El Catalanismo y su Evolución Política

Las primeras formulaciones catalanistas con un contenido político vinieron de la mano de Valentí Almirall, un republicano federal decepcionado, que fundó el Centre Català. Su programa era regionalista, pero mantenía la fidelidad a la monarquía. Defendía la necesidad de respetar y fomentar la «manera de ser y las costumbres tradicionales» y reivindicaba las divisiones «naturales». Almirall representa al catalanismo progresista. El catalanismo conservador se vio representado en la Lliga de Catalunya. Ambas tendencias unificaron sus criterios y aspiraciones, dando lugar a una nueva organización, la Unió Catalanista. Sentaron las bases para una constitución catalana (Bases de Manresa), que defendía una organización confederal de España y la soberanía de Cataluña en política interior.

El Nacionalismo Vasco y la Defensa de los Fueros

La ley que recortaba sus fueros históricos, en 1876, aportó dos tipos de reacciones y filosofías:

• Los transigentes: supieron rentabilizar perfectamente la situación para transformar la pérdida en conciertos económicos con Madrid en provecho propio.
• Los que defendieron la recuperación íntegra de los fueros, los carlistas, para quienes la defensa de los fueros totales equivalía a defender la esencia de «lo vasco».

La industrialización y la masiva llegada de inmigrantes eran señaladas como enemigas de la sociedad tradicional vasca, junto con el gobierno liberal español. El propulsor del nacionalismo vasco, Sabino Arana, dio coherencia a esta ideología: un pueblo «diferente» -de raza y, sobre todo, lengua-, cuyo objetivo era recuperar los fueros totales, lo cual significaba independencia. El lema nacionalista vasco era Dios y Ley Vieja, o sea, fueros y tradiciones. En 1895 se fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) con una declaración antiespañola. Se vio obligado a ampliar sus bases hacia una burguesía más moderna e industrial. Fue entonces cuando apareció la tensión interna entre los defensores de la independencia y los que buscaban la autonomía dentro del Estado español.

Otras Manifestaciones Regionalistas y Tradicionalistas

Nacionalismo Gallego

El nacionalismo gallego fracasó en su intento de construir una fuerza política, pero edificó una ideología diferencialista -territorio, raza, lengua, historia y conciencia nacional-. Su principal ideólogo fue Alfredo Brañas, cuyas ideas serían recogidas por los pensadores nacionalistas. Este galleguismo no pretendía alcanzar un modelo jurídico-político de descentralización designado con el término de autonomía.

Regionalismo Andaluz

El regionalismo andaluz comenzó a caminar a partir de 1873. Para Blas Infante, esta fecha fue fundamental para la formación de una República Federal.

La Crisis del 98: El Fin del Imperio Colonial

Los restos del imperio colonial español, tras la pérdida de la América, consistían en las dos grandes islas del Caribe: Cuba y Puerto Rico, las islas Filipinas en el Pacífico y un conjunto de islotes dispersos por este océano. A mediados de siglo comenzó la separación de estos territorios de la metrópoli.

Cuba y Puerto Rico

Su economía se basaba en la agricultura de exportación (azúcar y tabaco), cuyos beneficios eran para España. Las colonias estaban obligadas a comprar harina castellana y textiles catalanes. La metrópoli mantenía su control en las islas gracias a las tropas y al apoyo de la pequeña oligarquía terrateniente, que se veía favorecida por el monopolio comercial y el sistema esclavista.

Filipinas

La población española era muy reducida y los capitales invertidos escasos. Se mantuvo la soberanía española gracias a la presencia de órdenes religiosas y algunas tropas. Los primeros movimientos independentistas los encontramos en Cuba, durante la Guerra de los Diez Años, cuya finalidad era acabar con la esclavitud y lograr la autonomía política. Esta guerra concluyó con la Paz de Zanjón. Surgió entonces el Partido Liberal Cubano, en oposición a la Liga Nacional. El proyecto autonomista se vio frustrado e incumplido.

La Guerra de Independencia (1895-1898)

Cuba

En el año 1892, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, protagonista de la revuelta independentista iniciada en febrero de 1895. El gobierno, presidido por Cánovas, respondió enviando un ejército a Cuba, al frente del cual se hallaba el general Martínez Campos. La falta de éxitos militares decidió el relevo de Martínez Campos por el general Weyler, que acabó con la insurrección por la fuerza. La dificultad de proveer de alimentos y de facilitar asistencia médica, tanto al ejército como a los campesinos, trajo consigo una elevada mortalidad. Además, la guerra provocó la destrucción de plantaciones azucareras.