1.De la dictadura a la República
Tras la dimisión de Primo de Rivera, el rey Alfonso XIII encargó la formación de un nuevo Gobierno al general Dámaso Berenguer. Pero el regreso al régimen político anterior a la dictadura resultó imposible porque:
– Los partidos dinásticos (Conservador y Liberal) habían perdido, durante la dictadura, la estructura organizativa y estaban desprestigiados.
– El monarca era impopular, ya que la opinión pública urbana identificó la figura del rey con la del dictador,y lo hacía responsable de la situación.
– Las fuerzas antidinásticas tomaron una iniciativa unitaria, que culminó con el Pacto de San Sebastián (17 de agosto de 1930).
El Pacto de San Sebastián
En este pacto se forjó una nueva alianza en la que se integraron los republicanos de todo el Estado junto con monárquicos convertidos a última hora a la causa republicana.Los firmantes del pacto acordaron la supresión de la monarquía,la proclamación de la República y la creación de un Gobierno provisional,que asumiría el compromiso de convocar unas Cortes Constituyentes,que se encargarían de aprobar unaConstitución y también un estatutodeautonomía para Cataluña,exigidoporloscatalanes.Poco después,elPSOE y laCNTtambién se adhirieron.
La estrategia para derribar a la monarquía preveía hacer coincidir, el día 15 de diciembre, la insurrección de algunas unidades del Ejército, próximas a los republicanos, y una huelga general que acentuase la agitación social del período, que afectaba a la universidad, la prensa, etc. Dos capitanes se adelantaron a la fecha acordada y se alzaron en Jaca. Fueron vencidos. Al día siguiente, algunos representantes del Gobierno provisional ilegal de la República fueron detenidos y encarcelados en Madrid. El intento de promover la huelga general había fracasado y las conspiraciones para instaurar la República continuaban, aparentemente, sin obtener ningún éxito.
La proclamación de la República
A principios de 1931, el ambiente de conflictividad social continuaba, al mismo tiempo que destacados representantes monárquicos solicitaban un período constituyente. El general Dámaso Berenguer dimitió y fue nombrado presidente de Gobierno el admirante Juan Bautista Aznar, quien convocó elecciones municipales.
Los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián presentaron esas elecciones como un referéndum sobre la monarquía.
El 14 de abril se formó el Gobierno provisional de la República, presidido por el ex monárquico y católico Niceto Alcalá-Zamora. Proclamó en Barcelona la República Catalana dentro de la Federación Ibérica. Alfonso XIII se exilió ese mismo día. La Segunda República era ya un hecho, que fue recibido en todas partes con grandes manifestaciones de alegría popular.
3.El Bienio Reformista (1931-1933)
Entre 1931 y 1933, el Gobierno de la República fue dirigido por las fuerzas de centro-izquierda. En esta etapa se propusieron numerosas reformas.
3.1.el Gobierno provisional(14deabril-28dejunio de 1931)
El Gobierno provisional presidido por Alcalá-Zamora, convocó elecciones legislativas para el 28 de junio, a la vez que planteaba reformas en cuatro frentes: el Ejército, la Iglesia, la educación y el campo.
La reforma del Ejército
En el Ejército, identificado siempre muy conservador, se ofreció a los generales. jefes y oficiales la posibilidad de jubilarse con el sueldo íntegro.
Se consiguió reducir el número excesivo de comandantes y de divisiones, y se ofreció una salida a aquellos militares cuyas convicciones no les permitían continuar en el ejército bajo bandera republicana.
Azaña, ministro de la Guerra, clausuró la Academia Militar de Zaragoza, dirigida por Franco, y anuló todos los ascensos obtenidos durante la dictadura, lo que provocó un gran malestar entre los militares.
Tmbién creó la Guardia de Asalto, cuerpo de policía armada moderna y de fidelidad republicana.
Las relaciones con la Iglesia
La Iglesia vinculada a la monarquía, al principio se mantuvo expectante. Pero dos sucesos enturbiaron la situación.
En primer lugar, una pastoral del cardenal Segura, arzobispo de Toledo, cuyos términos herían la sensibilidad republicana, ya que elogiaban al Rey. El Gobierno pidió su destitución, pero los obispos, reunidos en Toledo, apoyaron al cardenal Segura.
Más grave fue la quema de conventos en Madrid, el 11 de mayo, por grupos incontrolados tras la provocación de jóvenes del Círculo Monárquico, quienes habían instalado un gramófono que emitía la Marcha Real y que se podía oír desde la calle.
En otros lugares, como Sevilla y, sobre todo, Málaga, se produjeron incidentes similares, ante la pasividad de las fuerzas de orden público. Muchos católicos empezaron a ver la República como un régimen contrario a sus convicciones.
A pesar de que algunas medidas quedaron sin efecto durante el bienio
Conservador posterior, la Iglesia se mantuvo en oposición al régimen republicano.
Otros acuerdos a los que se opuso la Iglesia fueron el matrimonio civil, el divorcio y la Ley deCongregaciones Religiosas, por la que templos y monasterios pasaban a
a ser de propiedad pública.
La educación
En la educación se decretó la creación de escuelas y de plazas nuevas de maestros, cuyos sueldos se incrementaron además del establecimiento de una red de bibliotecas. Esta política continuó durante el Bienio Reformista. Se hicieron 10000 escuelas de primaria y el presupuesto de educación creció.
Las reformas en el campo
España, en el momento de proclamarse la República, era un país netamente agrario. Uno de los principales objetivos del primer bienio republicano consistió en llevar a cabo una reforma agraria con la finalidad de crear una clase de pequeños propietarios entre los jornaleros sin tierras a costa de los latifundios improductivos.
El Gobierno también actuó a favor de la jornada de ocho horas de trabajo en el campo. Asimismo, planteó que los propietarios rurales debían tener todas las tierras cultivadas si no querían que las tierras yermas pasaran a ser usufructuadas por jornaleros.
3.3. El Gobierno constitucional (diciembre de 1931-noviembre de 1933)
Niceto Alcalá-Zamora,elegido presidente de la República, encargó a Manuel Azaña la formación del Gobierno. Además de aplicar la nueva Constitución, el Gobierno de Azaña continuó las reformas establecidas por el Gobierno provisional: las leyes de reforma agraria y militar, y la concesión del Estatuto de Autonomía a Cataluña.
La Ley de reforma Agraria. A partir de esta ley, muchas hectáreas de tierra quedaron a disposición del Estado, aunque la distribución de la propiedad entre los campesinos fue lenta y no se consiguió generar el número de propietarios previstos. Este fracaso de la reforma, atribuido a la incompetencia del Estado y, sobre todo, a la prisa por solucionar un problema muy complejo, constituyó uno de los motivos de decepción de los campesinos. Además, la reforma agraria asustó a los propietarios, ya que consideraban que la ley era
revolucionaria.
Durante ese período, además de la oposición de los sectores católicos, la República se vio conmocionada por los sectores situados en los extremos del arco ideológico: la agitación en el campo andaluz y el intento de golpe de Estado monárquico del general José Sanjurjo. Aunque el Gobierno supo resolver estos conflictos.
4.El Bienio Conservador (1933-1936)
El Gobierno de Manuel Azaña cayó el mes de semtiembre de 1933 como consecuencia de las desavenencias políticas entre los partidos que le apoyaban, a propósito de los hechos de Casas Viejas (Cádiz), y de su incompatibilidad con el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora. Ante las dificultades de formar un nuevo Gobierno, Alcalá-Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones.
4.1.La derecha al poder
Durante el Bienio Reformista, la derecha española se reorganizó en dos grupos. Uno se oponía al régimen republicano y estaba integrado por los monárquicos, los tradicionalistas o carlistas y los fascistas, como las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista y, a partir de octubre de 1933, la Falange Española, fundada por Primo de rivera. El otro grupo aceptaba la República para transformarla en sentido conservador y no se pronunciaba abiertamente sobre la forma del Estado.; aquí destacaba la Confederación Española de Derechas Autónomas, alrededor del partido de influencia católica Acción Popular. El dirigente más destacado de la CEDA era José María Gil-Robles.
Durante la campaña electoral quedó patente la división profunda de la sociedad española. Los socialistas presentaban a Gil-Robles como fascista y anunciaban una revolución social en caso de que ganase la derecha. Esta censuraba la obra revolucionaria de los socialistas y de los azañistas del Gobierno anterior, y presentaba un programa con tres puntos clave: la revisión de la Constitución en lo referente a sus puntos laicos y progresistas, la supresión de la reforma agraria y la amnistía para delitos políticos.
Las elecciones de 1933 fueron favorables a la derecha y al centro debido al ansentismo, animado por algunos sindicatos obreros, al despiste político de los partidos en el poder y a la reorganización de los partidos censurados durante el Bienio reformista. El presidente de la República encargó la formación del Gobierno a Lerroux, líder del Partido Radical. En una primera fase, la CEDA apoyó al nuevo ejecutivo, aunque no formó parte de él.
Pero el entendimiento entre los radicales y la derecha de Gil-Robles era, lógicamente, difícil. Se iniciaba, así, el período conocido como Bienio Conservador o Bienio Negro.
4.2.La Revolución de Octubre de 1934
Pocos meses después del triunfo de la derecha, sectores del PSOE y de la UGT prepararon una insurrección armada que debía ir acompañada de una huelga general. El contexto europeo explica, en parte, esta conspiración: por un lado, el ascenso de Adolf Hitler al poder de Alemania, en enero de 1933, y, por otro, la persecución a la que fueron sometidos los socialistas en Austria (febrero de 1934).
Sin embargo, el motivo con el que se justificó el estallido de la sublevación fue la entrada de mienbros de la CEDA en el Gobierno de Lerroux. Los partidos de izquierda identificaban a la CEDA con el fascismo. Así, temiendo que Gil-Robles diera un golpe de Estado desde el poder. La UGT hizo un llamamiento a la huelga general, al que la CNT no se sumó. La insurrección armada solo triunfó durante dos semanas en Asturias, donde varios comités de obreros tomaron el poder gracias a la unidad de acción de todas las fuerzas obreras. La revolución asturiana fue duramente reprimida por el ejército comandado por el general Francisco Franco. Los otros focos de la huelga también fueron controlados rápidamente por el ejército. La insurrección, pues, fracasó y los principales dirigentes obreros fueron detenidos o tuvieron que exiliarse.
La Revolución de Octubre de 1934 tuvo eco en lugares como Madrid, donde hubo luchas en los barrios obreros, y en Cataluña, donde Lluís Companys,
presidente de la Generalitat, proclamó el Estado Catalán de la República Federal Española. La falta de apoyo de los anarcosindicalistas y del catalanismo conservador hizo fracasar el levantamiento en Cataluña. La política regresiva aplicada por el Gobierno contra los obreros sublevados se extendió a Cataluña con la detención de Companys y de su gabinete, y con la supresión de su régimen autonómico.
5.Epílogo: las elecciones de 1936
A raíz de la profunda crisis de octubre de 1934, los gobiernos de centroderecha quedaron relativamente erosionados desde el punto de vista político. La represión, patente por las más de 30000 personas encarceladas, los juicios, las prohibiciones de la prensa socialista y comunista, etc, despertaron las simpatías de la población hacia los presos y los perseguidos políticos.
Además, las actuaciones del Gobierno durante 1935 fueron muy impopulares:
– La Ley Agraria, que deshacía algunas de las conquistas del bienio anterior.
El bloqueo en las Cortes del Estatuto de Autonomía vasco, que ya había sido aprobado el 5 de noviembre de 1933.
– Los nombramientos en el ejército de militares poco o nada partidarios de la democracia, como el general Franco, que fue nombrado jefe del Estado Mayor.
En septiembre de 1935, el Gobierno de Lerroux se vio obligado a dimitir como consecuencia del escándalo de corrupción del estraperlo. Los gobiernos que le sucedieron fueron breves a causa de la fala de consenso entre las fuerzas parlamentarias. Ante esta situación política, el presidente de la República disolvió las Cortes y convocó elecciones el 16 de febrero de 1936.
Estas elecciones dividieron en dos a la opinión pública española:
– La izquierda se presentó unida en una coalición, que, con el nombre de Frente Popular, reunía desde los republicanos hasta los comunistas.
– La derecha, en cambio, no se pudo presentar unida, y la CEDA de Gil-Robles fue el partido de la derecha que concurrió con más candidatos.
El Frente Popular obtuvo la mayoría en el Congreso.
A principios de marzo de 1936 ya se produjeron los primeros contactos entre generales para preparar un alzamiento militar contra la República, que tenía que llevarse a cabo en julio.
Es cierto que el orden público durante los meses anteriores a la guerra estaba bastante deteriorado, pero la conspiración militar obedecía a motivos más profundos que venían de lejos:
– La resistencia a los cambios reformistas y a la descentralización autonómica.
– El miedo a la revolución que proponían los sindicatos y los partidos de izquierda.
De hecho, la insurrección del mes de octubre de 1934 ya había sido un aviso bastante claro de estos propósitos revolucionarios.