Evolución de la Oposición al Franquismo: De la Autarquía al Desarrollismo y su Impacto en Navarra

La Oposición Política y Social a la Dictadura Franquista

La Oposición Durante la Autarquía (1939-1959)

Entre 1939 y 1959, la oposición estuvo fuertemente vinculada a los derrotados en la Guerra Civil. Las instituciones republicanas, junto con los gobiernos vasco y catalán, continuaron operando en el exilio, aunque se caracterizaron por divisiones internas y un creciente distanciamiento de la realidad española.

Los grupos monárquicos, por su parte, ejercieron una «oposición de salón». En 1943, varios generales enviaron una carta a Franco solicitando la restauración de la monarquía. La victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial (1944-1947) generó expectativas de una intervención extranjera. En 1945, Juan de Borbón publicó el Manifiesto de Lausana, instando a Franco a restaurar la monarquía parlamentaria.

La izquierda organizó guerrillas, con dos vertientes:

  • Núcleos que persistían en zonas montañosas desde el fin de la Guerra Civil.
  • Unidades que habían combatido contra los alemanes en Francia y que, en 1945, se concentraron en los Pirineos para entrar en España. La acción más destacada fue la invasión del Valle de Arán.

En la década de 1950, se produjeron tres cambios clave:

  1. La oposición renunció a la violencia.
  2. Resurgió la protesta popular y el movimiento obrero, con huelgas en Cataluña, Vizcaya y Asturias.
  3. Aparecieron las primeras revueltas estudiantiles en las universidades de Madrid y Barcelona.

La Oposición Durante el Desarrollismo

Los cambios sociales derivados del desarrollismo fortalecieron la oposición. Surgió una nueva generación que no había vivido la guerra y que percibía el franquismo como anacrónico.

Los conflictos laborales aumentaron considerablemente, tanto en áreas tradicionales como en nuevos núcleos industriales (Pamplona, Ferrol, Vigo, Sevilla). Un nuevo sindicalismo emergió en torno a Comisiones Obreras (CCOO), nacidas durante las huelgas de los mineros asturianos. Combinaban la acción ilegal con el uso de los enlaces del sindicato franquista.

La protesta estudiantil se consolidó en las universidades, con graves incidentes. A partir del Concilio Vaticano II, algunos sectores católicos (JOC, HOAC, curas obreros y nacionalistas) adoptaron posturas críticas hacia el régimen.

La oposición de izquierdas cobró fuerza:

  • El PCE se consolidó como el partido clandestino más sólido y activo, liderado por Santiago Carrillo, quien implementó la política de reconciliación nacional.
  • El PSOE mantuvo una actividad reducida hasta el Congreso de Suresnes en 1974, donde Felipe González asumió la secretaría general.
  • Tras mayo del 68, surgieron grupos minoritarios pero combativos de izquierda radical, de ideología maoísta (Organización Revolucionaria de Trabajadores, Partido del Trabajo de España, Movimiento Comunista de España) o trotskista (Liga Comunista Revolucionaria).

El Congreso de Múnich en 1962 fue un evento crucial: exiliados y opositores del interior exigieron el fin del régimen franquista y la transición a una España democrática. Simultáneamente, resurgieron los nacionalismos vasco y catalán. Apareció ETA, combinando nacionalismo radical, ideas socialistas y la adopción de la lucha armada.

En resumen, la oposición se fortaleció, aunque no logró derrocar al régimen de Franco, sí consiguió erosionarlo significativamente.

La Oposición en Navarra

La contribución de Navarra a la sublevación de 1936 fue reconocida por el régimen, manteniendo la autonomía financiera de la Diputación. En 1937, Navarra recibió la Cruz Laureada de San Fernando en su escudo. Sin embargo, la aportación del carlismo a la victoria de Franco no fue recompensada: el carlismo fue marginado y no tuvo un peso político relevante en el régimen. Esto generó una creciente decepción y desafección hacia la dictadura entre los carlistas.

Las características del franquismo también se manifestaron en Navarra: control a través del Gobernador Civil, ausencia de libertades y apatía política, menor presencia de la Falange, pero una asfixiante influencia de la Iglesia y del nacionalcatolicismo.

El desarrollismo tuvo un fuerte impacto en Navarra. A partir de 1960, experimentó una industrialización impulsada por el Plan de Promoción Industrial de 1964, promovido por empresarios y políticos. La Diputación creó infraestructuras y ofreció ventajas fiscales y administrativas. La mayor parte de la industria se concentró en torno a Pamplona.

La industrialización conllevó un importante crecimiento urbano y un profundo cambio social.

Los primeros signos de oposición al régimen surgieron dentro de organizaciones católicas como la HOAC y la JOC. Algunos de sus miembros formarían la base de CCOO en Navarra y de las organizaciones marxistas clandestinas.

Desde principios de los años 70, Navarra se convirtió en una de las provincias más conflictivas para el régimen, caracterizada por:

  • Combatividad obrera en torno a CCOO, con importantes huelgas de solidaridad (Huelga General de 1973, huelgas de Potasas).
  • Escaso peso de los grupos tradicionales de izquierda como el PCE o el PSOE.
  • Predominio de grupos de izquierda radical, destacando la ORT, junto con otros como el PTE, el MCE y la LCR.
  • Evolución del carlismo, liderado por Carlos Hugo, hacia posiciones de socialismo autogestionario y oposición al régimen.
  • Resurgimiento del sentimiento vasquista y la recuperación del proyecto de un Estatuto vasco-navarro.

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