Evolución del Derecho en la Corona de Castilla: Unificación y Conflictos

El Derecho en los Reinos de la Corona de Castilla

Como consecuencia de la fragmentación política de la España medieval, la unidad nacional se logró mediante la unión de reinos y coronas. Cada territorio mantenía su propio sistema jurídico, y el rey gobernaba conforme a este, no de manera uniforme. La Corona de Castilla fue la formación política más importante, integrando los reinos de Galicia, León, Castilla, Toledo, Jaén, Córdoba, Sevilla, Granada, Murcia, las plazas de soberanía del norte de África y las Islas Canarias. Aunque con diversidad local, estos reinos compartían un sistema similar. Vascongadas, aunque perteneciente a la Corona de Castilla, mantenía su propio sistema en sus tres zonas. Tras el descubrimiento de América en 1492, las Indias se unieron a la Corona de Castilla, también con su propio sistema.

León y Castilla: Hacia la Unificación Jurídica

Cada reino dentro de la Corona tenía su propio ordenamiento, pero en Castilla (excepto Vascongadas) existían rasgos jurídicos comunes. El rey Fernando III “El Santo” (siglos XII-XIII) impulsó una política jurídica unificadora. Aunque lo ideal sería un texto legal único, el rey sabía que era inviable debido al apego a los fueros locales. En su lugar, concedió un mismo fuero a varias poblaciones (Fuero Juzgo o Liber Iudiciorum en castellano). También planeó un código legal reformador, aunque no se concretó. Tras su muerte en 1252, le sucedió Alfonso X “El Sabio”.

Alfonso X “El Sabio” y la Búsqueda de la Unificación

Al acceder al trono, Alfonso X encontró una gran diversidad jurídica: el Liber Iudiciorum, la costumbre, las fazañas, fueros breves y extensos. Siguiendo los deseos de su padre, buscó unificar jurídicamente sus reinos. Redactó el Setenario (obra doctrinal planeada por su padre) y un nuevo fuero (Fuero Real) para unificar el reino. El Fuero Real, redactado entre 1252 y 1255, fue concedido a diversas poblaciones, especialmente del norte de la Corona de Castilla. Este texto, aunque pretendía unificar, mantenía alusiones al Liber Iudiciorum. Otros textos jurídicos relacionados fueron las Leyes Nuevas y las Leyes de Estilo.

Entre 1256 y 1260, Alfonso X redactó El Espéculo, la primera versión de Las Partidas, con la intención de que fuera para todo el reino. Aunque parece que nunca fue promulgado como ley vigente, se utilizó en la Corte. A mediados del siglo XIV, fue reformado y estructurado en 7 libros o partidas. El reinado de Alfonso X fue crucial desde el punto de vista jurídico, aunque generó más disturbios que beneficios debido al apego de los pueblos a su derecho tradicional, incluyendo la Iglesia y la nobleza. Los últimos años de su reinado marcaron un retroceso en sus impulsos unificadores.

Conflictos Jurídicos y Sucesión

A partir de 1260, Alfonso X tuvo que retroceder en sus impulsos unificadores. Los pleitos no siempre se fallaban según el mismo derecho. Los jueces del Fuero fallaban según el Derecho Tradicional, mientras que los del Tribunal de la Corte lo hacían según el Derecho Nuevo. Esto llevó a una división de los pleitos: los foreros (según el derecho local) y los del rey (según el Derecho Nuevo). Las Cortes de Zamora de 1274 establecieron los Casos de Corte, donde debía primar el Derecho Nuevo, generalmente en delitos graves. Al morir Alfonso X, la situación jurídica era confusa y desordenada, con una guerra civil en sus últimos años. La sucesión al trono también generó conflictos entre el Derecho Tradicional y el Derecho Nuevo, ya que el primero favorecía a su segundo hijo, Sancho, mientras que el segundo, el Derecho de Representación, favorecía a su nieto primogénito, Alfonso. Finalmente, Sancho sucedió a su padre, confirmando el Derecho Tradicional.

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