Carlos I (1500-1558): El Inicio de un Imperio
La Sucesión de Castilla
La sucesión de Castilla tras la muerte de Isabel se complicó. La heredera del trono era Juana, pero Felipe, su esposo, y Fernando, su padre, la declararon demente. El trono pasó a su hijo Carlos I, pero al ser este muy joven, Fernando, su abuelo, asumió la regencia de Castilla hasta su muerte en 1516. Ese mismo año, Carlos fue coronado rey a pesar de ser menor de edad, convirtiéndose en rey tanto de Castilla como de Aragón.
En 1519, a la muerte del emperador Maximiliano I, Carlos heredó también el Sacro Imperio Romano Germánico, consolidándose así como el monarca europeo más poderoso.
Problemas Internos del Reinado
Carlos I fue educado en Flandes bajo la corriente humanista. Cuando llegó a Castilla, lo hizo rodeado de su corte de confianza, la cual desconocía España, sus costumbres y su lengua.
Revuelta de los Comuneros (1520-1522)
Desde la muerte de Isabel, existía un malestar generalizado en Castilla causado por la regencia de Fernando y del cardenal Cisneros. A Carlos I no le interesaba Castilla, y las Cortes le reclamaban una mayor atención al reino, pero este las usaba para obtener dinero para Flandes, la zona en la que realmente estaba interesado. Los nobles castellanos estaban muy molestos porque Carlos I había llegado rodeado de una corte humanista, la cual había recibido todos los cargos de importancia, lo que provocó un gran malestar entre los nobles tanto de Castilla como de Aragón.
Se trata de un movimiento nobiliario. Dentro del bando comunero destacan tres familias nobles: Bravo, Padilla y Maldonado. Su objetivo era un nuevo gobierno, formado por los nobles castellanos, y no los flamencos. Las principales ciudades sublevadas fueron Segovia, Zamora, Simancas y Salamanca. Los nobles pidieron ayuda a Juana, ya que la consideraban la reina legítima, y reclamaban una mayor participación política, el respeto de las leyes de Castilla y una protección de la industria nacional, sobre todo la textil. El grupo de los comuneros estaba formado principalmente por la nobleza terrateniente y aquellos que se encargaban de la exportación y el comercio de la lana y la industria textil. Finalmente, los comuneros fueron derrotados por el regente en ausencia de Carlos I, Adriano de Utrecht, en la batalla de Villalar, el 23 de abril de 1521. Tras la derrota se procedió al ajusticiamiento público de los principales dirigentes comuneros.
Las Germanías (1519-1523)
Esta se trata de una revuelta secundada principalmente por las clases más bajas de la sociedad, campesinos, y las clases medias urbanas, artesanos y comerciantes, los cuales se sublevaron contra la nobleza, el clero y la oligarquía catalana. Afectó principalmente a la zona de Valencia, Baleares y Murcia.
Pedían un mayor acceso público a cargos municipales, una mejora de los arrendamientos, que derivaba de los payeses de remensa, y por último, pedían que la monarquía los defendiera de los otros grupos. Finalmente, el movimiento fue perdiendo unidad interna y las tropas reales entraron en Valencia, acabando con la rebelión y fortaleciendo así la figura del monarca. Los territorios se fueron pacificando de forma progresiva hasta 1528.
Política Exterior: La Búsqueda de la Hegemonía
En cuanto a la política exterior, lo que se buscaba era conseguir la hegemonía a nivel europeo. Esta expansión imperial se divide en diferentes conflictos:
Francia
Se trata de un problema heredado por parte de su abuelo, Francisco I. Se divide en tres etapas. En la primera etapa (1521), Francia invadió Navarra, el norte de Italia (Milanesado), Flandes y Borgoña, mientras que el ejército español trató de parar el avance del rey francés, Francisco I, venciéndoles en la batalla de Pavía (1525), con el triunfo de los tercios españoles. Durante la segunda etapa, Carlos se enfrentó también al Papa Clemente VII, que se había aliado con Francia y pequeños estados italianos para combatir el avance español en Italia. Finalmente, las tropas de Carlos V conquistaron y saquearon Roma, y en 1528 se firmó la Paz de Cambrai. En la cuarta etapa, y tras la Paz de Cambrai, Carlos V recuperó Flandes, la Borgoña y Nápoles, y con la Paz de Crépy, cediendo la Borgoña a Francia y casando a su hija con el heredero francés, salió del conflicto.
Los Protestantes
Fue el mayor problema al cual se tuvo que enfrentar Carlos V en todo su reinado. El problema apareció con la aparición de Martín Lutero que, en 1517, clavó las 95 tesis de Lutero en la catedral de Núremberg. Estas tesis las escribió tras peregrinar a Roma y encontrarse con la venta de bulas divinas por parte de la Iglesia para financiar la construcción de Roma. Este hecho le enfureció y le llevó a publicar las 95 tesis. En 1520, el Papa mandó una bula a Lutero para que este se retractara, a lo cual este se negó. En el año 1521 fue convocado a la asamblea Dieta de Worms, a la cual no asistió por consejo de quienes lo apoyaban, pero sí que asistieron a esta reunión los príncipes alemanes, eclesiásticos y Enrique VIII que lo apoyaban. Carlos V estaba a favor de la Iglesia Católica y se enfrentó a los protestantes, siendo el conflicto religioso usado por parte de los partidarios del Vaticano y por los partidarios de los príncipes alemanes como un casus belli.
En la lucha contra los protestantes se pueden distinguir dos etapas, una violenta y otra militar:
- Vía militar: Carlos I derrotó a los protestantes en la batalla de Mühlberg donde, además de derrotar a la liga protestante, los masacró, acabando con gran cantidad de los seguidores de Lutero, incluidas mujeres y niños, creando así los primeros mártires luteranos. En vez de acabar con el conflicto, este se potenció.
- Vía diplomática: El Papa llevó a cabo la vía diplomática con el Concilio de Trento, en el cual el problema tampoco se zanjó, y lo que se hizo fue condenar a Lutero como hereje, y a todos aquellos que lo siguieran (luteranos) se les amenazó de anatema y finalmente pasaron a ser considerados herejes también.
El conflicto terminó en el año 1555 con la firma de la Paz de Augsburgo, por la que cada príncipe podía determinar la religión de su estado.
Dominio del Mediterráneo
En 1492 fue una época de esplendor para el Imperio Otomano que, tras la conquista de Constantinopla, aspiraba a expandirse por el Mediterráneo. El principal problema que causaban era la piratería en el Pacífico, destinada sobre todo a obtener botines y esclavos. Para evitar el problema de la piratería y acabar con las ambiciones expansionistas otomanas por el Mediterráneo, Carlos V buscó recuperar plazas fuertes al norte de África, consiguiéndolo en el caso de la batalla de Túnez (1535), pero fracasó en la batalla de Argel con un estrépito absoluto. Este problema en el Mediterráneo quedó sin solucionar.
Países Bajos
Será el principal problema de Felipe II.
Problema con Inglaterra
Carlos V trató de solucionarlo casando a su hijo Felipe II con María Tudor, pero esta murió y su hermanastra continuó con el problema.