Historia del Sexenio Democrático: De la Revolución de 1868 a la Restauración Borbónica

El Sexenio Democrático (1868-1874)

La Revolución de 1868 y el Gobierno Provisional

El Sexenio Democrático comienza con la Revolución de 1868. Los políticos exiliados firman el Pacto de Ostende con el objetivo de derrocar a Isabel II. El almirante Topete y el general Serrano lideran la sublevación de la marina y el ejército de tierra. El gobierno envía al general Pavía para mediar, pero este llega a un acuerdo con Serrano para que el ejército se mantenga neutral. Serrano marcha pacíficamente sobre Madrid, y la reina huye a Francia desde San Sebastián.

En 1866, una grave crisis económica internacional y nacional (con quiebras bancarias y caída de la bolsa debido a la especulación) golpea a España. La población disminuye, el paro aumenta y las grandes ciudades se ven desbordadas por inmigrantes. En Madrid, se expulsa violentamente a quienes no pueden demostrar su residencia, generando un gran descontento popular que une al pueblo con los golpistas.

El 8 de octubre de 1868, se forma el primer gobierno provisional, presidido por Serrano, con Prim como ministro de la Guerra. Este gobierno, compuesto por unionistas y progresistas, excluye a los demócratas. El programa de gobierno recoge las aspiraciones políticas de las juntas revolucionarias, pero deja claro que el sistema económico no cambiará. Los agricultores andaluces se sublevan y son reprimidos con dureza, evidenciando que la revolución política no será una revolución social.

Las fuerzas políticas se dividen en:

  • Derecha: Carlismo (que acepta el sistema democrático por conveniencia) y los moderados (apoyan a Isabel II y son minoría).
  • Centro: Unionistas, demócratas y progresistas, organizados en torno a un líder y partidarios de una nueva monarquía.
  • Izquierda: Partido Republicano Federal.

El gobierno provisional convoca elecciones en 1869.

El Reinado de Amadeo I (1870-1873)

Un consejo de regencia provisional, con Serrano como jefe del Estado y Prim como jefe de Gobierno, busca candidatos para una nueva dinastía monárquica. Los republicanos protagonizan levantamientos. Se consideran varios candidatos (Espartero, el candidato carlista, Alfonso XII), pero finalmente se busca en las dinastías europeas. Los finalistas son Leopoldo de Prusia y Amadeo de Saboya. Se elige a Amadeo, ya que Leopoldo es mal visto por el apoyo de Bismarck.

El reinado de Amadeo I está marcado por la inestabilidad. Su principal valedor, el general Prim, es asesinado días antes de su llegada. Los campesinos se rebelan contra las propiedades privadas, siendo duramente reprimidos por el gobierno.

La nobleza, junto con los burgueses contrarios al arancel Figueroa, cree que la solución es restaurar la monarquía borbónica, creando un clima antimonárquico. La muerte de Prim deja al centro sin líderes, y este puesto es ocupado por caciques que encabezan las listas en las elecciones de 1871, en las que el pueblo se abstiene masivamente (52% de abstención).

Los carlistas reaparecen, ya que esperaban que su candidato fuera rey. Al no serlo, una mayoría vuelve a las armas, dando inicio a la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). Una minoría, la facción Nocedal, acepta el sistema y consigue diputados.

La guerra de Cuba, el nacimiento del movimiento obrero, la crisis económica de 1866, el fracaso de las Cortes de 1871 y el fraude electoral de 1872 por parte de Sagasta, llevan a Amadeo I a abdicar, aprovechando un incidente menor al negarse a firmar unas actas de suspensión, desobedeciendo la Constitución.

La Primera República (1873-1874)

Las dos cámaras se reúnen para asumir el poder real y se ven obligadas a instaurar la República. Sin embargo, la idea republicana es minoritaria, y los pocos republicanos están divididos:

  • Dirigentes del partido en Madrid: Querían aprovechar la situación para hacer aliados políticos, previendo la caída de Amadeo I. En caso de instaurarse una república, serían las Cortes quienes decidirían su forma.
  • Dirigentes regionales: Querían un golpe contra Amadeo I e instaurar una república federalista.

La República nace con problemas pendientes: la crisis económica, la guerra carlista, y el escepticismo del ejército y el movimiento obrero. Los republicanos se dividen en tres facciones:

  • Derecha: Castelar
  • Centro: Pi i Margall
  • Izquierda: Orense

Se elabora un proyecto de constitución, pero estalla el movimiento cantonalista (pequeñas poblaciones se declaran repúblicas independientes). Pi i Margall es reemplazado por Salmerón, y este por Castelar, pero ninguno logra la estabilidad. Finalmente, se recurre al ejército.

Pavía acaba con el cantonalismo andaluz y Martínez-Campos con el levantino. La inestabilidad provoca la fuga de capitales y ciudadanos pudientes. Castelar promulga un plan de orden, suprimiendo las Cortes, recortando libertades y rearmando el batallón de artillería.

En 1874, el general Pavía da un golpe de Estado, derroca a Castelar y nombra a Serrano presidente del gobierno. El ejército es enviado a la guerra carlista en el País Vasco. Los generales más importantes concluyen que lo mejor es restaurar la monarquía borbónica. Martínez-Campos se pronuncia a favor de la monarquía, y Alfonso XII envía un escrito redactado por Antonio Cánovas del Castillo aceptando el trono.

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