La Deriva Conservadora y la Radicalización Social (1933-1935)
La reforma religiosa se frenó, estableciéndose un presupuesto para el culto y el clero, y se intentó firmar un Concordato con la Santa Sede. Se concedió amnistía a los sublevados en el golpe de Sanjurjo y a los colaboradores de la dictadura de Primo de Rivera. La reforma militar y la educativa continuaron, aunque con recortes presupuestarios.
Ante este giro conservador, la CNT y la UGT radicalizaron sus posturas. Francisco Largo Caballero, líder del sector socialista más radical, propuso la ruptura con la República y la revolución. Indalecio Prieto, del socialismo moderado, defendía la colaboración con los republicanos de izquierda para estabilizar la República y acometer reformas.
La Revolución de Asturias y la Proclamación del Estado Catalán (1934)
El aumento de conflictos llevó a Lerroux a ceder ante la CEDA, entregándole tres ministerios. Tras la formación del nuevo gobierno, la UGT impulsó huelgas generales, a lo que el gobierno respondió declarando el Estado de Guerra.
La Revolución en Asturias
En Asturias, mineros protagonizaron una revolución social, colaborando anarquistas, socialistas y comunistas. Ocuparon cuarteles de la guardia civil y ayuntamientos, dirigidos por comités revolucionarios. La revolución fue aplastada por tropas de la Legión y los Regulares, dirigidas por los generales Godet y Franco. Se estima que murieron unos 1.000 mineros y 450 militares y guardias civiles, con más de 2.000 heridos y 5.000 detenidos. La revolución de Asturias de 1934 fue un preludio de la guerra civil.
La Proclamación del Estado Catalán
En Cataluña, Lluís Companys proclamó el 6 de octubre de 1934 la República Catalana dentro de la República Federal Española. Una alianza obrera, sin el apoyo de la CNT, inició una huelga general. El movimiento fracasó rápidamente y fue reprimido por el general Batet, con más de 3.500 detenidos, incluyendo miembros del gobierno de la Generalitat y el Ayuntamiento.
Las Elecciones de 1936 y el Triunfo del Frente Popular
En las elecciones de febrero de 1936, se enfrentaron dos bloques:
- Una coalición de izquierdas (republicanos, socialistas y comunistas) agrupada en el Frente Popular, que buscaba amnistiar a los represaliados políticos y reactivar la legislación reformista.
- Los partidos de derecha, aglutinados en el Bloque Nacional, sin una candidatura única ni un programa político consensuado.
El Gobierno del Frente Popular
El Frente Popular ganó las elecciones de febrero de 1936. Las nuevas Cortes destituyeron a Alcalá Zamora y nombraron a Manuel Azaña como presidente de la República. Casares Quiroga fue elegido presidente de un gobierno republicano, con apoyo parlamentario socialista.
Se concedió amnistía a unos 30.000 presos políticos y se forzó a los patrones a readmitir a los obreros despedidos en 1934. Se restableció el gobierno de la Generalitat y se iniciaron negociaciones para estatutos del País Vasco y Cataluña.
Las reformas de 1931 se reemprendieron. Para evitar un golpe de Estado, el gobierno envió a generales poco confiables a lugares periféricos: Franco a Canarias, Mola a Navarra y Sanjurjo, exiliado en Portugal.
Los propietarios agrícolas se opusieron a las reformas, muchos industriales cerraron fábricas y la Iglesia católica se opuso a la República. Una parte de la izquierda (anarquistas y socialistas liderados por Largo Caballero) propugnó la revolución. La Falange organizó grupos paramilitares violentos, creando un clima de violencia generalizada. Ante esto, una parte de la derecha apoyó un golpe de Estado.