Crisis del Antiguo Régimen en España: De Carlos IV a Isabel II (1788-1868)

Reinado de Carlos IV y la Guerra de la Independencia (1788-1814)

Nos encontramos a finales del siglo XVIII y principios del XIX. A nivel internacional, destacan la Revolución Francesa y la expansión napoleónica por Europa. A nivel nacional, el reinado de Carlos IV y la Guerra de la Independencia. En esta época se inicia la crisis del Antiguo Régimen y la revolución liberal a causa de Carlos IV, un rey débil aficionado a la caza y al coleccionismo de relojes, cuyo valido era Manuel Godoy.

Todo comienza con el primer momento de hostilidad con la Francia revolucionaria en política exterior, lo que provocó la guerra abierta y la invasión de Cataluña y el País Vasco por nuestra parte. Con la Paz de Basilea (1795) se trató de poner fin a este enfrentamiento, pero hubo una política de aproximación a Francia donde los pactos nos arrastraron a otros conflictos.

  • Con el Tratado de San Ildefonso (1796): nos vimos inmersos en la Guerra de las Naranjas contra Portugal y en la guerra contra Inglaterra, donde perdimos en la Batalla de Trafalgar (1805).
  • Con el Tratado de Fontainebleau (1807) permitimos el paso de las tropas francesas por la península ibérica para invadir Portugal.

Los hechos de 1808 nos llevaron a la Guerra de la Independencia:

  • El Motín de Aranjuez (18 de marzo): las consecuencias fueron la destitución del valido Godoy y la abdicación de Carlos IV.
  • En las Abdicaciones de Bayona, la corona pasó a ser de Napoleón, quien cedió el trono a su hermano José Bonaparte.
  • Se produce el levantamiento del 2 de mayo: el pueblo de Madrid se rebeló y se echó a la calle (Manuela Malasaña). Los artilleros del parque de Monteleón se unieron capitaneados por Luis Daoíz y Pedro Velarde.
  • Ese mismo día por la tarde, en Móstoles, un político hizo firmar a los alcaldes un bando en el que se llamaba a todos los españoles a levantarse en armas contra los franceses.
  • La represión continúa al día siguiente con los fusilamientos del 3 de mayo en la montaña del Príncipe Pío.

Debido a la crisis de 1808 y al caos político y económico, surge la Guerra de la Independencia. Los bandos fueron los Patriotas (guerrilleros, tropas regulares españolas y civiles) y los Afrancesados (españoles que apoyaban a José Bonaparte). La guerra se divide en tres fases:

  1. Primera fase (mayo-noviembre 1808): el general Castaños vence a los franceses en la Batalla de Bailén, frenando a Francia y expulsando temporalmente a José I.
  2. Segunda fase (noviembre 1808-enero 1812): predominó el dominio francés. Napoleón, con sus tropas, obtiene la victoria en la Batalla de Somosierra y la Batalla de Ocaña (aunque usamos el conocimiento del territorio y el factor sorpresa). Se destaca el cura Merino. Hubo asedios en Zaragoza y Gerona.
  3. Tercera fase (enero 1812-diciembre 1813): Napoleón abre otro frente de guerra contra Rusia (obligado a mandar tropas) y los ingleses, con el duque de Wellington, envían tropas a España. Se destaca la liberación de Madrid, la Batalla de Vitoria y la Batalla de San Marcial.

En 1813 se firmó el Tratado de Valençay, donde Napoleón acepta la derrota, retira sus tropas y reconoce a Fernando VII como rey de España.

Consecuencias de la Guerra de la Independencia

  • Demográficas: gran número de muertos y exiliados.
  • Ideológicas: se implantó el liberalismo y el nacionalismo.
  • Políticas: se puso en marcha el proyecto afrancesado.
  • Económicas: crisis en la industria textil catalana y abandono de campos de cultivo.
  • Culturales: gran cantidad del patrimonio español salió del país y parte nunca regresó.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

A inicios del siglo XIX, comienza la crisis del Antiguo Régimen y los primeros pasos hacia la revolución liberal. En Europa, recién pasada la Revolución Francesa, los ejércitos de Napoleón expandieron sus ideas y el sentir nacional de muchos pueblos. La Guerra de la Independencia en España fue paralela a dos proyectos políticos: el afrancesado (José Bonaparte) y el de los sublevados.

Ante la invasión napoleónica y la ausencia de una autoridad reconocida, las fuerzas españolas de resistencia decidieron organizarse. Se crean Juntas locales o provinciales y una Junta Suprema Central, en la que se asumía el poder y la organización de las operaciones militares. En Cádiz se decidió crear un Consejo de Regencia que funcionase como máxima autoridad en ausencia de Fernando VII. Para dar legitimidad al traspaso de poderes desde la Junta Central al Consejo de Regencia, los liberales convocaron las Cortes, que tenían un carácter extraordinario. Se genera un debate sobre su composición y el tipo de sufragio. Los liberales acabaron imponiendo su tesis al conseguir que los diputados fueran elegidos por sufragio (por votación) y en asamblea única (unicamerales).

La apertura de las Cortes se produjo el 24 de septiembre de 1810 en la Isla de León. Para que las Cortes fuesen representativas, hubo diputados de España, América y gaditanos. Procedían del bajo clero, profesiones liberales y militares. Escasa representación de la nobleza y el campesinado. Se podían distinguir tres grupos ideológicos:

  • Realistas: partidarios de mantener el régimen absolutista.
  • Liberales moderados o jovellanistas: defendían la soberanía compartida y un pacto entre el rey y las Cortes.
  • Liberales exaltados: partidarios del modelo revolucionario francés, recortando los poderes del rey y estableciendo el principio de soberanía nacional.

Las Cortes se encaminaron a imponer un sistema liberal (revolución liberal burguesa). Los cambios tenían un trasfondo político y social, pretendían acabar con el régimen absolutista y sus fundamentos jurídicos (régimen señorial y la sociedad estamental). Los resultados de la labor legislativa de las Cortes fueron:

  • El reconocimiento de Fernando VII como legítimo rey de España (se limitaban sus poderes y la soberanía residía en la nación, representada por las Cortes).
  • División de poderes (las Cortes tenían el poder legislativo).
  • Abolición de las instituciones feudales y del régimen señorial (se establece la igualdad jurídica, supresión de estamentos, de los gremios y eliminación de la Mesta).
  • Se reconoce la libertad económica (permite a los propietarios vender, arrendar y cercar libremente sus tierras).
  • Se suprime el tribunal de la Inquisición.

El objetivo final de las Cortes es elaborar una constitución para plasmar los cambios y como nuevo marco jurídico de convivencia. La Constitución de 1812, aprobada el 19 de marzo, conocida como “La Pepa”, es la primera constitución española. Obra del compromiso entre absolutistas y liberales, aunque fueron estos últimos los que impusieron su tesis. Constitución extensa organizada en 10 títulos y 384 artículos. Sus principales fundamentos son:

  • El establecimiento del principio de soberanía nacional (la autoridad suprema reside en las Cortes).
  • El Estado se define como una monarquía limitada con división de poderes: el legislativo recae en el rey y las Cortes; el ejecutivo, en el rey, que preside el gobierno; y el judicial, que compete a los jueces y tribunales de justicia.
  • Las Cortes serían unicamerales, facultadas para elaborar leyes, firmar tratados internacionales y refrendar la sucesión a la corona. Las Cortes deberían reunirse al menos tres meses al año y el rey no podría disolverlas. Estarían representadas por diputados de cada provincia y territorios americanos. Se les nombraba por un período de dos años por sufragio universal masculino indirecto en fases sucesivas: parroquia, cámara y provincia. Se debía ser mayor de 25 años y disponer de rentas.
  • Igualdad de todos los ciudadanos ante la ley (igualdad jurídica), para lo que se establecía un fuero único (código de leyes) y se abolían los privilegios feudales de nobleza y clero.
  • Se reconocían los derechos individuales y, como concesión al clero y a los absolutistas, se imponía la religión católica como oficial y única.
  • A nivel territorial, las Diputaciones fueron dirigidas y presididas por un jefe político y los ayuntamientos serían ocupados por cargos electos.

El Reinado de Fernando VII y la Cuestión Sucesoria (1814-1833)

Contexto de crisis del Antiguo Régimen, pasada la Guerra de la Independencia, donde se desarrollaron dos proyectos: el afrancesado (José Bonaparte) y el liberal de Cádiz. En Europa, en 1814, tras la derrota de Napoleón, se procede a la Restauración (Congreso de Viena y Santa Alianza). Se asomaron las revoluciones liberales burguesas. El reinado de Fernando VII refleja la tensión del absolutismo y las nuevas ideas liberales.

Tras el Tratado de Valençay (1813), Fernando VII es restaurado en el trono español. Las distintas etapas de su reinado fueron:

El Sexenio Absolutista (1814-1820)

El regreso de Fernando VII planteó el problema de su integración y la aceptación del proceso liberal de Cádiz. En Valencia, recibe el apoyo de militares ultrarrealistas. El 12 de abril recibe el Manifiesto de los Persas, un escrito donde un tercio de los diputados doceañistas se retractan (Rosales, Villamil). Respuesta inmediata del rey: en el Real Decreto del 4 de mayo (Decreto de Valencia), abolición de toda labor política y legislativa de las Cortes de Cádiz, restaurando el absolutismo en España. Se restablecen las instituciones del Antiguo Régimen y una fuerte represión política sobre afrancesados y liberales. El movimiento liberal pasa a la clandestinidad. Conspiración política de sociedades secretas y pronunciamientos militares (masonería). Freno de los cambios por la»camarill» del rey y la guerra abierta en las colonias americanas (inicio del proceso de independencia de las colonias americanas, hubo una crisis política, social y económica).

El Trienio Liberal (1820-1823)

El 1 de enero de 1820, el pronunciamiento de Riego en Las Cabezas de San Juan (Sevilla) obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812, iniciándose el segundo intento de la revolución liberal burguesa en España. La labor liberal recibió un impulso con medidas como la abolición de la Inquisición, la limitación a las comunidades religiosas, etc. Se establece la Constitución de 1812. Estas medidas no se llevan a cabo por la inestabilidad política y social que creció por estas razones:

  • El poder compartido entre el rey y las Cortes (la actitud del rey frenó el avance liberal, vetó todas las leyes y se rodeó de ministros absolutistas).
  • La actividad de sociedades patrióticas o secretas (fueron un germen para futuros partidos políticos).
  • La división entre moderados y exaltados o radicales.
  • La reacción absolutista se moviliza en hechos puntuales acaecidos en 1822 como la sublevación de la Guardia Real, aplastada por las milicias nacionales; la formación de partidas de guerrilleros en Navarra y Cataluña; o la Regencia de Urgel, donde un grupo ultraabsolutista dice ser el gobierno mientras el rey permanece secuestrado por liberales.

A partir de 1822, el rey pidió ayuda para acabar con el Trienio Liberal. El Congreso de Verona de 1822 envía un ejército a España con la finalidad de restaurar el absolutismo. Desde la Francia de Luis XVIII, al mando del duque de Angulema, envían a los Cien Mil Hijos de San Luis.

La Década Ominosa (1823-1833)

Los Cien Mil Hijos de San Luis consiguieron liberar al rey. Contó con un cuerpo de voluntarios realistas que velaron por el absolutismo. Fernando VII restableció las condiciones políticas (el poder reside en el rey), económicas (gremios) y jurídicas (privilegios) del Antiguo Régimen. Se inició una fuerte represión sobre los liberales,»década abominabl», exilio de Goya y Argüelles, muerte del general Torrijos o Mariana Pineda. También una política de reformas como la creación del Consejo de Ministros, que serán ejecutores del gobierno con el permiso del monarca. A nivel económico: la creación de la Bolsa, del Código de Comercio y el establecimiento de un presupuesto anual.

Crece una oposición interna, desde las filas liberales, que se moverán entre el exilio y la clandestinidad, y los propios absolutistas, un sector muy realista que no ve satisfechas sus aspiraciones. Ejemplos: Apostólicos, Revuelta de los Malcontents o Agraviados (1827) en Cataluña, Valencia, Aragón y País Vasco. La anulación del tribunal de la Inquisición o la Pragmática Sanción (1830) no mejoraron las relaciones. La Pragmática Sanción (1830) abolió la Ley Sálica para facilitar la sucesión de una posible hija de la reina María Cristina. Durante la enfermedad del rey, intentaron anular dicha ley (Calomarde, 1832). El germen del carlismo era un hecho. Fernando ratificó la Pragmática Sanción y respondió con un viraje hacia ministros liberales moderados.

La Cuestión Sucesoria

El problema sucesorio que se plantea empieza a abrir una brecha: de un lado, tenemos a los partidarios de don Carlos, hermano del rey, y de otro, a los de la niña Isabel, primera hija del monarca. La muerte de Fernando VII y el no reconocimiento como futura reina a Isabel por parte de los sectores más absolutistas, los llamados»carlista», deja planteada una guerra civil.

El Proceso de Independencia de las Colonias Americanas y el Legado Español en América

La muerte de Fernando VII en 1833 dejó como heredera a su hija Isabel II, quien era menor de edad, lo que provocó la Primera Guerra Carlista (1833-1840). Este conflicto enfrentó a los carlistas, defensores del absolutismo y de Carlos María Isidro, hermano de Fernando, contra los liberales, que apoyaban a Isabel II y al sistema constitucional. La guerra tuvo un fuerte carácter ideológico y territorial, concentrándose en el norte de España. Entre los episodios destacados está la batalla de Luchana, donde el general Espartero consiguió una victoria clave para los liberales. Al finalizar la guerra, los liberales consolidaron la monarquía de Isabel II.

El reinado de Isabel II (1843-1868) fue clave para la construcción del Estado Liberal, aunque estuvo marcado por inestabilidad política y constantes enfrentamientos entre moderados y progresistas. Isabel asumió el trono tras las regencias de su madre, María Cristina, y del general Espartero. En 1845, los moderados aprobaron una nueva Constitución que restringió derechos y fortaleció el poder de la corona, estableciendo una monarquía liberal conservadora. Durante el Bienio Progresista (1854-1856) se retomaron reformas como la desamortización de bienes eclesiásticos impulsada por Madoz y se fomentó la expansión económica con la construcción del ferrocarril.

Sin embargo, el reinado de Isabel II estuvo marcado por la corrupción, los continuos cambios de gobierno y el descontento social. Esto culminó en 1868 con la revolución conocida como La Gloriosa, que derrocó a Isabel y marcó el inicio del Sexenio Democrático.

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