Organización Política, Crisis y Expansión en la Baja Edad Media (Siglos XIV-XV)

Organización Política e Instituciones en Castilla y Aragón (Siglos XIV y XV)

En Castilla, la nobleza se oponía a las pretensiones monárquicas, lo que condujo en el siglo XIV a la guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara, quien encabezó una rebelión nobiliaria. Trastámara venció y la nobleza fue recompensada. A pesar de ello, la monarquía se fortaleció. Se fusionaron las Cortes de Castilla y León; nació la Audiencia como órgano supremo de justicia; también aparecieron la Hacienda, el Condestable, la Corte extraordinaria que votaba subsidios a la corona, el Consejo Real que asesoraba al rey; se establecieron los regimientos como forma de intervención en los municipios, y los corregidores fueron nombrados por el rey con carácter vitalicio.

La Corona de Aragón era una confederación constituida por una serie de reinos que tenían diferentes leyes e instituciones. En 1283, Pedro II firmó el Privilegio General, gracias a lo cual las relaciones con los nobles fueron mejores y las instituciones reflejaban el carácter federal. En Aragón se creó el cargo de Justicia de Aragón para defender los fueros del reino. La autoridad real estaba representada por lugartenientes o virreyes. Muchos municipios fueron cayendo bajo el control de oligarquías.

Crisis Demográfica, Económica y Política en la Baja Edad Media (Siglos XIV y XV)

La crisis de la Baja Edad Media tuvo como origen la crisis agraria de la primera mitad del siglo XIV. Esto provocó la subida de precios y el hambre de la población, y la llegada de la epidemia de Peste Negra, que causó una gran mortandad en la debilitada población. Se extendió por Europa a mediados del siglo XIV. Las consecuencias fueron un descenso de la producción, migraciones hacia la ciudad y despoblamiento de numerosos lugares. Esto produjo la subida de precios. Además, la población sufrió un fuerte impacto psicológico. Los nobles denunciaron la subida de precios y la ausencia de vasallos y rentas.

El descontento social se manifestó con el estallido de rebeliones antiseñoriales. También se produjo el enfrentamiento entre bandos de la nobleza por el control de municipios y los pogromos contra los judíos, población rechazada por los cristianos ya que ejercían prácticas como los préstamos. La monarquía comenzó su política absolutista y centralizadora, lo que chocó con los intereses de nobles y eclesiásticos. Así, la crisis política se tradujo en guerras civiles a partir de la segunda mitad del siglo XIV.

Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo

De los territorios que integraban la Corona de Aragón, tres de ellos: Cataluña, Valencia y Mallorca se abrían al Mediterráneo, lo que determinó su vocación comercial y su ámbito de actuación. Desde finales del siglo XIII, los monarcas aragoneses emprendieron una importante expansión política en el Mediterráneo. A pesar de la oposición de Francia y el Papado, incorporaron a la corona Sicilia, Cerdeña y el Reino de Nápoles. Gracias a esta expansión se desarrolló un activo comercio internacional catalán. Su etapa de máximo esplendor fue en el siglo XIV, pero la crisis bajo medieval afectó a esa actividad y Valencia sustituyó a Barcelona como principal puerto mercantil.

La caída del Imperio Bizantino (1453) y el avance turco aceleraron la decadencia del comercio Mediterráneo, al mismo tiempo que surgían las rutas atlánticas.

Los Reinos Cristianos y las Rutas Atlánticas: La Exploración y Conquista de las Islas Canarias

La exploración y conquista de las Islas Canarias se enmarca en el contexto de la expansión por el Atlántico Sur de castellanos y portugueses. Los avances científicos y técnicos hicieron posible esta expansión. En el siglo XIV, Clemente VI concede un reino en las islas a Luis de la Cerda, con el título de Príncipe de las Afortunadas. En el siglo XV se conquista el archipiélago. La primera expedición la dirigió Jean de Béthencourt, que ocupó Lanzarote y Fuerteventura y se ofreció como vasallo al rey de Castilla, Enrique III. En el reinado de Enrique IV se conquistaron La Gomera y El Hierro, que pasaron a ser señoríos de la nobleza. Las demás islas se conquistaron bajo el reinado de los Reyes Católicos y se incorporaron como tierras de realengo.

Los portugueses desde el siglo XV iniciaron su propia expansión por el Atlántico Sur siguiendo la costa africana. El archipiélago se convirtió en motivo de rivalidad con los castellanos. El conflicto se resolvió en 1479 mediante el Tratado de Alcaçovas (Toledo) con el reinado de los Reyes Católicos.

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