Chile en el Siglo XX: Desde la FECH hasta la Alianza para el Progreso

La Rebeldía de los Años 20 y la Federación de Estudiantes de Chile (FECH)

La Federación de Estudiantes de Chile (FECH), fundada en 1907, tuvo como dirigentes iniciales a jóvenes radicales y liberales doctrinarios. Sus ideales se centraban en la defensa del estado docente, el anticlericalismo, el pacifismo y el anarquismo social. En 1920, la FECH publicó la revista Claridad, que representaba el espíritu de la generación. Sus postulados proponían que el progreso social dependía principalmente del perfeccionamiento cultural e individual. Aunque esta generación no contó con grandes pensadores como en épocas anteriores, sus miembros tuvieron un rol protagónico y esencial en el escenario intelectual y político de la sociedad chilena. Se destacaban como socialistas, pacifistas, antibélicos y anticlericales. Su movimiento consistía en manifestarse pacíficamente, de acuerdo a sus principios, contra lo establecido en el periodo, anhelando la democracia y oponiéndose al clero.

Planificaciones Globales y la Influencia de la CEPAL

A partir de 1952, en Chile surgió una generación de economistas y sociólogos con un pensamiento estructural y global. Para ellos, la inflación era una deficiencia estructural básica en la sociedad chilena. En ese contexto, Raúl Prebisch, presidente de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de la ONU, diseñó una política económica para Hispanoamérica. Esta región era clasificada como subdesarrollada debido a la carencia de factores fundamentales de desarrollo, que debían ser corregidos mediante intervenciones estatales decisivas, especialmente en la agricultura y la educación básica y especializada. Para remediar esto, se requería la acción directa del Estado con todos sus sectores progresistas, a través de un proceso inducido que racionalizara la producción comercial y el consumo. En 1960, el presidente Kennedy planteó la «Alianza para el Progreso», que buscaba implantar el modelo norteamericano de democracia, fijando precios estables, favoreciendo las reformas agrarias e implementando una asociación entre los capitales norteamericanos y nacionales. Sin embargo, este proyecto nunca se concretó. Este periodo se diferencia de las décadas anteriores por su enfoque en planificaciones globales, en contraste con políticas más prácticas como la creación de la CORFO. Se buscaba partir de cero, sin considerar la idiosincrasia de los pueblos ni sus tradiciones. En Chile, este proceso se vio facilitado por su relativa falta de tradición arraigada. Se observaba una creciente globalización impulsada por factores técnico-económicos, más que por un estado o una sociedad específica.

El Tiempo de los Caudillos: Alessandri e Ibáñez

La década de 1920 en Chile se caracterizó por el surgimiento de caudillos históricos. El término «caudillo» se refiere a líderes políticos como Arturo Alessandri y Carlos Ibáñez del Campo. Ambos promovían la igualdad en todas las clases y sectores sociales. Alessandri, en particular, se convirtió en una figura icónica que representaba a las clases medias y los obreros. Los caudillos, especialmente durante este periodo, fueron vistos como salvadores de la sociedad. Aunque siempre hubo caudillos en la historia de Chile, como Carrera, en 1920 su influencia se intensificó, y se ganaron el título de benefactores. Esto se debió a su lucha contra el gobierno del clero y las clases altas, que se favorecían mutuamente en aspectos económicos, sociales y políticos. Los caudillos intentaron acabar con la inequidad económica y la desigualdad de clase, a pesar de que Balmaceda había intentado implementar políticas similares en su gobierno, pero fue detenido por el Parlamento y la clase alta. La Constitución de 1925, que separó la Iglesia del Estado, fue un intento de poner fin al abuso del clero. Sin embargo, los periodos gubernamentales de ambos caudillos no fueron idílicos. Alessandri se autoexilió durante su primer gobierno debido a malos resultados, aunque luego regresó para un segundo periodo. Ibáñez, por su parte, optó por retirarse del cargo al no obtener los resultados esperados.

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