El plan Marshall y la recuperación europea
Al culminar la segunda guerra mundial, se agudizo la crisis económica en mucho de los países combatientes.Europa se encontraba casi totalmente destruida en su totalidad: las materias primas y los alimentos escaseaban, el sistema complementario había prácticamente colapsado… para hacer frente a la situación y ayudar a Europa se aplico el plan
Marshall. Por medio de este programa estados unidos aporto más de 20 mil millones de dólares (1947 y 1951) para alimentos combustibles y materias primas. Con esta inyección de capitales para reactivar la economía muchos países europeos empezaron a invertir en el parque industrial estadounidense El plan de reconstrucción se planteó en una cumbre entre los estados europeos participantes, que se celebró el 12 de julio de 1947. La Unión Soviética y los estados de la Europa del Este también fueron teóricamente invitados, aunque las condiciones que se les exigió (someter su situación económica interna a controles externos e integrarse en un mercado europeo)
Eran obviamente incompatibles con el sistema económico y con los principios ideológicos y de propaganda del denominado socialismo realmente existente. Aun así, Moscú tuvo que ejercer su control sobre algunos países que sí habían mostrado interés (Polonia y Checoslovaquia), obteniendo su rectificación.El plan tuvo una vigencia de cuatro años fiscales a partir de julio del año 1947 y, durante este periodo, los estados europeos que ingresaron en la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE) (precursora de la OCDE) recibieron un total de 13 mil millones de dólares de la época, así como servicios de asistencia técnica.Una vez completado el Plan, la economía de todos los países participantes, excepto la República Federal Alemana, había superado los niveles previos a la guerra y en las dos décadas siguientes, Europa Occidental alcanzó un crecimiento y una prosperidad sin precedentes. En cualquier caso, el impacto que pudo llegar a tener el Plan Marshall sobre dicho crecimiento es una cuestión muy discutida. Por otro lado, el Plan Marshall también es visto como uno de los elementos que impulsó la unificación europea, ya que creó instituciones para coordinar la economía a nivel europeo. Además de las consecuencias relacionadas directamente con la economía de los países receptores de ayudas, una consecuencia directa fue la introducción sistemática de técnicas de gestión de inspiración.
La democracia parlamentaria en Japón y el despegue de su poderío económico:
La ocupación de Japón por las fuerzas estadounidenses no aplico un modelo definido de reorganización económica pero la revolución comunista en china liderada por Mao zendo y el inicio la guerrafría llevaron a estados unidos a reorientar el desarrollo capitalista japonés para que contribuyera al socialismo que abundaba en esa región en esos años de posguerra y subordinado alas directrices estadounidenses el gobierno japonés participo activa mente en la recuperación económica y posterior mente en la transformación de Japón. La guerra dejó a Japón con grandes problemas: unos diez millones de desocupados, gran cantidad de excombatientes que quedaron desmovilizados, destrucción general de viviendas y plantas industriales, una inflación creciente, etc. Las pérdidas materiales debidas a la guerra se han calculado en una cuarta parte de la riqueza nacional. Aún así, no todas las consecuencias eran adversas. El desempleo quería decir que había gran cantidad de mano de obra lista para ser empleada, la guerra había elevado también el nivel de tecnología y de capacidad de la producción de la industria pesada, en el sector de hierros, acero, maquinarias y químicos. Además de hacer uso de estas ventajas, Japón contó con la ayuda de EE.UU. En un primer momento, la ayuda estuvo destinada a lograr la autosuficiencia nacional, tomar medidas para poner fin a la inflación (el plan Dodge 1949), sumadas a inyecciones sustanciosas de capital y tecnología avanzada. Lo que representó un verdadero estímulo para el capitalismo japonés fue la guerra de Corea de 1950. Esta guerra llevó a EE.UU. a invertir veintitrés mil millones de dólares en gastos militares. Las fuerzas de ocupación ordenaron que las fábricas de armamento cerradas fueran puestas en servicio, a plena capacidad productiva, representando un gran estímulo para la producción japonesa. A su vez, EE.UU. impulsó el comercio japonés sobre todo el sudeste asiático y auspició los tratados de reparación bajo los cuales Japón estaba obligado a proveer de artículos y servicios a los países que antes había ocupado. Nada de esto hubiera sido posible sin una regeneración de la propia industria japonesa. A partir de 1946 se crearon en Japón una serie de instituciones económicas, financieras y bancarias con el fin de estimular la recuperación económica. El Consejo de Estimulación Económica fue creado con la misión de coordinar la producción, y el Banco de Reconstrucción con la de canalizar capital a determinadas industrias. A su vez, en 1948, se conformó el Consejo de Estabilización Económica destinado a elevar los niveles de producción, y al año siguiente se estableció el Ministerio de Industria y Comercio Exterior. Estas instituciones, junto a la contribución de EE.UU., habían echado los cimientos sobre los que se erigiría el espléndido imperio japonés.