Al-Ándalus: Evolución Política y Legado Cultural en la Península Ibérica Medieval

Conceptos Clave

  • Abbasíes/Abbasidas: Tercera dinastía de califas, fundada por Abu-l Abbas, descendiente del tío de Mahoma. Tras la matanza de los Omeyas, gobernaron en Bagdad desde el 750 al 1268. Su primer periodo fue de gran esplendor económico y cultural, pero crisis internas debilitaron su poder hasta que los ejércitos mongoles acabaron con ellos. Los supervivientes reinaron en Egipto hasta el siglo XVI.
  • Aceifas o razias: Expediciones militares musulmanas para imponer su autoridad sobre los reinos cristianos del norte de la Península y obtener botín. A finales del siglo X, las incursiones de Almanzor mantuvieron en peligro a las poblaciones cristianas del norte.
  • Almorávides: Nómadas saharianos que constituyeron un reino en el último cuarto del siglo XI en el Sáhara occidental y en el Magreb, con capital en Marrakech. Predicaban un islamismo rigorista y místico. Extendieron su imperio a Al-Ándalus en 1090 y mantuvieron la unidad hasta mediados del siglo XII (1147), cuando su imperio se descompuso.
  • Almohades: Deriva de al-Muwahidun, «defensores de la unidad de Allah». Dinastía bereber que gobernó en el Islam occidental durante los siglos XII y XIII. Originarios del Atlas, tuvieron un proceso similar al de los almorávides: predicación de un islamismo estricto, espíritu de guerra santa y unidad en torno a un líder, Muhamad ibn Tumart, que les llevó a derrotar a los almorávides y conquistar su imperio. En la península se instalaron a mediados del siglo XII, acabando con las segundas taifas en 1170, hasta 1230.
  • Bereberes: Habitantes del norte de África, sometidos por los árabes a mediados del siglo VII y convertidos al Islam. Los imperios almorávides, almohades y los benimerines (o mariníes) fueron Estados formados por dinastías bereberes.
  • Califato de Córdoba: Establecido en 929 por Abderramán III, fue el periodo más brillante de la historia de Al-Ándalus.
  • Califas: Del árabe jalifa, «sucesor». Designa al sucesor de Mahoma como jefe de la comunidad islámica, también llamado «príncipe de los creyentes». Abderramán III se proclamó califa en 929, iniciando el Califato de Córdoba (929-1031).
  • Corán (al-Quran): Libro sagrado de los musulmanes, contiene las revelaciones que recibió Mahoma durante veintitrés años. Fue transcrito después de su muerte. Está dividido en 114 suras o capítulos que transmiten los dogmas y preceptos del derecho musulmán. Su memorización forma parte de la devoción religiosa musulmana.
  • Emir: Del árabe amiy, designa al que ejerce el poder o el mando. Se utiliza para denominar al gobernador de una provincia o a un jefe del ejército. En la evolución política del estado musulmán se distinguen: Emirato dependiente (716-756) y Emirato independiente, organizado por el príncipe Omeya Abderramán I.
  • Islam: Religión monoteísta fundada por Mahoma en el siglo VII. La misión del profeta, el enviado de Allah (Dios), era unir a los árabes en una comunidad. Las dos fuentes del Islam son el Corán, libro sagrado revelado por Dios a Mahoma, y la Sunna, conjunto de tradiciones basadas en la vida del Profeta. Los cinco fundamentos de la fe islámica son: la unicidad de Dios; la aceptación de los profetas y los libros revelados; la existencia de los ángeles; la creencia en la resurrección y el juicio; y la ley de Dios. El musulmán tiene cinco obligaciones personales: la profesión de fe, la oración, el ayuno, la limosna y la peregrinación a la Meca.
  • Maulas (Mawla): Denominación en al-Ándalus tanto para el señor como para el esclavo liberto manumitido, que pasaba a ser su cliente. Establecían vínculos similares a los de consanguinidad. En los territorios cristianos existía la figura del encomendado, con orígenes distintos pero obligaciones similares.
  • Mozárabes: Cristianos que permanecieron en tierras conquistadas por los musulmanes. Conservaron sus tierras, religión y autogobierno, pero pagaban impuestos especiales y los musulmanes intervenían en sus nombramientos. Esto les llevó a rebelarse y a emigrar a territorios cristianos, donde repoblaron la zona del norte del Duero.
  • Muladíes: Cristianos que se convirtieron al Islam tras la conquista de la Península Ibérica. Algunos buscaban librarse de los impuestos, pero al no conseguir la igualdad jurídica y fiscal con los invasores, protagonizaron revueltas hacia el año 900.
  • Omeyas: Dinastía de origen sirio que gobernó el imperio islámico desde Damasco entre el 661 y el 750, cuando fue depuesta por la dinastía abbasí. En Al-Ándalus, los Omeyas gobernaron desde el 756, cuando Abderramán I se independizó de los califas de Bagdad. Abderramán III fundó el Califato de Córdoba en 929.
  • Taifas: Deriva del término árabe que significa «bandería». Se aplicaba a las distintas etnias (árabe, bereber y eslava) que se repartieron el gobierno de las ciudades y territorios de al-Ándalus tras la descomposición del Califato de Córdoba. La etapa de los primeros reinos de Taifas se extiende entre 1031 y 1090. También se utiliza el término para referirse a los Estados andalusíes que se formaron tras las crisis de los imperios almorávide y almohade (segundas y terceras taifas).

Personajes Importantes

  • Abderramán I (756-788): Primer emir Omeya de Al-Ándalus, iniciador de una dinastía y de un régimen político que se convertiría en la célebre Al-Ándalus Omeya (primero Emirato y más tarde Califato), uno de los estados más importantes del Occidente altomedieval, que perviviría casi tres siglos, hasta la caída oficial del califato en 1031. Tuvo que sofocar numerosas rebeliones.
  • Abderramán III (912-961): Pacificó el territorio y consolidó su poder derrotando rebeliones internas. En 929, se proclamó califa, aunando la autoridad política y religiosa, y adoptó el sobrenombre de al-Nasir (el Conquistador). Mejoró la economía, incrementó el ejército y convirtió a Córdoba en el centro neurálgico de un nuevo imperio musulmán en Occidente.
  • Almanzor (Abu Amir Muhammad, al-Mansur, «Victorioso ante Alá», 940-1002): Estudió leyes en Córdoba y se acercó al califa Hixem II hasta lograr el poder político del Califato, siendo nombrado «hayib». Reformó la legislación y se ganó el afecto del pueblo con victorias sobre los cristianos y botines de guerra. Al acaparar el gobierno, menoscabó el prestigio de la figura del califa. Provocó una guerra civil entre sus descendientes y los sucesores de Hixem II. Tras su muerte, el Califato de Córdoba se sumió en un proceso de violencia y descomposición hasta su supresión en 1031.

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