Restauración Española: Características del Sistema Canovista (1874-1902)

La Restauración Española y el Sistema Canovista

Contexto Histórico y Ascenso de Alfonso XII

La Restauración fue un período histórico que se extendió desde 1874 hasta 1902, caracterizado por la estabilidad política del sistema creado por Cánovas del Castillo. No obstante, fue una etapa marcada por la corrupción política y la aparición de propuestas políticas de oposición, como los nacionalismos y los movimientos obreros.

Tras el golpe del general Pavía y la disolución de las Cortes, Serrano encabezó el gobierno. El príncipe Alfonso dirigió el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas, en el que se planteaba el restablecimiento de la monarquía para solucionar los problemas de España. Martínez Campos proclamó a Alfonso XII rey de España, mientras Cánovas intentaba conseguir el apoyo de la burguesía. Aunque la monarquía duró hasta 1931, la Restauración se da por finalizada con la llegada de Alfonso XIII en 1902.

El fin de la guerra carlista supuso la supresión de los fueros e instituciones vascas, lo que alimentó el nacionalismo reivindicativo posterior. En cuanto a la cuestión cubana, Martínez Campos se hizo cargo de las operaciones militares, llegándose a la Paz de Zanjón.

El Diseño del Sistema Canovista

Cánovas diseñó la estrategia para la vuelta de los Borbones y organizó el nuevo sistema político, que debía asentar la Monarquía como forma de Estado y desarrollar un marco constitucional fundado en una filosofía política ecléctica. Estas ideas constituyeron las “verdades madres” de la política.

El régimen de la Restauración fue conservador. Lograron el apoyo de la Iglesia, suspendieron los periódicos de la oposición, establecieron tribunales especiales para los delitos de imprenta, consiguieron un ejército fiel y renovaron los cargos de las Diputaciones Provinciales y los Ayuntamientos. Para evitar futuros pronunciamientos militares, el ejército debía volver a los cuarteles y cumplir su misión constitucional. Alfonso XII se convirtió en jefe supremo del Ejército.

La Constitución de 1876

Las elecciones dieron la victoria al gobierno (Partido Conservador). Se redactó la Constitución de 1876, vigente hasta 1931, con las siguientes características:

  • Principios fundamentales: modelo centralista, soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, y catolicismo como religión oficial.
  • Reparto de poderes: el Rey poseía poder hegemónico sobre el Parlamento, con capacidad legislativa a través del derecho al veto e iniciativa legislativa.
  • Cortes bicamerales: Congreso elegido por sufragio censitario; Senado con miembros elegidos por el monarca y otros mediante un sistema indirecto.
  • Poder ejecutivo: ejercido por la Corona a través de los ministros, que respondían ante las Cámaras.
  • Poder judicial: independiente y confirmado en su unidad.
  • Ayuntamientos y diputaciones: controlados por el gobierno.

El Turnismo y los Partidos Políticos

El sistema canovista se sustentó sobre dos ideas políticas: soberanía compartida entre Rey y Cortes, y una práctica política basada en la existencia de partidos oficiales que aceptaran la legalidad constitucional:

  • Partido Liberal Conservador: liderado por Cánovas hasta su muerte y luego por Francisco Silvela. Agrupaba a liberales moderados, miembros de la Unión Liberal, progresistas y católicos tradicionalistas. Se situaban en la derecha moderada.
  • Partido Liberal Fusionista: encabezado por Sagasta, representó a la izquierda liberal.

El turno daba a ambos partidos la posibilidad de alternarse en el poder de forma pacífica. Los partidos antimonárquicos, antiliberales y antinacionales, así como las masas populares, quedaron fuera del sistema, ya que los resultados electorales eran manipulados.

El Caciquismo y la Corrupción Electoral

El sistema quedaba asegurado por un liderazgo de los partidos centrado en Madrid y por la articulación provincial de los mismos, con un control del poder local mediante la práctica caciquil. Cuando el partido de turno llegaba al poder, se dedicaba a repartir cargos, concesiones y privilegios. Cada dirigente controlaba una comarca; en las elecciones, movilizaba a sus clientes, compraba o presionaba a los electores y a los poderes locales, falseaba las listas electorales, manipulaba los votos, etc. El conjunto de prácticas fraudulentas en las elecciones se llamó pucherazo.

El Ministerio de Gobernación era el encargado de controlar el proceso, elaborando el encasillado: un acuerdo de reparto de cargos entre los partidos antes de las elecciones.

Los políticos que realizaban estas prácticas eran los caciques, que llegaron a ejercer un poder paralelo al del Estado. Eran miembros de una élite local o comarcal. Mientras que el funcionario o diputado era intercambiable, el cacique era fijo. Se convertían en dispensadores de favores y prebendas a cambio de votos.

En Andalucía, el sistema caciquil se desarrolló en grado máximo después de 1890, con diferencias basadas en los condicionamientos geográficos y sociológicos de los distritos. En las capitales de provincia había competitividad y adulteración, mientras que en los medios rurales la corrupción estaba muy generalizada. Los dos instrumentos utilizados fueron el encasillado y el pucherazo, siendo el voto de los muertos el preferido y más numeroso.

Reformas y Medidas Económicas

La acción de gobierno de Cánovas estuvo marcada por reformas administrativas y medidas que reforzaron el control del Estado. La aprobación de normas más liberalizadoras fue responsabilidad del partido de Sagasta. Durante el llamado Parlamento Largo, se aprobó la libertad de imprenta, la de cátedra y la de asociación, que permitió la aparición de sindicatos como la UGT, la Ley del Jurado, un Código Civil y el sufragio universal masculino. Estos cambios fueron respetados por los conservadores al regresar al poder.

También hay que destacar la aproximación a los problemas sociales y a la condición obrera. Se abrió un debate entre proteccionismo y librecambismo, que se resolvió con la adopción de medidas para proteger los intereses de la industria catalana y vasca, de la minería asturiana y de los productores de cereal castellanos, pero perjudicaba a los consumidores españoles, que compraban más caro.

La Regencia de María Cristina

Tras la muerte de Alfonso XII, su esposa María Cristina de Habsburgo, embarazada del futuro Alfonso XIII, asumió la regencia. Cánovas y Sagasta acordaron cederle el poder durante los primeros años de la regencia (Pacto de El Pardo), garantizándose el turno pacífico en el poder.

Conclusión

El periodo de la Restauración funcionó sin grandes sobresaltos hasta la dictadura de Primo de Rivera, primero con Alfonso XII y posteriormente con Alfonso XIII.

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