influyente burguesía de empresarios industriales. Este nuevo grupo social sentía que sus intereses económicos estaban poco representados en los diferentes gobiernos e hizo defensa del proteccionismo un elemento aglutinador. Existió un notable renacimiento de la cultura catalana y una expansión del uso de su lengua vernácula, el catalán. Nació un movimiento conocido como la Renaixença, cuyo objetivo era la recuperación de la lengua y de las señas de identidad catalanas.
En la década de 1880 se desarrolló el catalanismo político (autonomía), que tuvo varias corrientes:
- Una de ellas basada en el tradicionalismo y tuvo en el obispo Torras y Bages su principal representante.
- Otra era de carácter progresista y estuvo alentada por Valentí Almirall.
Las Bases de Manresa en 1892, un documento producido por la Unió Catalanista, que proponía la consecución de un poder catalán como resultado de un pacto con la corona y, por tanto, la consideración de Cataluña como una entidad autónoma dentro de España. Se creó la Lliga Regionalista (éxito electoral), fundada por el intelectual nacionalista Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó.
El Nacionalismo Vasco
El nacionalismo vasco surgió en la década de 1890. En sus orígenes hay que considerar la reacción ante la pérdida de una parte sustancial de los fueros tras la derrota del carlismo. El movimiento de los euskaros tiene un componente religioso y de defensa de las tradiciones. Su gran propulsor fue Sabino de Arana. Arana creyó ver un gran peligro para la subsistencia de la cultura vasca en la llegada de inmigrantes a Bilbao, como resultado de la enorme expansión de la minería y la siderurgia vascas. Pensaba que esta población de maketos ponía en peligro el euskera. Se creó el Partido Nacionalista Vasco en Bilbao. Arana popularizó un nuevo nombre para su patria, Euzkadi, una bandera propia y propuso un lema para el partido.
La Intervención de EE. UU. en Cuba y Filipinas
El sentimiento católico y la mortandad entre las tropas, hicieron de la victoria final un objetivo cada vez más difícil de alcanzar. Weyler fue sustituido por Blanco, quien inició una estrategia de conciliación con la esperanza de lograr la paz. Para ello, decretó la autonomía de Cuba, el sufragio universal masculino, la igualdad de derechos entre insulares y peninsulares y la autonomía arancelaria. El independentismo fraguó en la formación de la Liga Filipina, fundada por Rizal, y en la organización clandestina de Katipunan.
EE. UU. había fijado su área de expansión inicial en la región del Caribe y, en menor medida, en el Pacífico, donde su influencia ya se había dejado sentir en Hawái y Japón. El interés de EE. UU. por Cuba había llevado a realizar diferentes proposiciones de compra de la isla. El presidente McKinley mostró su apoyo a los insurrectos, a los que enviaba armas por vía marítima. El incidente del acorazado estadounidense Maine, que estalló en el puerto de La Habana en abril de 1898, fue el detonante del conflicto. EE. UU. culpó falsamente del hecho a agentes españoles y envió a España un ultimátum en el que se le exigía la retirada de Cuba. El gobierno español rechazó el ultimátum estadounidense, amenazando con declarar la guerra en caso de invasión de la isla. Los dirigentes políticos españoles eran conscientes de la inferioridad militar española, pero consideraron humillante la aceptación, sin lucha, del ultimátum. Comenzaba así la guerra hispano-norteamericana. Se firmó la Paz de París, por la cual España se comprometía a abandonar Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que pasaron a ser un protectorado norteamericano.