La Segunda República Española: Del Bienio Reformista al Frente Popular y la Guerra Civil

El Bienio Reformista (1931-1933)

El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República. Las elecciones municipales del día 12 habían dado la victoria a las candidaturas republicanas en las capitales de provincia y las principales ciudades. La razón de fondo estaba en la profunda crisis del sistema de la Restauración, que se había agravado con el reinado de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera. El nuevo gobierno trató de abordar los problemas del país realizando reformas laborales, educativas, militares, agrarias, etc. El bienio reformista concluyó con las elecciones de 1933, que dieron el triunfo a la derecha.

El Bienio Contrarreformista o Radical-Cedista (Noviembre 1933 – Febrero 1936)

El periodo de más de dos años que va desde noviembre de 1933 hasta febrero de 1936 se caracteriza por una sucesión de gobiernos con escasa estabilidad parlamentaria, por una voluntad de revisar las reformas del periodo anterior y por la polarización social y política del país. Las elecciones de 1933 cambiaron el mapa político. Los partidos que habían traído la República ya no tenían la mayoría. La CEDA obtuvo el mayor número de diputados, pero no formó gobierno; apoyó un gobierno encabezado por Lerroux, con el objetivo final de ir desmontando las reformas del bienio anterior y preparar su acceso al poder. En estas elecciones participaron las mujeres por primera vez.

Las reformas del bienio anterior fueron rectificadas:

  1. Bloqueo de la Reforma Agraria.
  2. Paralización del desarrollo autonómico.
  3. Suspensión de las reformas laborales.
  4. Amnistía a los condenados por la «Sanjurjada» de 1932.
  5. Modificación de la política religiosa.

Estas acciones eran consideradas por algunos miembros del gobierno como contrarias a los principios republicanos, mientras que para la CEDA eran insuficientes. La suspensión de las reformas laborales provocó conflictos entre los patronos y los obreros. La UGT convocó en junio de 1934 una huelga general agraria en Andalucía y Extremadura que fue reprimida por el gobierno. La confrontación política se agudizaba, ya que apareció en el panorama político de 1933 Falange Española, un partido fascista cuyas actuaciones violentas elevaron la tensión política y social.

La posible entrada de la CEDA en el gobierno hizo temer que el proyecto era acabar con la República y se amenazó con declarar la huelga general si tal hecho se producía. Cuando en octubre de 1934 Lerroux nombró tres ministros de la CEDA, los socialistas convocaron la anunciada huelga.

  1. En Madrid, País Vasco y Andalucía la incidencia fue escasa.
  2. En Asturias, donde la UGT y la CNT actuaron unidas, se produjo una auténtica insurrección. El objetivo era la toma del poder para desplazar a la derecha del gobierno y poner en práctica un programa revolucionario. El gobierno envió a tropas traídas de África, dirigidas por el general Franco, que efectuaron una cruel represión sobre los insurrectos y la población civil.
  3. En Cataluña la sublevación fue muy distinta. El origen estuvo en la Ley de Contratos de Cultivo, promovida por el sindicato Unión de Rabassaires. Los propietarios consideraban que el Parlamento catalán no era competente. Se produjo una huelga general y la sublevación del gobierno de la Generalitat, que proclamó el «Estado catalán dentro de la República federal española».

La derrota obrera fue aprovechada por los empresarios para empeorar las condiciones laborales y por el gobierno para endurecer su política contrarreformista. Todas estas actuaciones generaron un rencor hacia el ejército y las derechas. La izquierda aprendió una dura lección: si querían recuperar el poder y proseguir las reformas emprendidas en el primer bienio, tenían que presentarse unidos a las elecciones. Esa idea fue acogida por las fuerzas de izquierda y facilitó la formación del Frente Popular.

El Final del Bienio Negro

Unos escándalos hundieron el prestigio del Partido Radical. La coalición radical-cedista se fue deteriorando debido a las exigencias crecientes de la CEDA. A finales de 1935, Alcalá Zamora decidió formar gobiernos de gestión que fracasaron. Encargó a Portela Valladares la convocatoria de elecciones para el 16 de febrero, a estas se presentaron dos candidaturas:

  • La derecha, liderada por Gil Robles, agrupaba a casi todas las fuerzas. Su programa era ir a por los 300 diputados para reformar la Constitución.
  • El Frente Popular reunía a todos los partidos de izquierda, excepto los anarquistas. Querían recuperar el programa reformista del primer bienio y la amnistía para los represaliados por los sucesos del 34.

Las candidaturas del Frente Popular obtuvieron la victoria, ganando en Madrid, Cataluña, Asturias y la periferia mediterránea. Las derechas se impusieron en Castilla y Aragón. La victoria electoral del Frente Popular hizo que Gil Robles y algunos militares presionaran a Portela Valladares para que impusiera el estado de guerra y no traspasara el poder a la coalición vencedora.

El Gobierno del Frente Popular (Febrero – Julio 1936)

Los partidos republicanos formaron un gobierno presidido por Azaña, el cual sustituyó a Alcalá Zamora como Presidente de la República, y Casares Quiroga se convirtió en el Presidente del Consejo de Ministros. Se concedió la amnistía a los presos políticos, se restableció la autonomía de Cataluña y se impulsó la del País Vasco y Galicia, se restablecieron las leyes favorables a los trabajadores y se dio un impulso a la Reforma Agraria.

Las derechas españolas decidieron apoyar un golpe militar que impidiera la pérdida de su poder y privilegios tradicionales. La Unión Militar Española dio cobertura a la conspiración que empezó a organizar el general Mola desde 1936. Las derechas antirrepublicanas insistieron en su táctica de obstruccionismo en las Cortes para desgastar al gobierno. Falange Española puso en práctica la «dialéctica de los puños y las pistolas» anunciada por Primo de Rivera en el discurso fundacional de FE. Este caos y desorden público estaba encaminado a justificar la intervención del ejército. Se produjeron asesinatos, como el del teniente Castillo y el de Calvo Sotelo.

El golpe de Estado se inició en Marruecos el 17 de julio, donde triunfó. En la Península se ejecutó el 18 y solo triunfó en Galicia, Castilla y León, Navarra y Aragón. Los militares sublevados rechazaron la solución pactada que les ofreció el gobierno de Martínez Barrio y se embarcaron en una larga guerra contra la República, guerra que contó con la ayuda de Hitler y Mussolini. Su victoria desembocó en la dictadura de Franco.

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