La muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 marcó el inicio de una nueva era en España. Dos días después, el príncipe Juan Carlos fue proclamado rey, dando comienzo a un proceso de establecimiento de libertades y cambio de régimen conocido como la transición democrática. El rey se propuso instaurar una monarquía democrática, constitucional y parlamentaria, a través de un programa de reformas desde la legalidad.
El Consenso como Clave
Inicialmente, el rey no contaba con el apoyo unánime ni de la derecha, anclada en la continuidad del régimen franquista, ni de la izquierda, dividida entre quienes deseaban una ruptura democrática y la instauración de un gobierno provisional y cortes constituyentes. Sin embargo, la necesidad de consenso se hizo evidente: la derecha se unió a la apertura y la izquierda aceptó la monarquía democrática.
El éxito de la transición también se debió a la madurez de la sociedad española, que rechazaba la violencia, a la bonanza económica y al contexto político internacional, con el inicio de transiciones democráticas en Portugal y Grecia, y la caída del régimen totalitario comunista de la URSS.
Los Primeros Pasos hacia la Democracia
Para desmantelar el régimen anterior, el rey contó con Torcuato Fernández Miranda (presidente de las Cortes). Las presiones llevaron a confirmar a Carlos Arias Navarro como presidente del gobierno. En marzo de 1976, la Plataforma de Convergencia Democrática se unió para formar la Platajunta, que organizó huelgas y manifestaciones reprimidas. A esta situación se sumaron los sucesos de Montejurra y los atentados terroristas de ETA y GRAPO. La inestabilidad política obligó a Arias a dimitir el 1 de julio de 1976.
El rey nombró a Adolfo Suárez, quien, con un gobierno de personas poco conocidas pero preparadas, desmanteló el régimen anterior. El primer paso fue la aprobación en noviembre de 1976 de unas Cortes bicamerales elegidas por sufragio universal, que fue sancionada por el rey tras un referéndum. Los partidos políticos actuaron sin dificultades y en abril se legalizó el PCE. El 15 de junio se convocaron elecciones generales, marcando el inicio del desmantelamiento del régimen franquista desde la legalidad.
Las Elecciones de 1977 y el Bipartidismo
Las elecciones aclararon el panorama político. La Unión de Centro Democrático (UCD), creada por Adolfo Suárez, fue la vencedora, seguida por el PSOE, que había girado hacia la socialdemocracia. El PCE, liderado por Santiago Carrillo, y Alianza Popular, fundada por Manuel Fraga, quedaron en un segundo plano. Los partidos nacionalistas (CIU y PNV) ganaron en el País Vasco y Cataluña. Se configuró un bipartidismo en torno a la UCD y el PSOE, que aseguró la estabilidad política.
Este proceso de reformas se vio amenazado por la extrema derecha, liderada por Blas Piñar, y por los atentados de ETA y GRAPO.
El Gobierno de la UCD y los Pactos de la Moncloa
El primer gobierno de la UCD, surgido de las elecciones de 1977, tuvo que hacer frente a tres problemas: dotar al país de una constitución y leyes, realizar una política económica que hiciera frente a la crisis y solucionar las aspiraciones autonomistas. Para ello, se buscó un consenso político y económico.
Los Pactos de la Moncloa
Las condiciones económicas generaban inseguridad social. Para hacer frente a esta situación, el gobierno, los partidos de la oposición, los sindicatos y la patronal firmaron el 25 de octubre de 1977 los Pactos de la Moncloa, un proyecto para luchar contra el paro, reactivar la inversión, frenar la inflación y garantizar un límite del 15% para los aumentos salariales. El profesor Fuentes Quintana planteó un plan de saneamiento y reforma de la economía. Las medidas económicas lograron reducir la tasa de inflación y los pactos crearon un clima que posibilitó la redacción y aprobación de la Constitución.
La Constitución de 1978
Establecido el consenso económico, en julio de 1977 se abrieron las nuevas Cortes, que abordaron la elaboración de una nueva constitución. Se nombró una comisión integrada por representantes de todas las fuerzas políticas, que redactó un anteproyecto aprobado por las Cortes con solo dos votos en contra y 14 abstenciones.
La Constitución de 1978 consagró la monarquía parlamentaria, proclamó la soberanía nacional, abolió la pena de muerte, declaró el Estado aconfesional y garantizó las libertades clásicas. Estableció el Estado de las Autonomías y fue aceptada por todos. Se aprobó el 6 de diciembre de 1978 en referéndum con un 87.7% de votos a favor, siendo sancionada el 27 de diciembre por el rey. Días después, el gobierno convocó elecciones generales para marzo de 1979. En febrero de 1978 se convocaron elecciones sindicales y se emprendieron reformas en la legislación vigente.