La Primera República Española: Federalismo, Cantonalismo y Restauración Borbónica (1873-1874)

La República Federal

El primer presidente del poder ejecutivo fue Estanislao Figueras. Su gobierno estuvo formado por ministros radicales y figuras simbólicas del republicanismo (Salmerón, Castelar y Pi i Margall). Se mantuvo la Constitución de 1869, suprimiendo solo los artículos referidos a la monarquía. En febrero, la Asamblea eligió un gobierno netamente republicano presidido por Figueras. Un mes después, se disolvía la Asamblea tras haber abolido la esclavitud en Puerto Rico y haber suprimido las quintas.

Se convocaron elecciones para mayo de 1873, con carácter constituyente, pero la agitación federalista hizo temer a los radicales que perderían las elecciones, por lo que prepararon un golpe para el 23 de abril, que fracasó. Serrano huyó. La consecuencia del fracaso de este golpe fue la ruptura entre radicales y republicanos. Finalmente, las elecciones se celebraron.

Con mayoría republicana federal, las nuevas Cortes Constituyentes comenzaron sus sesiones y en la primera votación proclamaron la república democrática federal.

A Figueras le sustituyó Pi i Margall, quien intentó conciliar las corrientes republicanas con un programa de «orden y gobierno». Pero los problemas que tenía que afrontar eran casi insuperables: dos guerras (la carlista y la de Cuba) con un ejército en plena disolución y unos oficiales contrarios a la república, y diversos cambios de gobiernos en pocas semanas para dar satisfacción a la derecha republicana.

Pi quería negociar con carlistas y republicanos impacientes, pero en julio de 1873 surgieron los cantones, que proclamaron la república federal. El fenómeno cantonalista desbarató los planes de Pi y, ante la resistencia de este a reprimir los levantamientos cantonales, el gobierno entró en crisis. Nicolás Salmerón sustituyó a Pi en la presidencia de la república y se comprometió a restablecer el orden y aprobar las reformas sociales pendientes.

El Cantonalismo

El cantonalismo surgió por dos causas: como reacción defensiva ante la posible derechización de la república y como medio de presión para acelerar la implantación de la república federal. Como movimiento social respondió a diversas demandas sociales y políticas cuyo objetivo común era establecer el federalismo hasta sus últimas consecuencias. Se basaba en:

  • La democracia directa.
  • La autonomía de municipios y diputaciones.
  • La supresión de consumos y quintas.
  • El reparto de la tierra.
  • Un marcado anticlericalismo.
  • La defensa de los intereses de las clases medias y populares.

El movimiento cantonal de 1873 dividió a los republicanos entre los transigentes (Pi) y los partidarios de la represión. Pi intentó dar respuesta a estas demandas sociales con medidas como la ley que regulaba el trabajo de los niños, la abolición de la esclavitud en Cuba y el proyecto de reorganización del ejército. Pero el propio contexto de agitación hizo inviables estas medidas.

La secuencia temporal de este movimiento se inició en Cartagena en julio de 1873, al que siguieron muchos otros cantones (Valencia, Alicante, Sevilla, Cádiz, etc.). La represión se inició por el gobierno de Salmerón, se declaraban piratas los barcos anclados en Cartagena, y entre julio y agosto cayeron los principales cantones andaluces y valencianos. Los últimos en caer fueron Málaga y Cartagena.

El Proyecto de Constitución Federal

Pi i Margall había presentado a las Cortes un proyecto de constitución para la república federal. Una vez derrotados la mayoría de los cantones comenzó la discusión del proyecto, ya con Salmerón en el poder. Pero el escaso interés por parte de los diputados y los serios problemas del período postergaron el debate sine die tres días después.

La Constitución non nata de 1873, elaborada apresuradamente por Emilio Castelar, era un texto poco sistemático que definía una «nación española» compuesta por 17 Estados, regulaba los derechos y libertades de los españoles, declaraba la república federal como forma de gobierno de la nación española y delimitaba los poderes del Estado federal y de los Estados de que se componía.

La República Centralista

En septiembre, Salmerón dejaba la presidencia del poder ejecutivo al negarse a firmar dos sentencias de muerte a dos militares que se habían pasado al ejército carlista. Se había debatido esos días la cuestión de la pena de muerte, y Salmerón, que se oponía, prefirió dejar el poder a cumplir la exigencia de los militares.

Le sustituyó Emilio Castelar. Castelar defendía una república centralista (a pesar de haber elaborado el proyecto de constitución federal) y movilizó a los reservistas para acabar con el problema cantonal y continuar las dos guerras vigentes, carlista y cubana. Postergó la discusión del proyecto constitucional. Firmó las penas de muerte que Salmerón rechazó e hizo volver a los dirigentes de los partidos radical y constitucional, entre ellos el general Serrano.

En la reanudación de las sesiones de las Cortes en 1874, Castelar debía rendir cuentas de su tarea de gobierno desde septiembre. El general Pavía, capitán general de Madrid, había preparado un golpe de Estado del que el mismo Castelar tenía conocimiento, para apoyarle. Pero tras negar la cámara la confianza a Castelar, este dimitió. Pavía rodeó el edificio del Congreso con tropas del ejército y de la Guardia Civil y ordenó que desalojasen el hemiciclo. Después del asalto los diputados huyeron sin resistencia. De esta forma finalizaba el experimento republicano.

El Gobierno de Serrano

La primera decisión era establecer el modelo político del nuevo gobierno. Para ello, Pavía reunió a los capitanes generales residentes en Madrid (Serrano, Concha y Zavala) y a un grupo de políticos entre los que estaban Sagasta y Cánovas para imponer una república con Serrano como presidente, muy influida por el modelo francés. Todo ello después de advertir que el golpe no se había dirigido contra la república, sino contra quienes habían derrotado a Castelar en las Cortes y defendían el retorno a la experiencia federal, que la gente de orden y el ejército no aceptaban.

De enero a diciembre de 1874, se instauró un régimen conocido como república unitaria o dictadura del general Serrano, ya que fue él quien presidió el gobierno y ejerció como presidente del poder ejecutivo. Su mandato se abrió con un golpe de Estado y se cerró con otro, en diciembre.

Era un sistema híbrido sin constitución, pues la de 1873 no se había promulgado y la de 1869 se había dejado en suspenso. El manifiesto a la nación definía las intenciones de los autores del golpe: «Un poder robusto cuyas deliberaciones sean rápidas y sigilosas, donde el discutir no retarde el obrar». Reconocía la Constitución de 1869, pero quedaba en suspenso hasta que la normalidad retornase a la vida pública. Se daba un papel primordial al ejército, única institución vertebrada y asentada en «una nación dividida», lo que le confería un papel arbitral. El manifiesto hacía un llamamiento a los partidos liberales (constitucionalistas y radicales) y marcaba distancias con los republicanos federales. Apelaba a los grupos sociales acomodados, la gente de orden, lo que permite concluir que el golpe de Pavía fue resultado de la disidencia de un sector poderoso de la sociedad civil.

Hacia el Retorno de los Borbones

Los gobiernos del año 1874, un total de tres, siempre actuaron con la idea de provisionalidad y de volver a la normalidad institucional. Tanto el decreto de disolución de las Cortes Constituyentes como la vigencia de la Constitución de 1869 se supeditaban a la «normalización» de la vida política y la recuperación del orden, ya que continuaban abiertas las dos guerras, la cubana y la carlista, y aún resistía el cantón de Cartagena.

Esta provisionalidad facilitó los preparativos del retorno del hijo de Isabel II, Alfonso. El general Martínez Campos preparó un pronunciamiento, del que Cánovas (principal dirigente del sector alfonsino) no era partidario. Cánovas quería una restauración monárquica por la vía civil, evitando el pronunciamiento.

En diciembre Martínez Campos proclamó en Sagunto a Alfonso XII nuevo rey de España. La rápida adhesión al pronunciamiento obligó a Serrano a marchar a Francia, mientras el último día del año Cánovas constituía el «ministerio-regencia» que inauguraba una nueva etapa.

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