Orígenes y Desarrollo del Sindicalismo Revolucionario
El sindicalismo revolucionario surgió como respuesta a la decepción generada por el sindicalismo de la «Unión Sagrada» y las políticas reformistas y parlamentarias en tiempos de crisis. Inicialmente, se manifestó con la ruptura de la Unión Sagrada. El objetivo común de los sindicatos revolucionarios era la eliminación del sistema capitalista, buscando un orden social diferente a través de la lucha sindical, ya que consideraban la lucha de clases como inevitable.
Estos sindicatos preferían la acción directa, utilizando métodos como el boicot o el sabotaje. Desconfiaban de la negociación colectiva y mantenían una hostilidad abierta hacia la patronal y el régimen político. Aunque ocasionalmente aceptaban pactos, lo hacían forzados por sus debilidades organizativas. La mayoría consideraba que la acción política debía subordinarse a la acción sindical, y no al revés.
El Sindicalismo Comunista y la Revolución Rusa
En febrero de 1917, la Revolución Rusa puso fin al zarismo, proclamando una república parlamentaria y democrática. El gobierno provisional, presidido por Kerenski, decidió continuar la guerra para mantener la alianza con los países democráticos. Sin embargo, los bolcheviques mantuvieron su programa de paz, buscando el apoyo de los damnificados, pero con la intención de derrocar la república e implantar una dictadura.
Tras un intento fallido en 1917 y su posterior ilegalización, los bolcheviques volvieron a la legalidad para impedir el golpe de Estado de Kornilov. En octubre de 1917, tomaron la capital, Petrogrado, y desplegaron a los Soviets, bolcheviques que gobernaban regiones enteras donde el Estado no tenía alcance. A pesar de verse obligados a convocar una Asamblea Constituyente, que ganaron los socialrevolucionarios con 267 representantes, los hombres de Lenin lograron disolver la Asamblea en 1918 e instaurar la dictadura.
La idea de la revolución mundial llevó a la creación de la III Internacional. En 1919, los bolcheviques invitaron a un congreso para constituir una nueva internacional, firmada por Lenin y Trotski, con el objetivo de subordinar los intereses de cada país a los generales de la revolución. Los socialistas de los estados occidentales, reunidos en Berna ese mismo año, declararon su fidelidad a la democracia.
La III Internacional se constituyó en la conferencia de Moscú en marzo de 1919. En julio de 1920, el II Congreso de la Internacional Comunista formuló 21 condiciones para las organizaciones, incluyendo la depuración de los puestos de dirección y la ruptura con los regímenes burgueses. Aunque tuvo influencia en el plano político, su impacto en el sindical fue limitado, como lo demuestra el fracaso de la bolchevización de la CGT en Francia.
El Sindicalismo Anarquista: Autogestión y Acción Directa
El modelo anarquista se basaba en la sustitución del capitalismo por un sistema de autogestión de los centros de producción. Hasta 1914, el modelo fue la CGT francesa, y posteriormente la CNT española.
La unión entre los planteamientos de asociacionismo como modo de lucha y el anarquismo dio lugar al anarcosindicalismo, que tuvo una gran influencia en países como España e Italia. Este movimiento caló especialmente entre los trabajadores temporeros, aquellos con una relación laboral inestable y sometidos a presión, y entre quienes vieron modificadas sus condiciones de trabajo por la reestructuración del capitalismo a finales del siglo XIX y principios del XX, que provocó rotación laboral y movilidad geográfica.
Los principales sindicatos variaron según las circunstancias de cada país, destacando:
- CGT en Francia (1902).
- CNT en España (1910), alcanzando 500.000 afiliados y llegando al millón en 1936.
- USI en Italia (1912), participando en el «bienio rojo» con la creación de consejos obreros y 500.000 militantes.
- Unión de Trabajadores en Alemania (1920), liquidada por el nazismo.
El Sindicalismo Fascista: Corporativismo y Estado de Productores
Mussolini evolucionó desde el sindicalismo revolucionario, adoptando una postura anticapitalista, antidemocrática y antiparlamentaria. Influenciado por Vilfredo Pareto y su teoría de las élites, inicialmente antibelicista y revolucionario, fue encarcelado en 1911 por oponerse a la guerra contra Libia. Aunque salió de prisión como una figura destacada del PSI, posteriormente desconfiaría de la aptitud del proletariado en su papel histórico.
Coincidió con Sorel y Michels, y hasta 1913 siguió a sindicalistas revolucionarios como Labriola y Leone, pero se separó y los criticó por participar en el régimen constitucional.
El fascismo creía en la necesidad de sustituir un estado de ciudadanos por un estado de productores basado en el corporativismo, la organización de la sociedad sobre la base del trabajo. Bottai, miembro del movimiento futurista y luego de los *Fasci da Combattimento*, fue el principal ideólogo de esta concepción. Mussolini lo nombró ministro de Trabajo en 1929, elaborando la *Carta del Lavoro* y creando en 1932 el *Istituto Nazionale per la Previdenza*.
En 1922, los fascistas fundaron el sindicato *Lavoro d’Italia* para formar una única asociación de productores que incluyera a empleadores y empleados. Esto se convirtió en un monopolio de sindicatos fascistas en 1926 a través de la ley sobre la disciplina jurídica de las relaciones colectivas del trabajo. Aunque Mussolini toleró a la CGIL, sus ramas estaban controladas por la comisión estatal.
La concepción fascista del trabajo se condensó en el *Código del Trabajo*, que establecía el trabajo como un deber social protegido por el Estado. La organización sindical era libre, pero solo los sindicatos fascistas tenían representación. El sindicato fascista protegía al conjunto productivo frente al Estado y otras organizaciones profesionales. La Magistratura del Trabajo era el organismo que permitía al Estado regular los conflictos laborales. Las corporaciones reunían a todos los agentes de un sector productivo, representando los intereses de empleadores y trabajadores y resolviendo los conflictos laborales; si no había conciliación, se acudía a la Magistratura del Trabajo.