El Régimen Franquista: Ideología, Apoyos, Evolución y Reconocimiento Internacional

La Creación del Estado Franquista: Fundamentos Ideológicos y Apoyos Sociales

Tras la victoria en la Guerra Civil (1936 – 1939), el objetivo de Franco era la creación de un nuevo Estado. El régimen instaurado en 1939 recogió los siguientes fundamentos ideológicos:

  • Concentración del poder político en Franco: La figura de Franco se idealiza y se exalta.
  • Anticomunismo.
  • Militarismo: Prestigio social del estamento militar.
  • Tradicionalismo: Defensa de valores tradicionales (Catolicismo, defensa del Imperio, la reconquista).
  • Antiparlamentarismo y antiliberalismo: Régimen dictatorial.
  • Rasgos fascistas: Exaltación de símbolos fascistas.
  • Nacional-patriotismo: Visión unitaria y tradicionalista de España.
  • Nacional-catolicismo: La Iglesia dominó la vida social y la educación, se impuso una estricta moral católica.
  • Nacional-sindicalismo: Con un partido-sindicato único: FET de las JONS (Falange Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista).

Apoyos sociales: Oligarquía terrateniente y financiera; clases medias rurales del norte y Castilla, influidas por la religión católica. Dentro del régimen, bajo subordinación al Caudillo, hubo familias políticas que trataron de influir en las decisiones de Franco: el Ejército, la Falange y la Iglesia. Los militares tuvieron prestigio y poder político. La Falange ejerció el control de la vida social y económica del país. Muchos dirigentes de la dictadura procedieron de instituciones del Opus Dei. Los monárquicos estaban divididos entre carlistas y donjuanistas. Los tecnócratas defendían la modernización. Los franquistas puros (búnker) adoraban a Franco. Destacó Carrero Blanco.

Evolución Política y Coyuntura Exterior

En el ámbito político, la llamada Etapa Azul (1939 – 1945) supuso el auge de la hegemonía falangista en el gobierno, con Ramón Serrano Suñer. Se aprobaron las primeras Leyes Fundamentales del Movimiento: el Fuero del Trabajo (1938), prohibiendo la libertad de los sindicatos, y la Ley de Cortes (1942), estableciéndose unas Cortes cuyas elecciones estaban amañadas y los representantes eran elegidos por el régimen.

En cuanto a las relaciones exteriores, en 1940, Franco se reunió con Hitler con el propósito de participar en la Segunda Guerra Mundial declarando la guerra a Gran Bretaña para recuperar Gibraltar y ocupar territorios del norte de África. Pero la situación de crisis después de la guerra hizo que Hitler no aceptara las ambiciosas pretensiones de Franco, quedando España fuera del conflicto. España envió a la División Azul a luchar junto a las tropas nazis en el frente ruso. A partir de 1942, la entrada en la guerra de EE.UU. hizo que España se declarara neutral en 1943.

Franco aprovechó el “caso Begoña” (enfrentamiento entre carlistas y falangistas) para dar un nuevo giro a su gobierno, nombrando un nuevo gobierno con el protagonismo de los católicos, dando lugar al Nacional Catolicismo.

En (1945 – 1957), Franco promulgó la tercera Ley Fundamental: El Fuero de los Españoles (1945), declarando que España no era fascista y no se permitía el desarrollo de totalitarismo; se denominó a España como “democracia orgánica”. La cuarta Ley fue la de Referéndum Nacional (1945), que permitía al jefe del Estado convocar referéndum para aprobar una ley, y la Ley de sucesión a la Jefatura del Estado (1947), por la que Franco quedaba como jefe del Estado vitalicio y podía proponer a las Cortes su sucesor. Esta ley constituyó una gran decepción para los monárquicos. En 1948, Franco aceptó que D. Juan Carlos se educara en España.

Del Aislamiento al Reconocimiento Internacional

En 1946, la Asamblea General de la ONU votó contra el ingreso de España, a lo que le siguió el aislamiento económico y político, quedando fuera del Plan Marshall y cerrando Francia la frontera con España. El anticomunismo franquista y la Guerra Fría hicieron posible el reconocimiento internacional de España en los años 50. España ingresó en la ONU (1955), firmó el Concordato con la Santa Sede en 1953 y un acuerdo con EE.UU. por el que España cedió 4 bases militares (Zaragoza, Torrejón de Ardoz, Morón de la Frontera (Sevilla), Rota (Cádiz)). A mediados de los años 50 se apreció el desgaste de los católicos en el poder. El detonante llegó en 1956 con enfrentamientos en las calles entre estudiantes liberales y falangistas, lo que aprovecharon los tecnócratas del Opus Dei, llegando al gobierno en 1957.

El Exilio

El exilio fue la única salida para una parte de los españoles que perdieron la Guerra Civil. Significó para España una pérdida demográfica, económica e intelectual. El primer exilio fue en 1937 tras la conquista franquista del norte de España (los niños de la guerra). Muchos exiliados se sumaron a la resistencia, otros fueron asesinados en los campos de exterminio del Tercer Reich. La mayoría tuvo que esperar a la muerte de Franco para poder regresar a España.

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