Dictadura de Primo de Rivera: Etapas, Políticas y Consecuencias

La Dictadura de Primo de Rivera: Etapas y Características

1. El Directorio Militar (1923 – 1925)

En una primera etapa, considerada provisional, se proclamó el estado de guerra en todo el país, que se mantuvo hasta diciembre de 1925. Primo de Rivera asumió todos los poderes al frente de un directorio militar en el que él ejercía como “ministro único”, mientras que el resto de militares que lo formaban eran vocales. Las primeras actuaciones de este Directorio fueron las de disolver las Cortes, prohibir los partidos políticos y establecer la censura de prensa. Sustituyó a todos los gobernadores civiles por militares, que asumieron todo el poder en las provincias y serían los que nombrarían a los alcaldes y diputados provinciales. Cambió a la mayor parte de los altos cargos de la Administración por mandos militares o por funcionarios adictos al golpe. Además, decretó la suspensión de las garantías constitucionales sobre tiempo de detención, mandamiento judicial previo, libertad de domicilio y las de asociación y reunión.

Extendió a toda España el Somatén, la milicia armada de voluntarios que tuvo su origen en Cataluña y que había sido promovida desde hacía años por la derecha y la patronal para combatir el sindicalismo. El Somatén Nacional creado en 1923 fue un cuerpo armado auxiliar supeditado al ejército para controlar el orden público y en apoyo al régimen. En 1924 se constituyó la Unión Patriótica, único partido legal, con el que pretendía crearse una base política para el futuro y ampliar las bases sociales del régimen. A este partido único se adhirieron funcionarios, militares, miembros de los sindicatos libres y oligarcas locales.

Se practicó una dura política contra los nacionalismos periféricos, que fue especialmente anticatalanista. Pese al apoyo recibido por la burguesía catalanista en el momento del golpe, Primo de Rivera prohibió el uso de la bandera catalana y su himno (Els segadors) y restringió el uso del catalán al ámbito privado. La Mancomunidad de Cataluña fue suprimida en 1925. Como consecuencia de la represión, el catalanismo derivó hacia la izquierda y el republicanismo. El líder catalanista Francesc Maciá, tuvo que exiliarse de España y se convirtió en el símbolo de la resistencia de Cataluña frente a la Dictadura.

El orden público fue otra de las obsesiones de Primo de Rivera, para quien el movimiento obrero, las acciones anarquistas y la delincuencia eran una misma cosa. Se dictaron instrucciones terminantes a los gobiernos civiles para reprimir con dureza cualquier tipo de manifestación o protesta. Sin duda, el gran éxito del Directorio militar fue terminar con la guerra de Marruecos. Curiosamente, Primo de Rivera era al principio partidario de abandonar la guerra y negociar, pero su posición provocó una reacción airada y hostil de los africanistas, encabezados por los generales Sanjurjo y Queipo de Llano y por los jefes del Tercio, Millán Astray y Franco partidarios de continuar la guerra hasta el final, por lo que Primo de Rivera tuvo que rectificar su postura. Fue el avance de Abd-el-Krim, creyendo derrotadas las tropas españolas, el que provocó el giro de la situación. En abril de 1925, al penetrar el jefe rifeño en la zona de protectorado de los franceses, éstos propusieron una operación conjunta. Rápidamente se acordó un desembarco en la bahía de Alhucemas (8 de septiembre de 1925). La operación permitió romper en dos la zona controlada por los marroquíes, cuyo frente se desmoronó. A mediados de 1926 Abd-el-Krim se entregó a los franceses, siendo el territorio del Rif ocupado totalmente por las tropas españolas en 1927. Esto marcó el fin de una guerra que había costado más de 25.000 muertos y más de 5.000 millones de pesetas. La conclusión de este conflicto fue el mayor éxito de la Dictadura. La victoria en Marruecos colocó a Primo de Rivera en la cumbre de su prestigio: le reconcilió con los militares “africanistas”, elevó su popularidad y le permitió renovar el apoyo de la oligarquía, que podía volver a invertir con tranquilidad en el Protectorado.

2. El Directorio Civil (1925 – 1930)

La victoria de Marruecos afianzó el poder personal de Primo de Rivera, que, además, consiguió cierta popularidad al restablecer la paz social. Ante lo favorable de la situación sustituyó el directorio militar por uno civil. En diciembre de 1925 se constituyó el directorio civil integrado por militares y por miembros de la Unión Patriótica. Con él demostraba el dictador su voluntad de permanecer en el poder e instituir un régimen estable y duradero pero sin renunciar a la dictadura. Para afianzar e institucionalizar la Dictadura se formó una Asamblea Nacional Consultiva (1927) constituida por 400 miembros elegidos mediante sufragio restringido que elaboró una Constitución de carácter autoritario que no reconocía la soberanía nacional ni la división de poderes y concedía gran poder al monarca. Esta constitución, que no satisfizo a nadie, no fue aprobada.

El Gobierno aprovechó la favorable situación económica internacional para realizar una política social y económica intervencionista de carácter populista, pero sin proponerse en ningún momento cambios de fondo en la estructura de la propiedad ni en la situación social. La política económica se orientó a fomentar las obras públicas; crear grandes monopolios y practicar el proteccionismo arancelario para favorecer a los empresarios españoles. Se mejoró la red de carreteras y de ferrocarriles y se crearon las confederaciones hidrográficas para el aprovechamiento integral del agua, potenciar el regadío y la electrificación. Se construyen embalses, canales de riego y saltos de agua para satisfacer la demanda de energía eléctrica. La electricidad va llegando a todos los rincones de España. El plan de las obras públicas favoreció el desarrollo de algunos sectores industrial y el aumento del empleo. La inestabilidad social disminuye al disminuir el número de huelgas motivado por la prosperidad económica y por la férrea disciplina laboral. Con la mejora de las comunicaciones se rompe el aislamiento del campo con la ciudad y el número de automóviles se multiplica por tres. El turismo extranjero comienza a llegar. Entre los monopolios cabe destacar la creación de la Compañía Telefónica Nacional de España (1924) y la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos (CAMPSA, 1927). Esta política fue espectacular a corto plazo, pero a largo plazo supuso un enorme gasto público que desequilibró la Hacienda del Estado. La ausencia de reformas estructurales en la agricultura mantuvo el campo en su atraso secular. No se modernizaron las técnicas agrícolas, por los que las cosechas eran pocos rentables y el campesino continuó teniendo un bajo poder adquisitivo. Esta situación mantuvo el débil mercado interior, lo que dificultó la expansión industrial. En general la Dictadura se benefició de un período de crecimiento que duró hasta 1929, lo que permitió que se incrementaran los gastos estatales, sobre todo los dedicados a obras públicas. Uno de los promotores de esta política fue el ministro de Hacienda, José Calvo Sotelo.

La política social se caracterizó por la represión de los sindicatos más radicales. La CNT fue ilegalizada, pero no la UGT que había adoptado una actitud pasiva ante el golpe. Hubo un cierto reformismo social de carácter paternalista, que introdujo algunas mejoras: seguro de enfermedad, descanso dominical, viviendas protegidas, subsidio de familias numerosas, seguro de maternidad, apoyo a los emigrantes, etc. El Estado creó la Organización Corporativa Nacional, para la regulación de los problemas laborales y las condiciones de trabajo; controlar el movimiento sindical y evitar la conflictividad social. Se organizaba, a semejanza de las corporaciones fascistas italianas, en Comités Paritarios, en cada uno de los cuales el número de obreros y de patronos era idéntico, estando tutelados por el Estado.

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