Decadencia Española en el Siglo XVII: Los Austrias Menores y el Descubrimiento de América

Los Austrias Menores y la Decadencia del Imperio Español en el Siglo XVII

En el siglo XVII, la monarquía española experimentó un proceso de decadencia. El reino de España sufrió una profunda crisis económica. Los problemas que ya se habían manifestado durante el reinado de Felipe II se agravaron con los Austrias Menores, lo que supuso el inicio de la decadencia de la España imperial. A diferencia del gobierno personal y absoluto de Carlos I y Felipe II, el gobierno se caracterizó por la figura del valido o favorito, una persona de confianza del rey en quien este delegaba la mayor parte de la acción de gobierno.

Felipe III (1598-1621)

Heredó de su padre un gran imperio, pero también una deuda enorme y dos largas guerras con Inglaterra y los Países Bajos. El gobierno estuvo en manos del duque de Lerma y, más adelante, del duque de Uceda. La grave situación de la Hacienda Real llevó a Lerma a ordenar la acuñación de moneda, lo que provocó una fuerte inflación. El reinado de Felipe III fue relativamente pacífico. Se llegó a la paz con Inglaterra y se firmó una tregua con los Países Bajos. Al final de su reinado, España participó en la Guerra de los Treinta Años, cuando envió tropas a Bohemia en ayuda del emperador de Habsburgo.

Un factor que agravó la crisis fue la expulsión de los moriscos. La Corona desconfiaba de este colectivo. Unos 300.000 campesinos tuvieron que abandonar la Península y se dirigieron al norte de África; algunos pasaron a formar parte de la piratería que asolaba las costas mediterráneas. Esta decisión tuvo graves repercusiones, tanto en el ámbito demográfico como en el económico.

Felipe IV (1621-1665)

  • Política exterior: Con Felipe IV, se produjo un cambio en la política exterior y el ascenso de un nuevo favorito, el Conde Duque de Olivares. Este pretendía la restauración de la posición internacional de la monarquía a través de la movilización total de sus recursos y de todos los territorios, al igual que Castilla. Participó en la Guerra de los Treinta Años, en la que España fue finalmente derrotada por Francia. Tras el cese del Conde Duque y su sustitución por Luis de Haro, la Paz de Westfalia (1648) puso fin a la Guerra de los Treinta Años y supuso la hegemonía francesa y la consagración del pluralismo religioso. La guerra con Francia continuó hasta la Paz de los Pirineos (1659), en la que se perdieron los territorios del Rosellón y la Cerdaña.
  • Política interior: Fue un periodo de revoluciones y revueltas como consecuencia de las guerras de la monarquía. Para afrontar la crisis, el Conde Duque de Olivares aplicó una serie de reformas, entre ellas la Unión de Armas, un ejército común para toda la monarquía financiado por los reinos y territorios. Se planteó la centralización según el modelo de Castilla.
  • En 1640, estalló una rebelión en Cataluña, que se convirtió en frente militar. Se produjo el Corpus de Sangre (un altercado entre obreros y funcionarios reales que derivó en un motín general). El virrey fue asesinado y los funcionarios reales, perseguidos. Con todo ello, se proclamó conde de Barcelona al rey francés Luis XIII.
  • Entre 1640 y 1668, se produjo la rebelión de Portugal, que proclamó rey al duque de Braganza, Juan IV.

Carlos II y la Guerra de Sucesión (1665-1700)

Carlos II sucedió a su padre, Felipe IV, a los cuatro años, por lo que el gobierno quedó en manos de favoritos. Un obstáculo para la recuperación fueron las constantes agresiones de la Francia de Luis XIV, que aprovechó la debilidad española para expandirse. La falta de descendencia provocó la constitución de bandos en torno a los dos principales candidatos: el nieto del rey francés, Felipe de Anjou, y un hijo del emperador de Austria, el archiduque Carlos. Castilla se inclinó por la sucesión francesa; en cambio, la Corona de Aragón apoyó al archiduque porque veía peligrar sus fueros si se implantaba el modelo de gobierno centralista francés.

Carlos II nombró heredero a Felipe de Anjou (futuro Felipe V) con la condición de que no heredase también el trono de Francia. Sin embargo, cuando Luis XIV mantuvo el derecho de su nieto a sucederle, se formó una gran alianza antifrancesa y se desató la Guerra de Sucesión a la Corona española en 1702.

Consecuencias del Descubrimiento de América

Demografía

Se produjo una reducción considerable de la población indígena debido a la proliferación de epidemias de enfermedades, la explotación económica por parte de los conquistadores y las acciones de exterminio. Esto facilitó la autorización de la importación de esclavos africanos. El mestizaje (mezcla de colonizadores e indígenas) fue una consecuencia lógica de esta emigración.

Explotación Colonial

El móvil principal de la colonización fue la explotación de las minas de oro y plata y la introducción de nuevos cultivos y animales domésticos. Los españoles impusieron la explotación organizada de la mano de obra indígena. Una forma de explotación fue la encomienda, en la que el encomendero protegía, cristianizaba y obtenía el trabajo, casi gratuito, de la población autóctona.

Otro sistema de explotación fue la mita en Perú, que consistía en la obligación que tenía cada población indígena de enviar a las explotaciones coloniales (minas) contingentes de trabajadores durante una temporada del año. El esclavismo de personas de etnia negra, procedentes de África, fue otra forma de explotación.

Repercusiones en España: Cambios Económicos

Se abrió un flujo de comercio ultramarino con consecuencias decisivas para Europa y España. Se abrió el continente a la explotación de recursos mineros. La colonización tuvo, por tanto, como primera dimensión económica la búsqueda de metales preciosos. Esto tuvo un efecto perturbador en la economía española: sirvió para financiar la política exterior y militar de la monarquía, contribuyó a incrementar la inflación y una parte importante se utilizó en inversiones suntuarias, pero no productivas.

La relación comercial estimuló la exportación de vino, aceite, tejidos, etc. hacia América. No obstante, esta demanda fue atendida por los países europeos, que utilizaban España como simple intermediario a través de la Casa de Contratación de Sevilla, que ejercía el monopolio.

Los habitantes de las colonias fueron considerados súbditos de la monarquía y, teóricamente, libres. Se conocía la política de persecución y exterminio de pueblos indígenas, lo que trajo consigo una polémica sobre los justos derechos de la Corona sobre los indígenas. Las condiciones de explotación eran tan escandalosas que surgieron denuncias contra los pobladores españoles.

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