El Comercio Exterior y la Economía Británica en el Siglo XVIII
El comercio exterior jugó un papel destacado en las transformaciones de la economía británica, aunque su evolución fue muy dependiente de la trayectoria del imperio colonial. En 1750, la economía británica ya tenía un fuerte componente exportador. Había desarrollado una fuerte industria exportadora de tejidos de lana de calidad con productos más baratos que sus vecinos europeos. Estos tejidos de lana constituían más de la mitad del valor de las exportaciones inglesas.
La Expansión Colonial y el Comercio de Reexportación
La expansión colonialista británica amplió las posibilidades de sus comerciantes. Las especias y el té del Lejano Oriente y los productos de las Indias Occidentales eran mercancías valiosas e imposibles de conseguir en Europa, y se convirtieron rápidamente en artículos de primera necesidad. Pero no era fácil pagar los productos tropicales con manufacturas de lana. La demanda tropical de artículos de lana era limitada por razones climáticas. La solución se encontró desarrollando una compleja red mundial de transacciones comerciales centrada en Londres. Londres tenía una calificación única para desempeñar este papel. Pudo acumular, con ello, una concentración cosmopolita de riqueza y de experiencia comercial. El comercio de reexportación, el lucrativo negocio de adquirir productos extranjeros y redistribuirlos a clientes extranjeros, contribuyó a convertir Londres en el centro financiero del mundo, significó una considerable adición directa a los ingresos de los mercaderes, armadores y marinos británicos.
La Industria Algodonera y el Comercio Internacional
La industria algodonera dependía más que ninguna otra industria británica del comercio internacional. El algodón era la única mercancía que se vendía inmediatamente en todo el mundo conocido. El nuevo artículo industrial era lo bastante barato como para poder entrar en el presupuesto de los grupos de renta inferiores; a la vez, era de bastante calidad como para ser deseado por ricos y pobres; tanto se podía vender en zonas de clima tropical como en zonas de clima templado; encontró un mercado ya disponible en las regiones donde Gran Bretaña llevaba vendiendo percales indios desde hacía un siglo. No había problema de ventas, de creación de una demanda, de hacer adoptar al público nuevos gustos. Todo lo que debía hacerse era transportar la mercancía a los mercados ya abiertos por los comerciantes británicos y venderla a los que tuviesen dinero suficiente para comprarla. El algodón dependía de la red comercial internacional ya creada por los mercaderes británicos no solo para sus mercados sino también para sus suministros de materia prima.
Las Guerras del Opio y la Expansión en Asia
Desde comienzos del siglo XIX, el comercio británico continuó su expansión de la mano de un renovado impulso del imperio colonial. Un episodio clave en la expansión comercial británica en Asia fue el enfrentamiento con el imperio chino que desencadenó las llamadas guerras del opio. A causa de la alta demanda de té, seda y porcelana en Gran Bretaña, y la baja demanda de mercancías británicas en China, Gran Bretaña tenía un gran déficit comercial con China y debía pagar estos artículos con plata. Gran Bretaña comenzó a exportar ilegalmente opio a China desde la India británica para contrarrestar su déficit en el siglo XVIII. El comercio del opio creció rápidamente. El emperador chino prohibió la venta y el consumo de opio en 1829 a causa del gran número de adictos. La prohibición china del comercio del opio originó la reclamación británica de libertad comercial. La negativa china a ceder a las presiones extranjeras originó la intervención militar británica y provocó las guerras del opio.
El Tratado de Nankin y sus Consecuencias
La victoria británica final le permitió obtener una serie de ventajas que consolidaron su primacía en Asia, y que se recogieron en el Tratado de Nankin:
- Comercio: apertura de cinco puertos, donde los británicos pudieron comerciar libremente.
- Reparaciones y desmovilización: indemnizaciones económicas a favor de Gran Bretaña, la liberalización de todos los prisioneros de guerra británicos y conceder la amnistía a todos los súbditos chinos que hubieran colaborado con los británicos durante la guerra.
- Cesión de Hong Kong: cedida a perpetuidad para proveer de un puerto próximo al comercio marítimo britanico.
La Abolición de la Esclavitud y su Impacto en el Comercio
El comercio de esclavos fue abolido por el Parlamento en sucesivas medidas y, finalmente, la propia esclavitud en las Indias occidentales británicas fue abolida en 1834. Aunque Gran Bretaña se dedicó a la persecución internacional de ese comercio ilegal, la trata de negros siguió existiendo durante la primera mitad del siglo XIX porque su rentabilidad estaba asegurada por la fuerza de la demanda occidental de artículos producidos por esclavos, en especial algodón, azúcar y café.