Evolución Política, Crisis y Expansión de los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media

Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: Organización Política e Instituciones en el Reino de Castilla y en la Corona de Aragón

Los cambios socioeconómicos y la presión de los nuevos grupos sociales urbanos repercuten en un fortalecimiento de la Monarquía, que pasa a ejercer un papel de arbitraje entre nobles, clérigos y plebeyos. Alrededor del rey se creó una Corte a partir de la cual surge otra manera de gobernar y administrar:

  • Se inicia un proceso de unificación legislativa que se inspira en el derecho romano, comprende leyes romanas, visigodas, costumbres. Las más importantes: En Castilla, el libro de las leyes o Partidas (Alfonso X) y el Ordenamiento de Alcalá (Alfonso XI). En Aragón: Fueros de Aragón, Usatges de Cataluña, Furs, en Valencia. En Navarra: Fuero general (de origen francés).
  • Las Cortes aparecen como órgano de representación estamental aunque solamente se reunían para decidir el reparto de los impuestos, o para coronar al sucesor al trono, o juramento real de algunos fueros. En Castilla apenas tenían poder, ya que eran consultivas. En Aragón había Cortes en cada reino y tenían mucho poder, ya que sus decisiones eran vinculantes; para vigilar el cumplimiento de lo aprobado en ellas se creó en Cataluña y Valencia la Generalitat.
  • La administración territorial: Los reinos estaban divididos en merindades (Castilla) y veguerías (Cataluña). Las ciudades gozaban de autogobierno gracias a los fueros. Progresivamente, los municipios quedaron bajo el control de oligarquías locales.

Modelos de Monarquía

Aragón y Castilla tuvieron modelos de gobierno diferentes:

  • Aragón era una confederación de Estados (Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia), donde el poder del rey estaba limitado por la nobleza a través de las Cortes, debido al supuesto origen pactista de la monarquía. En cada Estado el rey tenía un lugarteniente (virrey). El expansionismo hacia el Mediterráneo debilitó las instituciones interiores y complicó sus relaciones exteriores: enormes gastos de guerra y como consecuencia, necesitaron apoyo de los ricos nobles y de las Cortes. Se abre un proceso de pactismo, Pedro III concede privilegios generales o constituciones a Aragón, Cataluña y Valencia: Se crea la Unión Aragonesa, con el Justicia Mayor, en Valencia se creó la Unión Valenciana; en Cataluña se creó la Generalitat o Diputació del General; en Valencia se creó también una Generalitat; en Aragón, una Diputación del Reino. Los descendientes de Fernando I deben afrontar nuevas guerras civiles contra la nobleza, la guerra civil catalana de 1462-1472 termina con el resultado de una confederación gobernada por aristocracias rurales y urbanas, hasta la llegada al poder de Fernando II (el Católico).
  • Castilla era una monarquía unitaria en la que el rey mantenía la autoridad debido al escaso poder de las Cortes y la aceptación del origen divino de la autoridad. El Consejo Real es el órgano de asesoramiento en el que participaban la nobleza y el alto clero. Entre los siglos XIII y XIV los sucesores de Fernando III hacen frente a sublevaciones de la Nobleza, y hubieron de apoyarse en los concejos. Alfonso XI impuso una línea más autoritaria. Guerra civil en 1366-1369 con el resultado de cambio de dinastía, los Trastámara comienzan a gobernar, con línea autoritaria apoyada en la nobleza fiel (nobleza de servicio, burocrática y administrativa) y la Iglesia. En el siglo XV nuevos intentos de hacerse con el poder por parte de la Nobleza desembocan en la guerra civil (1464-1474), pero a pesar de todo, el poder real se consolidó, a causa de estas medidas:
    • Profesionalización de la Corte: Cancillería en lugar del notario. Consejo Real. Residencia habitual del Rey y de las Cortes: Valladolid.
    • Reformas en administración de justicia: Audiencia o Chancillería Real.
    • Modificaciones en Hacienda: creación de contadurías, introducción de nuevos impuestos (Alcabala, Servicio, Montazgo, Diezmo de los puertos, Tercias reales (1/3 del diezmo eclesiástico); intervencionismo en los concejos: Regimiento (o conjunto de regidores); Alcaldes mayores, en sustitución de los merinos; Veedores y corregidores.

Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: Crisis Demográfica, Económica y Política

El siglo XIV fue un siglo de crisis:

  • Crisis demográfica. La población disminuyó a lo largo del siglo XIV. La causa fundamental fueron las epidemias de Peste Negra de 1348, 1363 y 1371, afectaron a la población, mal alimentada, sin defensas, sin higiene y sin medicamentos. Zonas más afectadas: Navarra, Corona de Aragón, especialmente Cataluña. Excepciones: Valencia y Sevilla, que crecieron y no dejaron de recibir inmigrantes.
  • Crisis económica y social. Hubo una crisis de subsistencia debido a que la población creció más que la producción agraria, que se redujo por las malas cosechas y por la disminución de las tierras fértiles dedicadas a cultivos de primera necesidad. El descenso demográfico y la emigración a ciudades (aparición de despoblados), por motivos laborales (mejores ofertas de trabajo) y sociales (huída de la presión fiscal de señores y clero) agudizó aún más la crisis con los consiguientes problemas urbanísticos debido a la superpoblación urbana. La crisis agraria desencadenó a su vez la ruina de la artesanía, por la caída de la demanda. El descenso en la producción agraria produjo una subida de precios y salarios. Consecuencias:
    • Aumento de la productividad a causa del abandono de tierras marginales.
    • Amplio desarrollo de la ganadería transhumante: Creación del Honrado Concejo de la Mesta, en Castilla.
    • Orientación agrícola hacia cultivos de interés industrial y comercial.
    • Desarrollo del sector pesquero.
    • Expansión del comercio, y paralelo desarrollo del artesanado urbano.

La crisis afectó a todos los grupos sociales:

  • En los Señoríos, la caída de rentas hizo que aumentase la presión sobre campesinos, dificultando el abandono de terrenos, aumentando las cargas fiscales. Los nobles presionaron sobre los reyes: concesión de mayorazgos y otros privilegios y trataron de apoderarse por la fuerza de terrenos de realengo.
  • Los Concejos aumentan su poder y son controlados por la Baja Nobleza, que generalmente se alía con los burgueses y con la monarquía. Su influencia en las Cortes fue importante, y dio lugar a enfrentamientos con las clases populares.
  • La Iglesia sufre una “crisis de legitimidad”: El alto clero se alía con la nobleza. El papado entra en crisis (Cisma de Occidente, con tres papas a la vez). La situación fue aprovechada por los monarcas para controlar mejor al clero. Surgen nuevas órdenes religiosas.

Se persiguió a las minorías religiosas no cristianas: mudéjares y judíos especialmente en épocas de crisis y epidemias: En Castilla, durante la guerra civil de 1366-69 se aprobaron las leyes de Ayllón de 1412 (guetos judíos) y se persiguió también a los conversos. También, y como consecuencia de la crisis económica, tuvo lugar una fuerte conflictividad antiseñorial (revueltas irmandiñas y de remença) y urbana (conflicto entre la Biga y la Busca en Barcelona) y asaltos a las juderías. Hubo una doble resistencia antiseñorial y anticoncejil: Creación de Hermandades. En Cataluña conoció una fuerte oposición de los payeses, que se organizaron en sindicatos que con el tiempo consiguieron librarse del pago de rescates.

  • Crisis política. En Castilla se desencadenaron guerras civiles por el intento de fortalecimiento del poder real, que encontró la oposición de la nobleza y el clero. En 1369 la guerra entre Pedro I y su hermanastro Enrique II llevó al trono castellano a la dinastía de Trastámara que, años después, por el Compromiso de Caspe de 1412, reinaría en Aragón. Entre 1462 y 1472 hubo una Guerra Civil catalana que enfrentó al rey Juan II de Aragón y a las instituciones: Generalitat y Consejo de Ciento. Por otra parte, Castilla y Aragón participaban en la Guerra de los Cien Años que enfrentaba a Francia con Inglaterra.

Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: La Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo

Durante la Baja Edad Media la Corona de Aragón creó en el Mediterráneo un imperio territorial y económico que competía con Francia, Génova y Venecia. La expansión contó con el apoyo de la monarquía, la nobleza y la burguesía. Fue muy costosa, y en muchos casos debida a cuestiones dinásticas, cuestión que acarreó enemigos internos y externos. Se basó en el comercio a larga distancia con Italia, Norte de África y Oriente, teniendo como centro la ciudad de Barcelona. Se crearon instituciones y organismos: Compañías mercantiles, Consulado del mar, Banca pública municipal (Taula de Canvi), Consulados en ciudades del Mediterráneo, Lonjas de contratación.

Las principales mercancías importadas fueron las sedas, las especias y el coral, a cambio de la exportación de paños, tejidos de lujo y artesanía.

  • La monarquía estaba interesada en aumentar sus dominios, una vez terminadas sus posibilidades de expansión en la Península Ibérica.
  • La nobleza era favorable a empresas guerreras, de las que obtenía tierras, títulos, botines, prestigio y cargos.
  • La burguesía era igualmente favorable a la expansión, ya que ello beneficiaba a comerciantes y artesanos urbanos, en especial de Barcelona.

Las conquistas exigieron un importante esfuerzo militar y económico que llevó a los reyes a pedir el apoyo de los distintos estamentos. Estos aprovecharon para conseguir contrapartidas que limitaron el poder real.

Las áreas de influencia fueron: Sur de Italia, Norte de África, Puertos de Siria y Egipto, Isla de Rodas, escala habitual.

Las Fases de la Expansión

  • 1ª mitad del siglo XIII: conquista de Valencia y Baleares, por el rey Jaime I.
  • 1282: conquista de Sicilia por Pedro III.
  • Influencia sobre el Norte de África, que hubo que pactar con Castilla.
  • 1311 y 1318: expedición de almogávares a Oriente: anexión de los ducados de Atenas y Neopatria.
  • 1323: Conquista de Cerdeña por Jaime II.
  • 1442: Conquista de Nápoles por Alfonso V. Colisión con las aspiraciones la casa francesa de los Anjou, lo que provocó enfrentamientos entre Aragón y Francia por el control del sur de Italia.

Los Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: Las Rutas Atlánticas (Castellanos y Portugueses) y las Islas Canarias

Motivaciones: El Atlántico Norte era la principal vía de exportación de lanas y de hierro a Europa, además de la importación de artículos de lujo, mientras que el Atlántico Sur facilitaba el acceso a productos africanos: oro, marfil, esclavos, paños y telas italianas y especias. La unión de ambas rutas se producía mediante ferias y mercados, siendo la más importante la de Medina del Campo.

Consecuencias: Intensa actividad pesquera y naval. Potenciación de la marina cantábrica. Facilidades para la conquista de Granada. Control del estrecho de Gibraltar.

Desde principios del siglo XV la ruta para llegar a las Indias estaba controlada por los turcos en el Mediterráneo oriental. Con el objetivo de hacerse con el comercio de las especias, Castilla y Portugal, las principales potencias marítimas de la época, organizaron expediciones para encontrar una ruta hacia las Indias circunnavegando África.

Castilla

Inició su expansión, al igual que Portugal, por la costa atlántica de África, comenzando por la ocupación de las Islas Canarias. La conquista del archipiélago fue lenta por la falta de recursos económicos y la resistencia de los indígenas. En una primera fase, a principios del siglo XV fueron ocupadas las islas de Fuerteventura, Lanzarote y Hierro (1402 y 1428). La conquista con bandera y autorización de Castilla fue realizada por mercenarios normandos al mando de Bethencourt. Por este mismo procedimiento nobles castellanos conquistaron la isla de La Gomera en 1450.

A mediados de siglo surgieron disputas coloniales entre castellanos y portugueses que se resolvieron en 1479 con el Tratado de Alcaçovas, tras la derrota castellana en Aljubarrota, por el que se reconocía la soberanía de Castilla sobre las islas Canarias. Finalmente las tropas castellanas conquistaron Gran Canaria en 1483 y Tenerife en 1496. Se instalaron en ellas colonos andaluces y empresarios genoveses, así como misioneros y traficantes de esclavos. La empresa colonizadora fue prácticamente privada hasta la época de los Reyes Católicos, quiénes prohibieron la venta de los derechos señoriales (práctica habitual a lo largo del siglo XV).

Portugal

Una vez terminada la reconquista de los territorios musulmanes de la península ibérica, los portugueses comenzaron las navegaciones por la costa atlántica de África. Las expediciones contaron con el apoyo de los reyes; el príncipe Enrique el Navegante dirigía la Escuela de Navegación de Sagres, en la que reunió a numerosos eruditos, navegantes y cosmógrafos. Portugal, además, desarrolló una hábil política exterior: consiguió bulas papales para la exclusiva de viajar a Indias por el Atlántico Sur, y una sólida alianza con Inglaterra.

Los descubrimientos y conquistas se sucedieron a lo largo del siglo XV:

La primera conquista fue la de Ceuta (1405) y Tánger, a la que siguieron las islas Madeira y Azores y la costa africana hasta el cabo Bojador, en el Sáhara Occidental. En 1460 los portugueses llegaron al golfo de Guinea en cuya costa se concentró el comercio de oro y esclavos. En 1488 Bartolomé Díaz llegó al cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur de África. Con ello quedaba abierto el camino para que Vasco de Gama, en 1497, llegara al océano Índico y Las Indias (tierras de las especias).

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