La Romanización: El Legado Cultural
La romanización se define como la integración de la sociedad hispana en el mundo romano en todas sus facetas (economía, sociedad, cultura, religión) y no por la vía de la fuerza. A través de este proceso, íberos y celtíberos asumieron la cultura romana. La romanización fue total cuando el emperador Caracalla extendió la ciudadanía a todos los habitantes libres del Imperio, allá por el siglo III. En la península, tres puntos son de destacar:
- El latín se impuso como lengua común.
- El derecho romano se impuso y su influencia llega hasta nuestros días, tanto en materia legislativa como en la estructuración y concepción del Estado.
- La religión politeísta romana y, posteriormente, el cristianismo se difundieron.
Hispania fue una de las provincias más romanizadas. De hecho, varios emperadores, como Adriano o Trajano, nacieron en la península, al igual que el filósofo Séneca y los escritores Quintiliano y Marcial.
Principales Etapas de la Reconquista
La Reconquista se sitúa entre la rebelión de Pelayo (718) y la caída del reino de Granada (1492). En ella, cristianos y musulmanes cohabitaron en la península ibérica disputándose su territorio. Se puede dividir en cuatro etapas:
Primera Etapa (siglos VIII-X)
Con las primeras batallas, como la de Covadonga (722), los cristianos se consolidan en pequeños puntos del norte. El reino asturiano llegó al Duero en 910, con lo que Ordoño II trasladó la capital a León: es el inicio del reino astur-leonés, después reino de León.
Segunda Etapa (siglo XI y primera mitad del XII)
Los musulmanes estaban debilitados tras la caída del Califato y la disgregación de los reinos taifas. Los cristianos aprovecharon para ocupar la cuenca del Tajo. Toledo se reconquista en 1085. La invasión almohade frenó a los cristianos. Cuando Alfonso I de Aragón reconquistó Zaragoza en 1118 y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, conquistó Tortosa (1148) y Lérida (1149), se reactivó la Reconquista. Portugal conquistó Lisboa en 1147.
Tercera Etapa (finales del siglo XI y principios del XIII)
Destaca la batalla de las Navas de Tolosa (1212), que abrió el avance cristiano hacia el Guadalquivir y Valencia.
Cuarta Etapa (siglo XIII)
Fernando III el Santo ocupa el valle del Guadalquivir y Jaime I el Conquistador, Valencia y Baleares. Quedará el reducto musulmán de Granada hasta 1492.
Evolución Política de Al-Ándalus: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba
Los musulmanes invadieron toda la península salvo el norte, por la resistencia de los astures en Covadonga. Penetraron en Francia, pero la derrota cerca de Poitiers frenó sus ansias en Europa. Tras la invasión musulmana, la península se convirtió en una provincia del Califato: Al-Ándalus. Al frente de este territorio se colocó a un emir que gobernaba en nombre del califa de Damasco, de la dinastía Omeya. A mediados del siglo VIII, los abasíes se adueñaron del Califato. Un Omeya derrotado se refugió en Al-Ándalus y se proclamó emir: Abd-al-Rahman I. Con él comienza el emirato independiente, que no dependía políticamente del nuevo Califato, trasladado a Bagdad. Trasladó la capital a Córdoba y se enfrentó a los nobles musulmanes de Al-Ándalus adeptos a los abasíes y que reconocían al califa de Bagdad como líder espiritual. Logra la unión del poder político y espiritual Abd-al-Rahman III, el primer califa de Córdoba. Residía en el Alcázar, al lado de la Mezquita, y mandó construir Madinat al-Zahra, centro del poder político de Al-Ándalus. En las últimas décadas del siglo X, el califa Hisham II delegó el poder en su ministro Almanzor, que basó su poder en el ejército, formado por soldados bereberes, e impulsó la conquista del norte cristiano. Tras su muerte se inició la descomposición política que llevó al fin del Califato en 1031.
Los Primeros Núcleos de Resistencia
Los godos que se resistieron a la dominación musulmana se refugiaron en Asturias y Pirineos. Desde allí se inició la Reconquista, que duró más de siete siglos. Al frente de la rebelión de los astures se puso don Pelayo, primer rey de Asturias y León, que obtuvo su primera victoria sobre el Islam en Covadonga. Su sucesor, Alfonso I, recorrió el valle del Duero y trasladó hasta Asturias a los cristianos de esa zona. Así se consolidó su reino, y la meseta septentrional se convirtió en un territorio de nadie entre los dominios musulmán y cristiano. Carlomagno, rey de los francos, penetró hasta el sur de los Pirineos, en una zona donde los pamploneses habían logrado mantener cierta independencia. Los condados catalanes se mantenían en la denominada Marca Hispánica.
Pueblos Prerromanos
Hay dos tipos de colonizaciones: los celtas llegaron por los Pirineos, los fenicios y griegos por el Mediterráneo, y los cartagineses por el norte de África. Todos vinieron atraídos por los metales. Fenicios, griegos y cartagineses traen la orfebrería y la cerámica. Los fenicios llegan hacia el 1100 a.C. y colonizaron la franja costera de Huelva a Almería. Sus principales colonias fueron Gades, Sexi, Abdera y Villaricos. Introdujeron el torno alfarero y son responsables de la mejora urbana, del uso de la moneda y del cultivo del olivo. Las colonizaciones griegas y cartaginesas llegarán más tarde. Los cartagineses fundan Ebussus (Ibiza). También navegan por el Atlántico, llegando hasta Gran Bretaña. Mientras, los griegos, que tienen los mismos intereses que los cartagineses, fundan Málaga en el 650 a.C.
Al-Ándalus: Organización Económica y Social
La España musulmana impulsó en agricultura el regadío, los cítricos, el arroz y el algodón, aunque predominaban los cereales, la vid y el olivo. En la ganadería descendió el cerdo, por la prohibición religiosa, y subió la oveja y el caballo. Se desarrolló la apicultura. La minería era importante. La producción de manufacturas se desarrolló: brocados, tejidos, cerámica, armas, papel, joyas… El comercio se vio favorecido por la acuñación del dinar de oro y el dirham de plata. La mayor parte de la población vivía en el campo, pero las ciudades como Almería, Madrid y Córdoba eran importantes. La aristocracia, familias de origen árabe y algunos linajes visigodos, poseían tierras. La clase media estaba formada por los mercaderes. El pueblo, por artesanos y labriegos. Había esclavos de Europa oriental y del centro de África. La sociedad era muy machista.
Crisis de 1808
En este periodo, España pasa del Antiguo Régimen al Nuevo Régimen. Es la primera vez que las ideas liberales salidas de la Revolución Francesa cuajan en España y, precisamente, como respuesta a la invasión de otro absolutista como Napoleón. Los acontecimientos en Francia iban a afectar mucho al país. Carlos IV tenía miedo al contagio de la Revolución Francesa. Lo que poco podían sospechar es que sería precisamente un régimen absolutista como el suyo el que iba a dar al traste con su reinado. España adopta una postura neutral durante la Revolución para después establecer pactos estratégicos con Francia. La mutua defensa contra Francia supondrá para los españoles la subordinación a la política de Napoleón. Los tratados de San Ildefonso y la Guerra de las Naranjas contra Portugal fueron los primeros pasos de acercamiento entre Napoleón y Carlos IV. Pero decisivo para entender la Guerra de la Independencia fue el Tratado de Fontainebleau, por el que los franceses entraron en España con la excusa de invadir Portugal para que este país no comerciara con Gran Bretaña. El Motín de Aranjuez contra Godoy fue la manera del pueblo español de negar a un rey que les había abandonado a las tropas napoleónicas. La entrada de las tropas napoleónicas en España era realmente una excusa para ocupar el país. Godoy tramó la huida de la familia real hacia Andalucía y desplazó la corte a Aranjuez. En marzo de 1808, el Motín de Aranjuez precipitó la caída de Godoy y obligó a abdicar a Carlos IV en su hijo, Fernando VII. Napoleón aprovechó el enfrentamiento entre padre e hijo y les obligó a abdicar en su hermano José Bonaparte. José I publicó el Estatuto de Bayona, que concedía algunos derechos más allá del absolutismo y con el que pretendía ganarse a los liberales. Pero el descontento popular fue creciendo y desembocó en los levantamientos del 2 de mayo en Madrid, que se extendieron por todo el país. Se iniciaba así la Guerra de la Independencia (1808-1814). Para hacer frente al invasor, se constituyen Juntas Provinciales que asumieron el poder en nombre del rey ausente. Las instituciones del Antiguo Régimen estaban débiles y las nuevas cobraban cada vez más importancia. En este caldo de cultivo es en el que se convocan las Cortes de Cádiz en 1812. En ese entorno nace la Constitución de 1812. Es la primera constitución española. En esta se establece el sufragio universal, la división de poderes y un nuevo sistema de representación, ya que los diputados no representaban o eran portavoces de un estamento, sino de la nación. Establece un sistema de elección articulado en cuatro niveles. Es de origen popular y la más extensa del constitucionalismo español. La Constitución de 1812 fue muy importante a la hora de abolir los señoríos jurisdiccionales, los mayorazgos, la Inquisición, la tortura y las pruebas de limpieza de sangre. Establece además la libertad de prensa, entre otras libertades fundamentales. El proceso de desamortización se inició en las Cortes de Cádiz. Se trata de una medida revolucionaria que los partidos progresistas de los siglos XIX y XX solían incluir en sus gobiernos. La guerra duró seis años. Las tropas españolas consiguieron triunfos como el de Bailén. Se inició la guerra de guerrillas contra el ejército francés. El ejército británico ayudó a las tropas españolas. En 1812, el ejército del general británico Wellington consiguió las victorias de Arapiles y San Marcial. Tras la debacle de las tropas napoleónicas en Rusia, Napoleón devolvió la corona a Fernando VII por el Tratado de Valençay (1813) y las tropas francesas abandonaron el país. Fernando VII tratará de retornar al absolutismo, pero en las Cortes de Cádiz se inició un camino imparable hacia la democracia.