Reconfiguración Política de Europa Tras el Congreso de Viena
Tras el Congreso de Viena, el mapa político europeo experimentó cambios significativos, con diversas potencias obteniendo ventajas y territorios:
- Inglaterra: Se consolidó como potencia marítima, controlando rutas clave en el Mediterráneo y el comercio global.
- Rusia: Adquirió Finlandia, Besarabia y una parte considerable de Polonia, expandiéndose en Europa Central.
- Prusia: Se fortaleció con la creación de la Prusia renana y la anexión de territorios polacos y suecos.
- Austria: Perdió Bélgica, pero ganó territorios en el Véneto y Lombardía, además de influencia en ducados italianos.
- Suecia: Cedió Finlandia y Pomerania, pero recibió Noruega, aunque sin sus dependencias insulares.
- Dinamarca: Compensada por la pérdida de Noruega con los ducados de Schlewig, Holstein y Lauenburgo.
- Alemania: Reducida de 350 a 39 estados, con Prusia y Austria como principales potencias.
- Francia: Mantuvo su territorio de 1792, con algunas ganancias menores.
- Suiza: Se estableció como república neutral con 22 cantones.
- Estados Tapón: Se crearon para evitar la expansión rápida de potencias, como el Reino de Cerdeña.
Problemas Derivados del Nuevo Orden
El nuevo mapa político generó tensiones:
- Bélgica se oponía a la unión con Holanda.
- Polonia aspiraba a la independencia.
- Los italianos buscaban la unificación nacional.
- Los estados alemanes anhelaban la unidad.
Las Revoluciones de 1830
La Revolución de 1830, iniciada en Francia, tuvo un impacto significativo en Europa:
- Francia: La monarquía de Luis XVIII fue sucedida por Carlos X, quien intentó restringir las libertades. Las Tres Gloriosas Jornadas llevaron a la abdicación de Carlos X y al ascenso de Luis Felipe de Orleans.
- Expansión Revolucionaria: La revolución se extendió a Bélgica, Italia, Suiza y Polonia.
- Bélgica: Logró su independencia de Holanda, estableciendo una monarquía con Leopoldo I.
Consecuencias de las Revoluciones de 1830
Las revoluciones de 1830 demostraron el poder de las barricadas y la capacidad de derrocar monarquías. La independencia de Bélgica se convirtió en un modelo para otros movimientos nacionalistas.
Las Revoluciones de 1848
La Revolución de 1848 fue impulsada por una crisis económica y el descontento social:
- Francia: La prohibición de un banquete desencadenó protestas y barricadas. La Guardia Nacional se unió a los manifestantes, llevando a la abdicación de Luis Felipe de Orleans. Se estableció un gobierno provisional con la inclusión de un obrero, Marie.
Principios de la Restauración
Los principios que guiaron la Restauración fueron:
- Legitimismo Dinástico: El poder debía regresar a los soberanos legítimos, sin restricciones constitucionales.
- Responsabilidad Internacional: Las potencias debían colaborar en el mantenimiento del orden.
- Política de Congresos: Los conflictos debían resolverse mediante negociaciones en congresos.
- Intervencionismo: Las potencias podían intervenir en otros países para restaurar el orden.
Unificación Italiana
La unificación italiana se desarrolló en cuatro fases:
- Fase Diplomática-Militar: Camilo Benso de Cavour buscó alianzas con Francia e Inglaterra, participando en la Guerra de Crimea y la Guerra de Lombardía.
- Fase Diplomática-Revolucionaria: Giuseppe Garibaldi lideró la conquista del Reino de las Dos Sicilias con su ejército de camisas rojas.
- Fase Bélico-Diplomática: La Guerra Austro-Prusiana permitió la anexión del Véneto.
- Fase Romana: La Guerra Franco-Prusiana facilitó la anexión de Roma, convirtiéndola en la capital del Reino de Italia en 1871.
Unificación Alemana
La unificación alemana fue liderada por Otto von Bismarck, quien buscaba la hegemonía prusiana:
- Guerra de los Ducados Daneses (1864): Prusia y Austria se enfrentaron a Dinamarca, obteniendo los ducados de Schleswig, Holstein y Lauenburgo.
- Guerra Austro-Prusiana (1866): Prusia derrotó a Austria, excluyéndola de la unificación alemana y anexando el Véneto a Italia.
- Guerra Franco-Prusiana (1870): La victoria prusiana sobre Francia llevó a la unificación de Alemania, con la anexión de Alsacia y Lorena. Se proclamó el II Reich alemán con Guillermo I como káiser.