La Crisis de 1808
Antecedentes de la Crisis: El Reinado de Carlos IV (1788-1808)
El reinado de Carlos IV estuvo marcado por el desprestigio de la monarquía, debido a una ruinosa política exterior y a la oposición a Godoy, su ministro. Se creó el partido fernandino, debido a la reacción de los privilegiados frente a las reformas de Godoy y al mal resultado para estos del proceso de El Escorial de 1807. Se produjo entonces una crisis de subsistencia y un fracaso de las reformas borbónicas.
Motín de Aranjuez (19 de marzo de 1808)
Fue una revuelta palacial, no una revolución, en la que los seguidores de Fernando lograron que Carlos IV abdicara a favor de su hijo. Debido a los numerosos problemas que surgieron con esta abdicación, padre e hijo pidieron a Napoleón que mediara entre ambos. Se llevaron a cabo las abdicaciones de Bayona (9 de mayo de 1808), en las que Napoleón obligó a Fernando a abdicar en su padre, y a este en su hermano José Bonaparte.
La Guerra de Independencia
El comienzo de la guerra se produjo tras la firma del Tratado de Fontainebleau en 1807, que facilitó la invasión francesa. La insurrección popular fue de carácter espontáneo y nacional, y se produjo el 2 de mayo de 1808, debido al desprestigio de las instituciones del Antiguo Régimen por su colaboración con el invasor. Esto provocó la unión de diferentes sectores solo por el rechazo a los franceses.
La Guerra de Independencia se puede dividir en tres fases:
- Primera fase (inicio de la resistencia): Desde el 2 de mayo de 1808 hasta julio del mismo año. Se produjeron éxitos iniciales de los españoles en las batallas de Zaragoza, El Bruc y Bailén. Se comenzó entonces a organizar la resistencia por medio de las Juntas. Durante esta fase, Napoleón nombró rey a su hermano José I.
- Segunda fase (incremento de efectivos franceses con Napoleón al frente, 1808-1812): Se produjo un mayor control sobre España de los franceses tras las batallas de Gamonal, Tudela y Ocaña. En esta fase es cuando más se intensificó la actividad guerrillera. Además, se eliminaron el feudalismo y la Inquisición para atraer a los afrancesados.
- Tercera fase (ofensiva anglo-española, 1812-1814): Con el ejército anglo-español dirigido por Wellington, tras las batallas de Arapiles, Vitoria y San Sebastián. Napoleón firmó con Fernando VII el Tratado de Valençay en 1813, en el que lo reconocía como rey, pero la guerra no terminó hasta abril de 1814.
Además de las consecuencias económicas y humanas, hubo consecuencias internacionales, al producirse el fin de la expansión napoleónica por Europa, y políticas y sociales, con el contacto de la burguesía con el poder.
Crisis de las Instituciones Tradicionales
Debido a la pasividad y colaboracionismo de la Junta de Gobierno con los franceses, las Juntas Provinciales decidieron asumir la soberanía en nombre del pueblo, actuando de forma independiente en cada territorio, expulsando a los franceses, restituyendo a Fernando VII y realizando reformas políticas y sociales que enfrentaron a absolutistas y liberales. Para coordinar la defensa, se formó la Junta Central, que asumió la soberanía y el gobierno. Este órgano estuvo dirigido por Floridablanca, que trató de evitar los excesos de las Juntas Provinciales. Esta se disolvió con la formación de las Cortes de Cádiz (1810).
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Convocatoria de las Cortes de Cádiz
La convocatoria de las Cortes de Cádiz se hizo en plena Guerra de Independencia, debido al vacío de poder que se había creado tras las abdicaciones y tras la pasividad mostrada por las instituciones del Antiguo Régimen. Fueron convocadas por la Junta Central con la intención de elaborar una Constitución. Jovellanos consiguió que se convocaran unas cortes estamentales, pero un golpe de Estado absolutista obligó a la Junta Central a ceder el poder a una regencia que abandonaría la convocatoria de Cortes. La presión obligó a la regencia a convocar las Cortes de Cádiz (24 de septiembre de 1810), cuya representación fue en una sola cámara, y fue necesario nombrar representantes suplentes. Los diputados se dividieron en liberales y realistas (divididos en puros y reformistas). Estas Cortes iniciaron un proceso revolucionario, proclamándose representantes de la soberanía nacional y asumiendo así el poder legislativo y constituyente.
Legislación y Fin del Antiguo Régimen
Con el poder legislativo, establecieron una legislación para acabar con el Antiguo Régimen e implantar el liberalismo. Para ello, suprimieron el régimen señorial, poniendo fin al señorío jurisdiccional, aunque mantuvieron el solariego, que más tarde cambiarían a propiedad privada. Llevaron a cabo tímidos ataques a la Iglesia, aboliendo la Inquisición y eliminando el “voto de Santiago”. También llevaron a cabo reformas económicas para implantar el modo de producción capitalista, eliminando el sistema gremial, planteando las primeras desamortizaciones y disponiendo de la propiedad privada.
La Constitución del 19 de marzo de 1812
La Constitución del 19 de marzo de 1812 fue la primera constitución española, con un carácter muy radical, fuerte racionalismo de inspiración francesa, rigidez para evitar la vuelta al absolutismo y un importante respeto por el catolicismo como acercamiento a los absolutistas. Se estableció una soberanía nacional, con una monarquía constitucional cuestionable y reconociendo a Fernando VII rey de España. Además, se estableció un Estado unitario y centralizado.
Se estableció una división de poderes:
- Poder legislativo: Residía en unas cortes unicamerales, de sufragio universal masculino individual, donde el rey tenía iniciativa legal, pero solo podía vetar las leyes dos veces.
- Poder ejecutivo: Residía en la corona.
- Poder judicial: Residía en los tribunales.
En esta constitución se reconocieron derechos y libertades individuales, como la igualdad de los ciudadanos y los territorios ante la ley, la libertad de expresión, de imprenta y prensa, la libertad de reunión, etc. Pero no se reconoció la libertad de religión.
Impacto de la Legislación
Esta legislación apenas se pudo poner en marcha, pero sería la base del liberalismo del siglo XIX.