Al-Ándalus: Conquista, Califato y Reinos de Taifas (711-1031)
La Conquista Musulmana y el Emirato de Córdoba
En el año 711, tropas musulmanas dirigidas por Tariq cruzaron el estrecho de Gibraltar y derrotaron al rey visigodo Don Rodrigo en la batalla de Guadalete. Entre el 711 y el 719 se incorporó al imperio islámico todo el territorio. Los musulmanes prosiguieron su avance hacia el territorio franco, donde fueron derrotados por Carlos Martel en la batalla de Poitiers. Al-Ándalus pasó a ser una provincia (emirato dependiente) gobernada por un emir que dependía de los califas de Damasco. La caída de la dinastía omeya en Damasco obligó a que el único superviviente de la dinastía derrocada, Abd al-Rahman, se adueñara del poder y proclamara un emirato independiente. Así apareció el Emirato de Córdoba. Esto provocó la debilidad de los sucesivos emires hasta que el advenimiento al poder del emir Abd al-Rahman III, al romper lazos con Bagdad y proclamarse califa, es decir, jefe religioso, inauguró el Califato de Córdoba. El hijo y sucesor de Abd al-Rahman, Al-Hakam II, añadió a la fortaleza política y económica heredada un esplendor cultural y artístico. Al-Mansur estableció una dictadura, penetró en tierras cristianas y llegó a destruir Barcelona y Santiago de Compostela. A su muerte, el califato desapareció en 1031.
Los Reinos de Taifas y las Invasiones Almorávide y Almohade
A la muerte de Almanzor, sus hijos trataron de mantener la dictadura. Una asamblea de notables declaró extinguido el califato y el territorio de Al-Ándalus quedó dividido en pequeños reinos independientes, denominados reinos de taifas. La organización administrativa de las taifas fue aprovechada por los reinos cristianos, a los que tuvieron que pagar tributos, denominados parias. Esto provocó un notable avance del proceso reconquistador cristiano, siendo la toma de Toledo por las tropas castellanas de Alfonso VI un hito crucial. Algunos reyes de taifas pidieron ayuda a los almorávides. Los almorávides, musulmanes con un gran imperio en el norte de África, desembarcaron en la península y, pese a la derrota de las tropas de Alfonso VI en Sagrajas, llegaron con la idea de conquistar Al-Ándalus, pero su poder no se consolidó del todo y tuvo una breve duración. En 1145, los almohades empezaron la tercera invasión musulmana y establecieron la capital en Sevilla. La derrota de Alfonso VIII, rey de Castilla, en la batalla de Alarcos, marcó el inicio de la llamada Cruzada y creó la unión entre los reinos cristianos con el objetivo de derrotar al poder musulmán en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). En 1237, un noble musulmán, Mohamed, se proclamó sultán y fundó el reino nazarí de Granada, que inmediatamente se proclamó vasallo del reino de Castilla. Fue el último reino de taifas, que pervivirá hasta que los Reyes Católicos consigan dominar este territorio en 1492.
Sociedad y Economía en Al-Ándalus
Desde el punto de vista económico, la agricultura fue la fuente principal. Se impulsó el regadío y se difundieron cultivos como el arroz. En la ganadería, se produjo un descenso del ganado ovino y equino. Se desarrolló la actividad artesanal y el sector textil. El comercio se vio favorecido por el empleo de dos tipos de monedas: el dinar de oro y el dirham de plata. La estructura de la sociedad musulmana estaba marcada por la religión:
- Aristocracia árabe junto a algunas familias de procedencia hispanogoda. Eran los propietarios de las tierras y tenían los principales cargos de la administración.
- Grupos sociales medios integrados por mercaderes y miembros del ejército.
- Clases populares formadas por artesanos y campesinos.
Las ciudades tuvieron una gran importancia. Al-Ándalus mantuvo un estrecho contacto con el resto del mundo musulmán, se creó una importante producción literaria y, en cuanto al arte, la expresión artística más importante fue la arquitectura, que supo aprovechar la gran herencia constructiva de romanos, visigodos y bizantinos.
Los Reinos Cristianos: Formación y Expansión (Siglos VIII-XV)
Los Núcleos Iniciales y la Consolidación de los Reinos (Siglos VIII-X)
Los núcleos iniciales de resistencia cristiana se consolidaron entre los siglos VIII y X. En Asturias, con Don Pelayo, que derrotó a los musulmanes en la batalla de Covadonga. Alfonso I realizó campañas por el Duero, y Alfonso II trasladó la capital a Oviedo. La expansión vendrá con Alfonso III, pero la debilidad de este provocó que Fernán González aprovechara para crear el condado de Castilla. En las montañas pirenaicas, Íñigo Arista fue reconocido rey de Pamplona. Los condados aragoneses consiguieron la independencia del imperio carolingio con Aznar Galíndez, y los condados catalanes formaban la Marca Hispánica, con el condado de Barcelona y su dirigente Wifredo el Velloso, que consiguió vincular al resto de los condados.
El Siglo XI: Avance Cristiano y el Fin del Califato
En el siglo XI, con Sancho III el Mayor, el reino de Navarra fue el más poderoso. Su herencia originó un nuevo mapa político: García Sánchez en Navarra, Fernando en Castilla, quien ocupó León, y Ramiro en Aragón. El fin del Califato de Córdoba, con Alfonso VI de León y Castilla, propició la conquista de Toledo.
Los Siglos XII y XIII: La Reconquista y la Unión de Coronas
En la segunda mitad del siglo XII, se frenó el avance cristiano tras la derrota en Alarcos. Destacó la creación y el protagonismo de las órdenes militares y la firma de tratados entre Castilla y Aragón para la limitación de las futuras conquistas. En el siglo XIII se formó un ejército por los reyes de Castilla, Aragón y Navarra. Portugal conquistó el valle bajo del Guadiana y llegó a Faro en 1249. La Corona de Aragón, bajo el mandato de Jaime I el Conquistador, se anexionó las Baleares y el reino de Valencia. Castilla y León, definitivamente unidas desde 1230 con Fernando III, conquistaron Extremadura, el valle del Guadalquivir y el reino de Murcia. La excepción fue el reino nazarí de Granada, hasta su conquista por los Reyes Católicos en 1492.
El Feudalismo y la Sociedad en los Reinos Cristianos
El feudalismo permitió el equilibrio y la ayuda mutua entre la realeza y la nobleza, dando lugar a un nuevo reparto del poder y las riquezas. El rey les concedió señoríos a un particular o a una institución. A comienzos de la Reconquista apareció el primer tipo de señoríos, los denominados señoríos territoriales. El monarca transfería la propiedad de aquellos bienes y derechos que hasta entonces habían correspondido a la corona. Se aplicó a lo largo de la Edad Media. La sociedad se dividía en:
- Nobleza, cuya función era defender a la sociedad, dividida en alta y baja nobleza.
- Clero, dividido en alto y bajo clero, cuya función era enseñar y guiar a la sociedad.
- Tercer estado o estado llano, cuya función era el trabajo.
Se desarrolló una nueva clase social: la burguesía. Se desarrolló la agricultura, por lo cual se mejoró la economía.
Las Monarquías en los Siglos XIV y XV
La Monarquía Castellana
La monarquía castellana del siglo XIV se fortaleció frente al poder de la nobleza. Se reforzó el poder del rey con la aprobación del Ordenamiento de Alcalá y la creación de la Audiencia, que recibió el nombre de Chancillería. Se instituyó el regimiento como forma de organización municipal y se añadió la figura del corregidor.
La Corona de Aragón
La Corona de Aragón era una confederación de territorios, cada uno de ellos con leyes e instituciones propias y notables diferencias entre sí. El rey estaba limitado por las Cortes. Se establecieron instituciones y se reorganizó la Hacienda. El rey se comprometía a aceptar las peticiones a cambio de los impuestos.
El Reino de Navarra
En el reino de Navarra, como en la Corona de Aragón, prevaleció la doctrina pactista. En cuanto a las instituciones de la administración estatal, siguiendo el modelo de Castilla y Aragón, el rey debía jurar los fueros y en cuyas asambleas se promulgaban leyes.