El Impacto de la Revolución Francesa en España
Los gobernantes españoles temieron la expansión del movimiento revolucionario. Los ilustrados eran partidarios de una política de reformas que acabara con el Antiguo Régimen. Las malas cosechas castigaban al pueblo llano, provocando continuos motines que podían desembocar en un estallido revolucionario antimonárquico. El conde de Floridablanca implementó medidas para evitar el contagio de la Revolución:
- El aislamiento: Se cerraron todas las fronteras con Francia.
- Se cerró el país a toda la propaganda política y se amenazó a los ilustrados.
- Se persiguieron y censuraron todas las publicaciones francesas, acusadas de anticristianas.
- Se prohibió la salida de los jóvenes para estudiar en universidades extranjeras.
- Se prohibió la entrada de profesores extranjeros, así como la enseñanza en francés.
- Los periódicos fueron censurados, negando el permiso de edición a los periódicos de carácter político.
- Se prohibieron las Sociedades de Amigos del País, lugares de encuentro de los ilustrados españoles.
Todo esto fracasó y en 1792 se destituyó a Floridablanca. Se encomendó el gobierno al Conde de Aranda, que intentó mejorar las relaciones con Francia y salvar la vida de Luis XVI.
En agosto de 1792, Luis XVI y su familia fueron guillotinados. En Francia se proclamó la República.
Manuel Godoy: De la Guerra a la Alianza con Francia
En noviembre de 1792, Manuel Godoy asumió el gobierno de la nación. Gobernó como un auténtico déspota ilustrado (todo para el pueblo pero sin el pueblo), temiendo a la Revolución y alentando reformas educativas y económicas a la manera francesa. Fue odiado tanto por los ilustrados españoles como por los sectores más absolutistas.
En 1793, España declaró la guerra a Francia. Era la respuesta de la España del Antiguo Régimen, de los grupos absolutistas, contra aquellos que habían roto el orden tradicional. Los ejércitos del general Ricardos avanzaron sobre la Cataluña francesa, pero en 1794 las fuerzas del ejército francés ocuparon buena parte de Cataluña. Guipúzcoa cayó en manos francesas.
Ante los avances franceses en Navarra y Álava, Godoy llegó a un acuerdo con Francia en 1795, la Paz de Basilea. España recuperó el territorio a cambio de ceder a Francia la isla de Santo Domingo. En 1796 se firmó el Pacto de San Ildefonso, una alianza franco-española contra Inglaterra. La flota española fue derrotada por los ingleses en la Batalla del cabo San Vicente. Godoy intentó dar a la Corona española un nuevo espíritu:
- Apoyó la ley agraria.
- Suprimió algunos impuestos.
- Redujo el poder de los gremios.
- Formó un gobierno con los ilustrados más importantes de España.
La Crisis Económica y Fiscal
El reinado de Carlos IV se caracterizó por una subida imparable de los precios de los alimentos y por un enorme déficit de las finanzas del Estado. España era azotada de nuevo por continuas crisis de subsistencia, por estar gran parte de las tierras fuera del mercado.
El déficit de la Hacienda Real se hizo mayor al tener que hacer frente a los gastos de la guerra de 1793.
En 1798, junto a propiedades comunales de los ayuntamientos y de los jesuitas expulsados, el Estado vendió bienes eclesiásticos. Fue la primera venta de propiedades de la Iglesia. El beneficio de lo recaudado por esa desamortización fue el pago de la deuda del Estado. Esto continuó hasta 1808, pasando una sexta parte de las propiedades eclesiásticas a manos privadas, y empezaba a aparecer una sociedad rural de comerciantes y terratenientes.
La Alianza con la Francia Napoleónica
La debilidad de Carlos IV animó el intervencionismo francés en España, provocando en 1801 una guerra contra Portugal, la Guerra de las Naranjas. En 1802, Francia e Inglaterra firmaron la Paz de Amiens, y España se vio envuelta en una guerra no deseada en la que cayó destrozada toda la flota en la Batalla de Trafalgar (1805). En 1807 se firmó el Tratado de Fontainebleau, por el que Godoy autorizó el paso de tropas francesas por España para conquistar Portugal a cambio de los territorios portugueses situados al sur de Lisboa. El Motín de Aranjuez tuvo como resultado la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII.
Napoleón no reconoció a Fernando como rey, y las tropas francesas del general Murat entraron en Madrid. Napoleón intervino en la disputa por la corona española, forzando a padre e hijo a solucionar sus problemas en Bayona, y obligó a ambos a traspasarle sus poderes. Napoleón entregó la corona a su hermano José Bonaparte mediante las Abdicaciones de Bayona.
La Guerra de Independencia
Guerra Nacional y Conflicto Internacional, el Gobierno de José I, los Afrancesados y las Juntas Provinciales
Fue una guerra nacional y popular, pero no revolucionaria; un conflicto internacional. La lucha contra los franceses levantó un fuerte sentimiento nacionalista y patriótico entre los españoles. El ideal que hizo posible el levantamiento popular fue la defensa de la monarquía y de la religión. Una minoría de liberales deseaba hacer su propia revolución. El bajo clero convenció al pueblo para llevar a cabo una guerra de guerrillas. Lo que la Iglesia no pudo evitar fue que una minoría progresista concentrada en Cádiz estableciera los principios básicos de la futura revolución liberal.
En la España ocupada por los franceses, José I trataba de emprender algunas reformas de tipo liberal recogidas en el Estatuto de Bayona, contando con la ayuda de los afrancesados. El pueblo español solo veía a José I como una marioneta de su hermano Napoleón y de los generales franceses. Los afrancesados querían realizar reformas en el ámbito de la enseñanza, la educación, la justicia o la religión, de acuerdo con el grupo de liberales que reunieron las Cortes de Cádiz. Con el estallido de la guerra se produjo en España un vacío de poder y la ruptura del territorio español. Se estableció un nuevo poder en las Juntas Provinciales, que asumían el poder en nombre del rey ausente. Muy pronto se unieron y crearon un gobierno nacional unitario: la Junta Central Suprema, creada en Aranjuez.
Fases de la Guerra de Independencia
- Resistencia a la ocupación: Bailén y la retirada del ejército francés. La inesperada resistencia de los españoles desbarató los planes de Napoleón. Zaragoza aguantó sin fortificaciones, con barricadas. En Cataluña, los franceses habían sido frenados en el desfiladero del Bruch. Gerona aguantó el ataque y rompió las vías de abastecimiento con Francia. El ejército del general Dupont se estrelló con las milicias del general Castaños en Bailén. José I tuvo que retirarse de Madrid a Vitoria y los franceses retrocedieron hasta el Ebro. En Portugal, Wellington obligó a los franceses a retirarse del país (Tratado de Cintra).
- Reacción francesa. Napoleón en España: La ocupación (1808-1812). El emperador entró en España acompañado de sus más prestigiosos generales. El avance francés fue contundente. En pocas semanas, José I volvió a Madrid. La Junta Central tuvo que buscar refugio en Sevilla y luego en Cádiz.
- El decisivo papel de la guerrilla. Grupos formados por antiguos soldados españoles, voluntarios civiles y hasta bandoleros atacaban al invasor en acciones rápidas, improvisadas y siempre apoyados por la población civil.
- Defensa de los intereses de España: José I frente a Napoleón. A medida que el tiempo pasaba, José I estaba más unido a los ideales reformistas de los afrancesados que a los intereses de invasión de su hermano Napoleón.
- Derrota del ejército francés y abandono de España (1813-1814). Napoleón necesitaba las tropas que tenía en España para hacer frente a la guerra en Europa frente a Rusia. El duque de Wellington derrotó en Arapiles al ejército francés. En 1813, los franceses se retiraron a Vitoria, donde fueron derrotados en la Batalla de San Marcial. Napoleón, obligado por el Tratado de Valençay, devolvió la corona a Fernando VII.
Las Cortes de Cádiz
Un grupo de ilustrados pretendía implantar en España las mismas ideas que en Francia. Muchos burgueses liberales, funcionarios ilustrados e intelectuales fueron a Cádiz, protegida por la marina de guerra británica.
En septiembre de 1810, la regencia colectiva, un gobierno provisional formado por cinco miembros conservadores, convocó en Cádiz unas Cortes Generales para defender la integridad de la nación española. La Constitución de 1812 es la plasmación del deseo de cambio para transformar España en una monarquía liberal y parlamentaria.
A causa de la guerra, la alta nobleza y la jerarquía eclesiástica estaban apenas representadas en Cádiz. Predominaban en las Cortes las clases medias con formación intelectual, eclesiásticos, abogados, etc. No había ninguna representación de las clases populares. Aquí surgieron dos tendencias:
- Los liberales: partidarios de las reformas revolucionarias. Usaban los periódicos como medio de difusión.
- Los absolutistas: estaban a favor del viejo orden monárquico absolutista. Usaban los púlpitos de las iglesias como medio de difusión.
Los Decretos de Abolición del Antiguo Régimen
- Libertad de expresión. El decreto de libertad de imprenta suprimía la censura para los escritos políticos. La libre expresión era una pieza clave en un sistema basado en la soberanía nacional.
- Anulación del régimen feudal. Se eliminaron todos los derechos señoriales y jurisdiccionales que impedían la modernización de las provincias. Se abolieron también los gremios. En el campo se anunció una reforma agraria y el Consejo de la Mesta fue suprimido.
- Legislación religiosa. Abolición de la Inquisición. Supresión de los conventos con menos de 12 miembros y secularización de los bienes de las órdenes religiosas.
- Reforma administrativa y ordenación del territorio. Se eliminaron los antiguos reinos, provincias e intendencias y se decretó una nueva división territorial para conseguir una igualdad territorial y centralización política.
La Constitución de 1812
El 19 de marzo, los diputados de Cádiz aprobaron la primera Constitución española, documento que regulaba al detalle todas las cuestiones relacionadas con la vida política y los derechos de los ciudadanos. España se declaraba como un Estado unitario, que afirmaba los derechos de los españoles en su conjunto. Los diputados representaban a la nación.
Ponía las bases para terminar con una sociedad con privilegios de clase. Para garantizar esa igualdad, la Constitución fijaba una burocracia centralizada, una fiscalía común, un ejército nacional y un mercado libre de aduanas interiores.
La Constitución proclamaba el principio de soberanía nacional en detrimento del rey, al que se le quitaba la función legislativa, que ahora realizarían las Cortes, con una sola cámara, elegida por sufragio universal masculino. Sin embargo, para ser diputado se necesitaba ser propietario, lo que excluía a los asalariados o a los campesinos sin tierras. Los ciudadanos, según la Constitución, reconocerían a Fernando VII como rey, pero como un monarca constitucional. La Iglesia dejó su sello en la Constitución al proclamar a España como un Estado católico y al reconocer las propiedades de los grupos privilegiados.
Ni la guerra ni Fernando VII dejaron tiempo para implantar las reformas constitucionales, aunque más tarde otros textos inspirados en»La Pep» se encargarían de hacer avanzar a la sociedad española.
La Restauración del Absolutismo
El Regreso de Fernando VII. El Sexenio Absolutista (1814-1820)
En la primavera de 1814, al poco tiempo de volver el rey a España, aceptó la reposición del absolutismo. La acción contrarrevolucionaria contaba con la ayuda de un grupo de diputados absolutistas, firmantes del Manifiesto de los Persas, que rechazaban con dureza la legislación gaditana.
- Abolición de la Constitución de 1812. A los pocos días de su llegada, Fernando VII declaró ilegales las Cortes de Cádiz. Hubo represión entre los liberales españoles y entre los colaboradores de Bonaparte. Con la aparición de la Santa Alianza, Fernando VII eliminó la libertad de prensa, resucitó la Inquisición y los jesuitas volvieron a España.
- Regreso al Antiguo Régimen: Represión y Conspiración. La Iglesia colaboraba gustosa con el Santo Oficio delatando a los liberales. Muchos militares que lucharon contra los franceses se oponían a esta Restauración del Antiguo Régimen y algunos conspiraron por el restablecimiento de las leyes de Cádiz.
- Los Pronunciamientos Militares. Elegidos como guardianes del liberalismo, algunos oficiales realizaron una serie de intentonas golpistas para liquidar el absolutismo de Fernando VII: Espoz y Mina en Pamplona, Díaz Porlier en La Coruña, etc., fracasaron. Pero en 1820, el triunfo del comandante Rafael de Riego fue decisivo para los pronunciamientos triunfantes. En el exterior, la independencia de la América española privaría a los españoles de un mercado importante.
- Crisis Económica y Financiera. Tras la revolución de Cádiz, todos los españoles debían pagar impuestos. Las Cortes habían elaborado un presupuesto nacional. Todo esto se perdió con la llegada de Fernando VII. En menos de dos años, el déficit del Estado era tan grande que el ministro Martín de Garay convenció al rey para volver al sistema aprobado en Cádiz. Frente a la crisis industrial, aumentaron las tierras de cultivo debido al crecimiento de la población y a la necesidad de buscar alimentos.
El Trienio Liberal (1820-1823)
En 1820, el comandante Rafael de Riego se levantó a favor de la Constitución de 1812. Encontró apoyos, lo que hizo que el rey aceptara un régimen constitucional. Mientras, nacían otra vez juntas liberales en distintas ciudades. Así comenzó la segunda oleada revolucionaria española, que duraría tres años, aunque terminó en fracaso debido al escaso respaldo social y político del liberalismo en el país.
A) Las Reformas del Trienio
Los liberales eliminaron la Inquisición, impusieron el sistema fiscal aprobado en Cádiz, suprimieron los señoríos, expulsaron a los jesuitas y confirmaron las leyes que garantizaban los derechos y deberes de los españoles. También se aprobaron la supresión de las órdenes monacales y la desamortización de las tierras de los monasterios.
La prensa comienza a aparecer como instrumento político al servicio de los partidos.
B) División del Liberalismo Español
Los liberales españoles pronto se dividieron en dos grupos:
- Los hombres que participaron en las Cortes de Cádiz, moderados, querían reformar la Constitución.
- Los seguidores de Riego, los exaltados, que exigían el sufragio universal, expresión de la soberanía nacional.
Estos dos grupos provocaron que el liberalismo español quedara fracturado para siempre en dos grupos: moderados y progresistas.
C) Oposición Interna e Intervención Exterior
En 1821 había por toda España grupos de realistas, apoyados por Fernando VII. La insurrección ganaba territorios en Navarra y Cataluña, donde proclamaron la Regencia de Urgel, que declaraba nulo todo lo hecho desde 1820. En 1822, los liberales exaltados se dispusieron a aplastar, con ayuda del ejército, los focos de rebelión realista. Los Cien Mil Hijos de San Luis, financiados por la Santa Alianza, entraron en España para restituir la soberanía absoluta de Fernando VII.
El Proceso de Independencia de la América Latina
La crisis de la monarquía borbónica, la Guerra de Independencia, la fatal política colonial y la difusión de las ideas de la revolución liberal de Francia influyeron en el proceso de independencia.
La América Española a Finales del Siglo XVIII
A lo largo del siglo XVIII se había reactivado el comercio colonial. Esta prosperidad permitió la aparición de un importante grupo de burgueses criollos.
Entre esta burguesía criolla, educada en Europa, nacieron los proyectos de independencia.
Los criollos deseaban la independencia porque estaban en contra del trato discriminatorio que se les daba por parte de la administración española, por los fuertes impuestos que debían pagar a España y por el férreo control que se realizaba desde Madrid del comercio y del mercado americano.
El Proceso de Independencia de América Latina
A partir de 1808, los criollos decidieron no aceptar la voluntad de José I y formaron juntas que asumieron el poder. Aunque en teoría eran fieles a Fernando VII, los americanos no reconocieron el poder de la Junta Central Suprema. De hecho, ya se habían declarado independientes de la metrópolis.
El virreinato del Río de la Plata, en el que José de San Martín proclamó la independencia de la República Argentina, el virreinato de Nueva Granada y Venezuela, a la cabeza con Simón Bolívar, etc., fueron los focos más secesionistas.