Evolución Política y Social de España: Reinado de Alfonso XIII a la Transición Democrática

Panorama general del reinado de Alfonso XIII e intentos de modernización

Tras el fallecimiento de Alfonso XII, María Cristina de Habsburgo asumió la regencia. Se abrió un panorama de incertidumbre sobre la supervivencia del sistema de la Restauración. Para calmar la situación, Cánovas y Sagasta llegaron a un acuerdo para apoyar a la regente y facilitar el turno cuando cualquiera de los gobernantes perdiera prestigio.

En 1902, subió al trono Alfonso XIII, con el que seguía vigente el sistema político de la Restauración de la Constitución de 1876 y el turno de partidos, aunque con dos novedades: la intervención directa del rey en la política activa y la desaparición de los políticos que habían dado vida al régimen.

Principales problemas del reinado de Alfonso XIII

  • La corriente crítica del Regeneracionismo, que sacó a la luz la separación entre la «España Oficial» y la «España real».
  • Los regionalismos políticos aceleraron su desarrollo, especialmente el catalán, a través de la Lliga Regionalista, dirigida por Prat de la Riba, y el movimiento de Solidaridad Catalana, encabezado por Cambó.
  • El movimiento obrero, que se dividió en dos tendencias: la moderada, PSOE y el sindicato UGT, y otra radical, CNT y la FAI.
  • La inquietud del Ejército.
  • La Guerra de Marruecos, hasta 1925 con Primo de Rivera.
  • El gran cambio social provocado por el crecimiento económico y demográfico.

Los primeros años se continuó con el turnismo, pero la inestabilidad ministerial puso de manifiesto la crisis de jefatura y de ambos partidos.

De 1907 a 1909, presidió Maura, haciendo una «revolución desde arriba» intentando acabar con el caciquismo. Intentó llevar a cabo un proyecto de Ley de Administración Local, pero no fue aprobado.

Las preocupaciones sociales se tradujeron en la regulación de huelgas y en la creación del Instituto Nacional de Previsión.

El programa conservador quedó cortado por el estallido, en 1909, de un gran movimiento revolucionario en Barcelona, denominado la Semana Trágica, debido a la llamada de los reservistas para la Guerra de Marruecos. Esta fue dominada por el Ejército y Maura fue vencido en las Cortes, haciendo que el turno pacífico se rompiera y el Partido Conservador se dividiese.

En 1910, asumió el poder Canalejas, que intentó dirigir el creciente anticlericalismo a través de su Ley del Candado, que cortó el establecimiento en España de nuevas congregaciones religiosas. Sacó también la Ley de Mancomunidades, que posibilitó la creación de la Mancomunidad de Cataluña. Canalejas fue asesinado por un anarquista en 1912, lo que hizo que se cortase un intento renovador y el Partido Liberal se dividiese.

En 1913, Dato asumió el poder. Estalló la Primera Guerra Mundial, en la que España permaneció neutral, lo cual benefició la economía española, aunque esto no fue aprovechado para impulsar nuestra industria.

Crisis de 1917

En verano de 1917, se aceleró la descomposición del régimen por una profunda crisis política, social y militar. Esta se debió a tres problemas:

  • La crisis militar relacionada con los problemas internos. Se crearon las Juntas de Defensa.
  • La actitud de Dato de gobernar sin convocar Cortes hizo que los parlamentarios se reuniesen en una asamblea en Barcelona en la que se solicitó el fin del turno de partidos, una reforma a fondo de la Constitución y regímenes autonómicos para las regiones.
  • La huelga general revolucionaria, apoyada por la CNT y la UGT, tuvo mayor gravedad en Madrid, Barcelona y Asturias.

El fin de la Primera Guerra Mundial cortó la coyuntura económica favorable y se inició una gran crisis en 1920.

A esto se le sumó la Guerra de Marruecos, que tras el fracaso del 98, España inició una política de interés colonial en la zona. En 1906, tuvo lugar la Conferencia de Algeciras, en la que España y Francia ejercerían el protectorado de Marruecos. Fue un asunto que resultó complicado.

En 1909, las tropas españolas sufrieron una derrota en el Barranco del Lobo.

En 1920, se reanudaron las campañas en Marruecos y, en 1921, los españoles fueron derrotados en la batalla de Annual. Debido a esto, se abrió un expediente con el nombre de Expediente Picasso, aunque no llegó a las Cortes por el golpe de Estado de Primo de Rivera.

La dictadura de Primo de Rivera

De 1918 hasta 1923, hubo once gobiernos diferentes. A partir de la crisis de 1917, el régimen de la Restauración se encontraba sumido en una profunda crisis definitiva. Además, la situación social y económica se fue agravando. El fin de la Primera Guerra Mundial trajo consigo la disminución de pedidos, el cierre de fábricas y despidos. Debido a esto, aumentó la conflictividad social y el enfrentamiento entre los trabajadores y los patronos entró en una fase de extrema violencia.

En 1921, murió asesinado Eduardo Dato y ese mismo año tuvo lugar la derrota de Annual en Marruecos. El Expediente Picasso y la falta de medios que denunciaban los militares hicieron crecer el malestar del Ejército.

Frente a todos estos problemas, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, se sublevó contra el gobierno en 1923. El rey y el ejército aceptaron el golpe de Estado, que tampoco fue mal visto por la burguesía catalana ni por los sectores conservadores del país.

Primo de Rivera se presentó como una solución transitoria para curar los males de España. Las primeras medidas fueron establecer una dictadura militar, se convirtió en el único ministro asesorado por un Directorio Militar, también se disolvieron las Cortes, al tiempo que establecía una rígida censura de prensa y solo permitió la Unión Patriótica. Se prohibieron cualquier tipo de manifestación o propuesta. El gran éxito fue poner fin a la Guerra de Marruecos con el desembarco de Alhucemas en una operación conjunta franco-española.

En 1925, animado por la resolución victoriosa del problema de Marruecos y por los éxitos económicos obtenidos, sustituye el directorio militar por otro civil. En 1927, se formó la Cámara Parlamentaria. El directorio civil fomentó las obras públicas y existió un gran desarrollo industrial y económico gracias a una economía que estará fuertemente dirigida y, por último, se crearon una serie de monopolios como Telefónica.

La oposición al régimen fue poco a poco aumentando y muchos dirigentes liberales y conservadores se negaron a colaborar con el dictador y exigieron a Alfonso XIII la restauración de la Constitución y la convocatoria de elecciones. A esto hay que sumarle el estallido del crack económico que hizo tambalearse la peseta en 1929.

Ante esta situación, Primo de Rivera decidió renunciar y Alfonso XIII encargó al general Berenguer la formación de un nuevo gobierno. Este consideró que la única salida de la difícil situación era la vuelta a la normalidad constitucional anterior a la monarquía.

En agosto de ese mismo año, se juntaron tres fuerzas políticas principales firmando el Pacto de San Sebastián, que planteaba un futuro cambio hacia la República. Pero se preparó un golpe militar que comenzó con el pronunciamiento de la guarnición de Jaca, que concluyó en fracaso y, como consecuencia, la mayor parte de los participantes en el Pacto de San Sebastián fueron detenidos.

Debido a los acontecimientos, Berenguer decidió dimitir y el rey encargó la formación de un nuevo gobierno al almirante Aznar, quien convocó unas elecciones municipales en abril de 1931. En estas, aunque la mayoría sale a favor de la monarquía, en las grandes ciudades triunfan los republicanos.

Tras conocerse los resultados de las elecciones, miles de personas salieron a la calle para manifestarse a favor de la República y el rey, aunque contaba con el apoyo del ejército y de muchos españoles, no quiso provocar una guerra civil y partió al exilio, mientras el 14 de abril de 1931 se proclamaba la Segunda República en España.

La Segunda República: El bienio radical-cedista, la Revolución de 1934 y el Frente Popular

Las reformas que se llevaron a cabo en el bienio de la Segunda República española dejaron descontentos a muchos sectores. La Reforma Agraria fue acusada de ineficacia respecto a lo que se esperaba de ella. En la política religiosa, se acusó al gobierno de radicalismo y sectarismo. También fue criticado el gobierno de Azaña por los errores que cometió cuando intentó parar de forma sangrienta algunas protestas. Todo esto debilitó el Gobierno azañista, lo que aprovechó la derecha para reorganizarse y presentar batalla electoral con posibilidades de éxito en las elecciones del 19 de noviembre de 1933. A partir de este momento, se inició un nuevo periodo (Bienio Derechista) que perduró hasta el nuevo triunfo de las izquierdas (el Frente Popular) en febrero de 1936.

Las elecciones del 33 fueron un éxito para los partidos de centro-derecha. El presidente Alcalá Zamora encomendó el gobierno a Alejandro Lerroux. Como necesitaban el apoyo de la CEDA, tuvieron que llevar a cabo una política de derechas, la contrarreforma.

Se paralizó la reforma agraria y se devolvieron las tierras expropiadas a la nobleza, se concedió la amnistía al general Sanjurjo y se volvió a incluir el presupuesto del clero dentro de los presupuestos del Estado.

Los gobiernos republicanos radicales sufrieron varias crisis. La CEDA exigió la inclusión de ministros de su partido, esto provocó la reacción de algunos sectores de la izquierda.

Se empezó una campaña de huelgas que dieron paso a otros sucesos más graves.

En Cataluña, el presidente Lluís Companys llegó a proclamar la República catalana dentro de la República Federal española, pero fue disuelta rápidamente y se declaró el estado de guerra, se ocupó Barcelona, se suspendió el Estatuto y la Generalitat quedó reducida a labores administrativas.

En Asturias, el movimiento armado tuvo un carácter social y revolucionario, que pretendía superar los esquemas de la República burguesa, para sustituirla por un Estado proletario.

Los mineros del carbón se apoderaron de los cuarteles, fábricas de armamento, ocuparon la cuenca minera y hasta Oviedo. El gobierno envió la Legión de África bajo el mando del general Franco para restablecer el orden.

Ante la situación de inestabilidad, Alcalá Zamora disolvió el Parlamento y convocó nuevas elecciones para febrero del 36.

Los partidos de izquierdas decidieron formar una alianza electoral que recibió el nombre de Frente Popular, en el cual uno de los apartados fundamentales del programa era la vuelta a las reformas del Bienio Reformista.

En las elecciones, se pudo ver cómo el país se estaba polarizando hacia los dos extremos. En estas, triunfó el Frente Popular, quien decidió destituir al presidente de la República porque se consideraba demasiado conservador y se nombró a Manuel Azaña. Mientras tanto, la tensión social iba aumentando y se volvieron a quemar conventos e iglesias. La Falange, que venía recibiendo ayuda económica de los fascistas italianos, multiplicaba sus actuaciones violentas y atentados.

Durante los meses de junio y julio, tanto el campo como las ciudades fueron testigos de la agitación revolucionaria. Como demostración de su fuerza, la CNT desencadenó una huelga de la construcción en Madrid y ensayó un comunismo libertario de consumo.

El 12 de julio, Castillo fue asesinado y, al día siguiente, José Calvo Sotelo fue asesinado por un grupo de agentes del orden que trataba de vengar la muerte de su compañero.

El ambiente social es muy tenso y de gran inseguridad, por lo que el gobierno dispersó a los militares sospechosos: el general Mola fue destinado a Pamplona, Franco a Canarias y Goded a Baleares.

Mola se puso como director de la conspiración y más tarde, desde sus destinos, Franco y Goded se sumaron a la conspiración.

El 17 de julio del 36, la guarnición de Melilla se sublevó y declaró el estado de guerra en Marruecos, disparándose el mecanismo que llevó a España a la guerra civil. Franco volvió a Tetuán para ponerse al mando del ejército «africano». En pocos días, ante el fracaso del levantamiento en las principales ciudades de España, el enfrentamiento entre las fuerzas sublevadas y las leales al Gobierno se convirtió en una guerra civil, en la que el general Franco adquirió pronto un protagonismo decisivo.

La Segunda República: La Constitución de 1931 y el bienio reformista

El 12 de abril de 1931, el último gobierno de la monarquía de Alfonso XIII, presidido por el almirante Aznar, convocó elecciones municipales, pero que se convirtieron en un auténtico plebiscito entre monarquía o república. Los partidarios de la república ganaron en 45 de 50 capitales de provincia. Muchos Ayuntamientos, al conocer los resultados, proclamaron la República y el rey acabó abandonando Madrid hacia Francia.

El gobierno provisional estaba presidido por Alcalá Zamora, de mentalidad conservadora y católico. El 28 de junio de 1931, se celebraron unas elecciones con sufragio universal masculino para elegir unas Cortes Constituyentes que elaboraron una Constitución. En ellas, el triunfo fue para una coalición republicano-socialista. Las Cortes nombraron una comisión encargada de elaborar un proyecto de constitución que fue aprobado en diciembre de 1931.

Constitución de 1931

La Constitución de 1931 tuvo un marcado carácter democrático y progresista, en la que se desarrolla una extensa declaración de derechos y libertades económicos, familiares y culturales. En esta, destaca el sufragio universal para mayores de 23 años, incluida las mujeres. También estableció el matrimonio civil, el divorcio y la equiparación de derechos de hijos legítimos e ilegítimos.

El poder legislativo correspondía a las Cortes, formadas de una sola Cámara y renovadas cada 4 años. El poder ejecutivo era de la Jefatura del Estado, correspondiente al presidente de la República. Se establece un poder judicial totalmente independiente con un Tribunal de Garantías Constitucionales como máximo organismo jurisdiccional del Estado.

Se establece un Estado integral, aunque se abre la posibilidad de que un conjunto de provincias se constituyan como región autónoma, mediante un Estatuto de autonomía aprobado por las Cortes. El Estado se declaró no confesional y proclamó la libertad de culto.

Aceptada la Constitución, el presidente de la República salió elegido Alcalá Zamora y, como jefe del Gobierno, Manuel Azaña.

Se acometieron reformas en el ejército, en la educación, en las relaciones con la Iglesia y una reforma agraria.

El ejército era mayoritariamente monárquico y la Ley Azaña intentó eliminar el problema ofreciendo el retiro con el sueldo íntegro y los ascensos correspondientes a los oficiales que no quisieran jurar fidelidad a la República y también creó la Guardia de Asalto.

La reforma de la enseñanza se plasmó con la construcción de escuelas. El Gobierno adoptó un modelo basado en la escuela única, pública, obligatoria y gratuita y estableció la enseñanza mixta. También se prohibió la enseñanza de la religión católica como asignatura.

Los intelectuales tuvieron un protagonismo especial tanto en la instauración como en la vida social de la Segunda República. Aunque hubo intelectuales que adoptaron una oposición a la República, la mayoría colaboró en la acción de extensión cultural del Gobierno.

Las relaciones con la Iglesia fueron unos de los problemas más graves. Las medidas que tomaron los gobiernos de izquierda fueron muy duras. Se aprobó la «Ley de Congregaciones», que prohibía a la Iglesia dedicarse a la industria, el comercio y a la enseñanza. Tras las sucesivas protestas del cardenal Segura contra la República, comenzó una progresiva hostilidad hacia el nuevo régimen e inmediatamente se iniciaron los incendios de iglesias y conventos de casi toda España.

El problema del campo fue verdaderamente crucial y se debatió sobre la Ley de la Reforma Agraria en el Parlamento y se acabó aprobando en el 32. Esta proponía la expropiación de las tierras que no fuesen cultivadas directamente por sus dueños y las tierras sin cultivar. Para ello, se creó el IRA, pero al ser un proceso muy lento, se provocó el descontento y protestas de los campesinos que la ocupaban. Esto asustó a los grandes propietarios, que incitaron al general Sanjurjo a dirigir un pronunciamiento en Sevilla que fracasó. El malestar social creció hasta extremos peligrosos. El gobierno de izquierdas se mostró muy duro con los campesinos más extremistas y con los obreros. La violencia culminó con los brotes revolucionarios de Casas Viejas. Todo esto desgastó el prestigio del gobierno de Azaña, que presentó su dimisión, convocándose nuevas elecciones en noviembre del 33.

La Guerra Civil: La sublevación militar, el estallido de la guerra y el desarrollo del conflicto

Entre el 18 de junio de 1936 y el 1 de abril de 1939, se desarrolló en España una trágica guerra que marcó a varias generaciones de españoles. Lo que en un principio estaba previsto como una sublevación militar que acabaría rápidamente con el gobierno del Frente Popular, se convirtió en una larga y cruenta guerra de 3 años, que supuso para España un enorme bache demográfico, económico y cultural.

Ante la crisis de la Segunda República, algunos militares de alta graduación y conservadores, con la adhesión de grupos de derechas, decidieron derribar al nuevo gobierno frentepopulista salido de las elecciones del 36.

El 12 de julio, fue asesinado el teniente del Castillo y, al día siguiente, un grupo de guardias de asalto ejecutaron a Calvo Sotelo. Este fue el pretexto para el alzamiento militar.

El coordinador de la conspiración fue Mola. Se inició el 17 de julio en Ceuta y Melilla por Franco y, al día siguiente, se extendió a la península. Los primeros días, la sublevación triunfó en el Protectorado de Marruecos, Canarias, Sevilla y parte de Andalucía occidental, la isla de Mallorca, Galicia, Oviedo, Castilla y León, Zaragoza y Navarra.

En la zona republicana, permanecieron la mayor parte de la Aviación y casi toda la Marina. También eran un buen número de las grandes ciudades del país y las regiones más industriales y mineras. Además, controlaba los recursos financieros, el oro del Banco de España.

El objetivo prioritario de los sublevados era tomar Madrid y conseguir enlazar las zonas adictas al lanzamiento y, para ello, el ejército de África cruzó el estrecho de Gibraltar con la ayuda de Alemania e Italia, lo que permitió la ocupación de gran parte de Andalucía y Extremadura en los meses siguientes. La conquista de Badajoz unió las dos zonas controladas por el ejército sublevado.

En septiembre del 36, tras la toma de Talavera, el camino hacia Madrid quedaba abierto, aunque antes se decidió desviarse para tomar Toledo, en cuyo Alcázar resistía un grupo de sublevados. Esa toma se convirtió en una baza propagandística y tuvo un efecto decisivo en el ascenso de Franco a la jefatura de los sublevados.

En octubre, llegaron a las afueras de Madrid, iniciando un ataque desde el sur y el oeste. A principios de noviembre, las tropas franquistas dominaban todos los pueblos del sur de la ciudad, lo que hizo que el Gobierno abandonara la capital rumbo a Valencia, dejando la resistencia en manos de una Junta Defensiva. Tras la derrota de Madrid, Franco optó por las maniobras envolventes, pero la victoria republicana del Jarama y Guadalajara lo impidió y el centro de operaciones se desplazó al norte del país y se conquistó Asturias. En la campaña del norte, surgió el símbolo de la contienda por parte del bando republicano.

Conquistado el norte, las tropas de Franco iniciaron la ofensiva del bajo Aragón y, en la primavera del 38, las tropas de Franco llegaban hasta el Mediterráneo, a la altura de Vinaroz, con lo que la República quedaba dividida en dos territorios aislados entre sí: Cataluña y Madrid.

La llegada franquista al Mediterráneo produjo una grave crisis interna en el bando republicano. Esa sensación de derrota comenzó a extenderse y, para retomar la iniciativa, prepararon un ataque de gran envergadura en el Ebro. En julio del 38, consiguieron atravesar el río, adentrándose 30 km. Franco respondió con una gran acumulación de unidades y se inició una larguísima batalla de desgaste y, a finales de octubre, los franquistas pasaron a la ofensiva y obligaron al mando republicano a retirar sus tropas al otro lado del río y, a mediados de noviembre, la batalla del Ebro había terminado, suponiendo la derrota casi definitiva del ejército de la República.

En diciembre, el ejército nacional comenzó su última ofensiva contra Cataluña. El Ejército Popular apenas pudo sostener los frentes unos pocos días y el avance enemigo se hizo imparable. Las tropas republicanas retrocedieron de forma ordenada y se produjo un tremendo éxodo de la población civil hacia la frontera. Barcelona cayó a finales de enero y Gerona al mes siguiente.

Una vez tomada Cataluña, Madrid era ya el último objetivo de importancia y, tras duros enfrentamientos, la Junta de Defensa se entregó el 18 de marzo y el 1 de abril de 1939 comenzó el final de la guerra.

La Guerra Civil: Dimensión política e internacional del conflicto y sus consecuencias

Entre el 18 de junio de 1936 y el 1 de abril de 1939, se desarrolló en España una trágica guerra que marcó a varias generaciones de españoles. Lo que en un principio estaba previsto como una sublevación militar que acabaría rápidamente con el gobierno del Frente Popular, se convirtió en una larga y cruenta guerra de 3 años, que supuso para España un enorme bache demográfico, económico y cultural.

Prácticamente desde el inicio del levantamiento, la autoridad del gobierno republicano casi desapareció y el poder efectivo quedó en manos de las organizaciones políticas y sindicales anarquistas, comunistas y socialistas, que consideraron que era el momento de poner en práctica su ideal revolucionario. En la zona republicana, convivió un doble sistema de poder: el real en las calles y el oficial en los despachos. Las instituciones políticas constitucionales ostentaron durante meses sólo un poder teórico mientras se llevó a cabo una auténtica revolución que impuso poderes populares. Durante el período inicial, alcanzó su punto álgido el terror, la persecución religiosa y la incautación incontrolada de bienes agrícolas e industriales. Para hacer frente al avance del bando nacional, se formó un gobierno de concentración presidido por Largo Caballero, pero el enfrentamiento entre socialistas y anarquistas y la presión cada vez mayor por la URSS para llevar al poder al partido comunista español determinaron la caída de Largo Caballero y su sustitución por Negrín.

Durante los primeros meses, la zona nacional tuvo el poder en manos de una junta militar presidida por el general Cabanellas. El 1 de octubre de 1936, se unificó el mando político y militar en la persona del general Franco, Jefe del Gobierno del Estado y generalísimo de los Ejércitos. El jefe de Falange Española, Primo de Rivera, fue asesinado, por lo que la jefatura del «Movimiento» recayó en Franco.

La Guerra Civil hizo que España emergiera al primer plano del escenario mundial y provocó una honda división en la oposición pública internacional y posiciones encontradas entre los gobiernos. Mussolini y Hitler apoyaron al bando de Franco para obtener beneficios estratégicos. En cambio, la URSS ayudó a la República.

Las grandes democracias llevaron a cabo una política de apaciguamiento ante las potencias fascistas.

El gobierno francés, con el apoyo británico, ofreció a las demás potencias un pacto de «No Intervención» en el conflicto español. Nació así el denominado Comité de No Intervención, al cual se adhirieron todas las potencias, aunque fue una farsa porque, mientras Francia y Gran Bretaña se abstenían, Hitler y Mussolini apoyaron de forma masiva y decisiva a la causa de Franco.

Los dos bandos recibieron una ayuda muy estimable. A los sublevados fue más regular y algo más cuantiosa: primero les dio apoyo aéreo para pasar el ejército africano a la península, después Mussolini envió 70.000 soldados italianos, munición y material de guerra, mientras que Hitler mandó la Legión Cóndor y luego la colaboración de Portugal, permitió el libre paso de armas para el ejército de Franco. A esto se le sumó las tropas marroquíes integradas en el ejército franquista.

En cambio, la única ayuda que recibió el bando republicano fue las escasas armas enviadas desde Francia en los primeros momentos del conflicto, pero se terminó por el Pacto de No Intervención. La ayuda soviética comenzó a llegar a tiempo para ayudar en la defensa de Madrid, aunque fue de menor calidad que la que recibió Franco y tuvo que ser pagada con el oro del Banco de España, el llamado «oro de Moscú».

Las Brigadas Internacionales estuvieron constituidas por grupos de voluntarios, unos 40.000, y tuvieron un papel importante en la defensa de Madrid y en las batallas del Jarama y Teruel.

Consecuencias de la Guerra Civil

  • Demográficas: Supuso una fractura demográfica importante, un número muy considerable de pérdidas, ejecutados por los vencedores tras la guerra. A esto hay que sumarle otras 30.000 exiliadas a Francia.
  • Políticas y culturales: Fueron las más importantes desde el punto de vista histórico, se estableció una dictadura militar durante casi 40 años, con la pérdida de libertades políticas.

El carácter dictatorial del régimen franquista llevó a España a una situación de compromiso con los regímenes fascistas que duró hasta 1942. Después, atravesó una fase de aislamiento que se recrudece en 1946 por la condena de la ONU al régimen y la retirada de embajadores. Esto duró hasta los acuerdos con los EE. UU. de 1953 y la entrada en la ONU en 1955.

  • Económicas: Los años 40 fueron de hambre, la producción agrícola bajó en un 25% aproximadamente, la inflación se multiplicó por 10 el índice de precios en la década siguiente a la guerra.

La creación del Estado franquista: Fundamentos ideológicos, apoyos sociales, evolución política y coyuntura exterior

El triunfo del bando nacional en la Guerra Civil permitió la instauración de la dictadura de Franco, quien implantó un Estado fuerte y muy centralizado inspirado básicamente en la doctrina de la Iglesia y en el ideario falangista. Franco mantuvo en sus manos todas las fuentes de autoridad.

Tras la guerra, miles de republicanos españoles se exiliaron dirigiéndose a Francia, otros se sumaron a la resistencia contra los nazis. El Gobierno de la República en el exilio confiaba en una victoria en la Segunda Guerra Mundial de las democracias, albergando esperanzas de que así estas acabarían con el régimen franquista, pero en 1945 llegó la decepción al quedar patente la decisión de las potencias vencedoras de no intervenir en España.

El poder del régimen franquista se sustentó sobre diversas «familias» o grupos de influencia. El ejército fue siempre la columna vertebral del sistema y nunca discutió el poder del Generalísimo. Su fidelidad fue recompensada con numerosos nombramientos para altos cargos de la Administración de empresas públicas y privadas. La Iglesia fue otro de los grandes sustentos del régimen, que se comprometió con el alzamiento fascista como si fuera una cruzada, se convirtió en un verdadero poder, gozó de privilegios e impuso la unidad católica con exclusión oficial de cualquier otra religión. La Falange Española Tradicionalista y de las JONS fue otro de los grandes pilares del régimen.

La dictadura pretendió dar una imagen de legalidad al régimen y, para ello, promulgó una serie de Leyes Fundamentales, cuyo proyecto concluyó en el 67. Estas fueron el Fuero del Trabajo, el Fuero de los Españoles, que pretendían ser una especie de declaraciones de derechos, la Ley Constitutiva de las Cortes, la Ley del Referéndum Nacional, la Ley de Sucesión, la Ley de Principios del Movimiento Nacional y la Ley Orgánica del Estado.

La política exterior del régimen franquista estuvo determinada desde el principio por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. El franquismo se encontraba ligado a las potencias fascistas, puesto que su ayuda había sido de gran importancia en la Guerra Civil. Al estallar el conflicto mundial, España se declaró neutral de inmediato, pero Hitler sondeó las posibilidades de entrada de España en el conflicto manteniendo una entrevista con Franco en Hendaya en el 40, pero no lo consiguió, aunque de neutral pasó a no beligerante en el 41. España envió una división de voluntarios para combatir junto a las tropas alemanas, la División Azul.

En el 43, la guerra parecía volverse desfavorable al Eje y España inició un distanciamiento de los alemanes, declarándose nuevamente neutral y, en el 44, retiró a la División Azul.

La victoria de los aliados desencadenó una fuerte oposición internacional contra el régimen franquista. La ONU condenó el régimen y recomendó a todos los países que retirasen sus embajadores de España, produciéndose un aislamiento diplomático internacional. Este momento fue aprovechado por el heredero del trono español, D. Juan de Borbón, para arreciar su política de intento de restauración monárquica.

En el 45, se decretó el bloqueo internacional contra nuestro país, por lo que Franco tuvo que instaurar un modelo económico autárquico. El abastecimiento de la población fue uno de los principales problemas que tuvo que afrontarse e inmediatamente se impuso el racionamiento de prácticamente todos los productos alimenticios, lo que generó el mercado negro.

La destrucción de la industria, junto con la dificultad para abastecerse de materias primas, obligó al Estado a tomar las riendas de la reconstrucción industrial creando para ello el INI.

La autarquía y el intervencionismo estatal comportaron el estacionamiento de la economía, que era peor que en la preguerra.

La década de los 50 fue la de la aceptación del régimen franquista por parte de los países occidentales. La aceptación internacional del franquismo vino de la mano de los EE. UU. Un acontecimiento clave fue la firma de unos acuerdos entre España y los EE. UU. en el 53 y, en el 55, fue la aceptación de España en la ONU.

Tras la nueva vinculación con el exterior, era necesario un impulso legislativo para modernizar las instituciones, por lo que en el 57 se apostó por una política liberalizadora y se produjo un cambio de gobierno formado por los denominados tecnócratas del Opus Dei, encabezados por López Rodó. El proyecto tecnocrático consistía en modernizar económica y socialmente el país sin alterar en lo esencial las estructuras autoritarias.

La consolidación del régimen franquista: Transformaciones económicas y cambios sociales

La década de los 50 fue la de la aceptación del régimen franquista por parte de los países occidentales. La aceptación internacional del franquismo vino de la mano de los EE. UU. Un acontecimiento clave fue la firma de unos acuerdos entre España y los EE. UU. en el 53 y, en el 55, fue la aceptación de España en la ONU.

Tras la nueva vinculación con el exterior, era necesario un impulso legislativo para modernizar las instituciones, por lo que en el 57 se apostó por una política liberalizadora y se produjo un cambio de gobierno formado por los denominados tecnócratas del Opus Dei, encabezados por López Rodó. El proyecto tecnocrático consistía en modernizar económica y socialmente el país sin alterar en lo esencial las estructuras autoritarias.

Se tomaron una serie de medidas estabilizadoras que culminaron en el Plan de Estabilización de 1959 que llevó a cabo la adaptación de la economía española, estabilización de los precios y el relanzamiento industrial y, para ello, el Fondo Monetario Internacional y EE. UU. se constituyeron en los grandes financiadores de la política económica mediante la concesión de préstamos cuantiosos. Para reducir el gasto del Estado, se suprimieron organismos burocráticos, se recortó el presupuesto y se devaluó la peseta, lo que hizo la entrada masiva de capitales de las multinacionales.

Entre el 59 y el 60, se produjo un fuerte parón económico: caída de salarios, de precios y consumo y, a partir del 61, comenzó el proceso de relanzamiento.

La expansión industrial se basó en los bajos salarios y en la masiva llegada de inversiones extranjeras. Esto produjo una intensa emigración de mano de obra campesina hacia las grandes ciudades y la balanza de pagos dejó de ser deficitaria.

  A partir de63 el Gobierno intentó regular el crecimiento mediante los llamados Planes de Desarrollo y la sociedad española comenzó a experimentar cambios significativos, el primero fue la emigración de la población rural y el segundo se dirigió hacia Europa.

 Esto provocó un incremento en la población «baby-boom» q obligó a multiplicar escuelas e institutos. El elevado crecimiento urbano hizo que las grandes ciudades se convirtiesen en áreas metropolitanas, lo que provocó una apertura al exterior.

 Mientras la clase dirigente, ultracatólica y conservadora, se mantenía en los valores del franquismo, el resto del país, y sobre todo las generaciones más jóvenes, evolucionaban hacia posiciones muy distintas.

 Comenzaron a resurgir las tensiones nacionalistas. En 59 un grupo de jóvenes miembros de PNV se escindió del partido y fundó ETA, que rápidamente optó por la lucha armada como táctica para lograr la liberación nacional vasca.

 Desde 61 se sucedieron las huelgas y el proceso fue en progresivo aumento a lo largo de toda la década. Al principio las peticiones se debían a demandas salarias y laborales, pero poco a poco se introdujeron demandas de tipo políticas.

 A pesar de todo el régimen intentaba mejorar su imagen y demostrar un talante aperturista y por ello en 62 entraban en el Gobierno nuevos ministros jóvenes, como Manuel Fraga. En 69 el príncipe Juan Carlo de Borbón fue nombrado como sucesor de Franco.


 Elementos de cambio en la etapa final del franquismo. La oposición al régimen. Evolución de las mentalidades. La cultura.

 En los 70 ya no se podía ocultar la progresiva crisis del régimen franquista, la oposición se fue articulando en movimientos de protesta de muy diverso tipo. La primera movilización fue la de los trabajadores, a través de la oleada de huelgas que se desarrollaron a partir de 61 y que sirvieron para que los sindicatos resurgieran y se convirtieran en punta de lanza de la oposición, además surgió ETA. Las manifestaciones estudiantiles fueron el principal quebradero de cabeza de la política franquista en la etapa final del régimen.

 En el 70 tuvo lugar el «proceso de Burgos» en el que 16 miembros de ETA fueron juzgados y 9 condenados a muerte, pero las protestas en las calles y la amenaza de matarle, Franco decidió condenarles a cadena perpetua.

 Los gobiernes eran cada vez más débiles. Estallaron algunos escándalos de corrupción, el más grave de ellos el asunto Matesa, un asunto de subvenciones que salpicaban a varios ministros.

 Además en envejecimiento de Franco suscitó el debate sobre la continuidad de la Dictadura, lo q produjo la ruptura entre los aperturistas y los sectores más inmovilistas, opuestos a cualquier cambio.

 En 73 Franco nombró presidente del gobierno a Carrero Blanco con el objetivo de atajar la creciente protesta en las calles y preparar el futuro relevo en la jefatura del Estado, pero este fue asesinado por ETA el 20-12-73, lo q hizo crecer la imagen mítica de ETA en ciertos sectores de la oposición.

 El búnker consiguió imponer a su candidato a la presidencia del Gobierno, Carlos Arias Navarro, pero pronto demostró su talante represivo, cuando decidió la ejecución de un anarquista catalán.

 Las enfermedades de Franco eran cada vez más frecuentes y el príncipe Juan Carlos tuvo que ejercer la Jefatura Interna del Estado en varias ocasiones.

 En 73 se creó el Frente Polisario q pedía su independencia. España aceptó un referéndum de autodeterminación q fue corroborado por el Tribuna de la Haya. Pero el rey de Marruecos organizó la llamada «Marcha Verde» una invasión pacífica del territorio de muchos miles de civiles.

 El 20-11-75 falleció Franco, en su etapa final se produjo una oleada de publicaciones q la censura no podía controlar en su totalidad y al mismo tiempo la educación sobre los valores tradicionales empezó a flaquear en las escuelas y en una sociedad cuya apertura ideológica iba muy por delante de la anquilosada mentalidad de los censores franquistas.

 La transición a la democracia. La Constitución de 1978. Principios constitucionales y desarrollo institucional. El estado de las autonomías y su evolución.

 Tras la muerta de Carrero Blanco por ETA, Franco nombró presidente de gobierno a Carlos Arias Navarro. El 20-11-75 Franco murió y dos días después D. Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey de España por las Cortes.

  La transición hacia la democracia tuvo lugar en unas circunstancias políticas y sociales poco favorables. El aumento de los precios redujo el mercado internacional, lo q hizo crecer salarios y disparó la inflación. Al incrementarse el desempleo por el cierra de empresas se agudizaron as tensiones sociales.

 El rey confirmó como presidente del gobierno a Aria Navarro, q formó un gabinete en el q se integraron algunos reformistas como Manuel Fraga.

 El nuevo gobierno se mostró incapaz de llevar a cabo cualquier reforma democrática y ante la paralización del cambio, el rey pidió a Arias Navarro q dimitiera y dos días más tarde Adolfo Suárez fue designado por el rey como presidente del gobierno, quien pronto dio signos de un cambio de talante y el gobierno comenzaba ya a hablar abiertamente de soberanía popular, de régimen democrático y de respeto a las libertades.

 En sept de 76 Suárez presentó al país el proyecto de Ley para la Reforma Política q iba a ser pieza clave de la transición legal hacia la democracia, esta afirmaba la democracia y el principio de soberanía popular.

 Los primeros meses de 77 son los más difíciles para la transición política, se vio acompañada de una enorme tensión especialmente motivada por las acciones terroristas de extrema derecha y de los grupo GRAPO y ETA.

 El 15-6-77 se celebraron elecciones que ganó la UCD, la q emprendió una serie de medidas urgentes:

Se nombró una ponencia, que se encargó de redactar la Constitución.

Se abordó la crisis económica, para ello los partidos políticos con representación parlamentaria, junto con la patronal y los sindicatos, firmaron los Pactos de La Moncloa.

Se realizó una reforma tributaria q introdujo un sistema fiscal progresivo en el q los ciudadanos tributaban según sus ingresos y propiedades.

Se decretó una segunda amnistía para los procesos por delitos políticos.

 La nueva Cons fue aprobada el 6-12-78, en la q se define el Estado como un Estado social y democrático de derecho, declara q la soberanía reside en el pueblo y garantiza los derecho y libertades fundamentales, tmbn reconoció la existencia de diferentes nacionalidades y regiones con drecho a formar su propio autogobierno.

 Después de aprobar la Cons se celebraron elecciones generales q las volvió a gana UCD.

 Entr 77 y 81 el nº de atentados terroristas aumentó considerablemente con el objetivo de desestabilizar al gpbierno. Ante esta situación Suárez dimitió dejando como presidente a Leopoldo Calvo Sotelo.

  El 23-2-81, mientras se desarrollaba en el Congreso la investidura del nuevo presidente, tuvo lugar un intento de golpe de Estado por el teniente coronel Tejero. La firme actitud del rey en apoyo a la democracia, la oposición de algunos mandos militares y la unidad de todas las fuerza políticas democráticas fueron decisivas para hacer fracasar el golpe de Estado.

 Tras esto, se constituyó un nuevo gobierno de UCD presidido por Calvo Sotelo pero la falta de apoyos obligó al gobierno a convocar elecciones anticipadas en octubre de 8 q fueron ganadas por el PSOE.

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