3.LA SOCIEDAD ESPAÑOLA EN EL SIGLO XIX: DEL ESTAMENALISMO ALA SOCIEDAD DE CLASES
A lo largo del siglo XIX, la población española creció considerablemente, pasó de diez a veinte millones de habitantes, aunque lo hizo a un ritmo más lento que los países más industrializados de Europa occidental, ya que se mantuvieron arcaísmos demográficos (hambrunas hasta 1882, epidemias, elevada mortandad infantil). Este crecimiento fue desigual por regiones, fue mayor en el norte que en el sur, y en las zonas periféricas que en el interior, a excepción de Madrid. El aumento de población en las ciudades hizo necesario romper sus antiguas murallas. Se proyectaron ensanches urbanos como los realizados por Arturo Soria en Madrid o Ildefonso Cerdá en Barcelona. No obstante, la mayor parte de la población siguió siendo agraria.
La sociedad también se transformó y los estamentos propios del Antiguo Régimen dieron paso a la moderna división de clases propia de una sociedad capitalista.
La nobleza se integró en los grupos dirigentes de la sociedad burguesa. La Iglesia perdió gran parte de su poder económico. Perdió también influencia social entre la nueva clase proletaria. Las clases burguesas adquirían el papel de nuevas clases dirigentes con la nueva estructura social que se fue configurando a lo largo del siglo XIX.
– La alta burguesía enriquecida en parte por la desamortización perdió toda iniciativa empresarial y tendió hacia la equiparación social con la antigua aristocracia. – Las
llamadas clases medias fueron un sector poco numeroso constituido por pequeños comerciantes, empresarios industriales, abogados, médicos, etc., – La pequeña burguesía, tenderos, artesanos, funcionariado, etc. Imitaban las formas de vida de la alta burguesía, aunque de forma más modesta.
La mayor parte de la población (clases populares) estaba constituida, en primer lugar, por el campesinado, y, en las zonas industrializadas, por los obreros industriales.
Los campesinos, continuaron ocupando el estrato más bajo de la escala social. Sus condiciones de vida eran miserables, lo que provocó numerosas revueltas en el campo. – El número de obreros industriales creció enormemente a partir de 1840. Antiguos campesinos y artesanos emigraron a las ciudades (éxodo rural) en busca de mejores condiciones de vida y salarios más altos. Sin embargo, las condiciones de trabajo y de vida son tan terribles que poco a poco van tomando conciencia de su injusta situación y se agrupan en asociaciones que defiendan sus derechos: sindicatos y mutuas obreras. Los gobiernos moderados los perseguirán.
Había también un sector de la población marginado: mendigos que iban de una ciudad a otra (cerca de 100000 pobres).
En este contexto surge el movimiento obrero español. Durante el siglo XIX y gracias a la libertad de asociación surgirán en Gran Bretaña y Francia sindicatos y diferentes movimientos socialistas. Todos ellos pedían una transformación del sistema capitalista y una mejora en la situación de la clase obrera.
Las nuevas libertades traídas por la «Revolución Gloriosa» permitieron la creación de la Sección Española de la A.I.T. Desde un principio en los «internacionalistas» españoles hubo claro predominio de la ideología anarquista, inspirada en el pensamiento de Bakunin. Por otro lado, Paul Lafargue, yerno de Marx, vino a nuestro país a propagar las ideas del marxismo. En 1872, creó un pequeño grupo madrileño que poco después daría lugar al PSOE.
Educación y cultura s.XIX
El comienzo del siglo XIX está marcado por la presencia del gran pintor Francisco de Goya, testigo de su tiempo y precursor de movimientos artísticos posteriores. Sin embargo, las corrientes culturales europeas llegan con cierto retraso a España, y sólo tras la muerte de Fernando Vil se producirá la plena irrupción del Romanticismo en España.
En el movimiento romántico español, basado en la reivindicación del lado emocional y la libertad del individuo, distinguimos dos grupos de literatos: Autores progresistas, inconformistas y críticos de la realidad social, Mariano José de Larra y José de Espronceda; y autores conservadores, sentimentales, no se plantean el cambio social como Bécquer o José Zorrilla.
La literatura evoluciona hacia el Realismo-naturalismo, esta corriente literaria intentó moderar la exageración sentimental del romanticismo y describir la realidad. Llegó a España con algún retraso y mantuvo cierto idealismo propio de la época romántica. Destacan: Emilia Pardo Bazán, Galdós y Clarín.
Las guerras civiles y la lucha social no fueron el terreno propicio para el desarrollo cultural. Los viajeros extranjeros seguían percibiendo una nación atrasada y pintoresca, alejada de las influencias europeas. A mediados de siglo el país se moderniza y se establece un sistema educativo en todo el Estado, siguiendo la Ley Moyano. Esta es la primera ley educativa integral y racional en España fue la Ley de Instrucción Pública de 1857 conocida como Ley Moyano, de la época de Isabel II, durante el siglo XIX, intentaba solucionar el problema de España, y su grave población analfabeta, la cual se encontraba constantemente en situaciones de guerra, provocadas por las guerras carlistas con el reinado de Isabel II. Con esta ley se intentó mejorar la deplorable condición de la educación en España, uno de los países europeos con mayor tasa de analfabetismo en esa década, organizando los tres niveles de la primera enseñanza: enseñanza primaria, secundaria y superior (con las universidades). Fue el fundamento del ordenamiento legislativo en el sistema educativo español durante más de cien años.
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A lo largo del siglo XIX, la población española creció considerablemente, pasó de diez a veinte millones de habitantes, aunque lo hizo a un ritmo más lento que los países más industrializados de Europa occidental, ya que se mantuvieron arcaísmos demográficos (hambrunas hasta 1882, epidemias, elevada mortandad infantil). Este crecimiento fue desigual por regiones, fue mayor en el norte que en el sur, y en las zonas periféricas que en el interior, a excepción de Madrid. El aumento de población en las ciudades hizo necesario romper sus antiguas murallas. Se proyectaron ensanches urbanos como los realizados por Arturo Soria en Madrid o Ildefonso Cerdá en Barcelona. No obstante, la mayor parte de la población siguió siendo agraria.
La sociedad también se transformó y los estamentos propios del Antiguo Régimen dieron paso a la moderna división de clases propia de una sociedad capitalista.
La nobleza se integró en los grupos dirigentes de la sociedad burguesa. La Iglesia perdió gran parte de su poder económico. Perdió también influencia social entre la nueva clase proletaria. Las clases burguesas adquirían el papel de nuevas clases dirigentes con la nueva estructura social que se fue configurando a lo largo del siglo XIX.
– La alta burguesía enriquecida en parte por la desamortización perdió toda iniciativa empresarial y tendió hacia la equiparación social con la antigua aristocracia. – Las
llamadas clases medias fueron un sector poco numeroso constituido por pequeños comerciantes, empresarios industriales, abogados, médicos, etc., – La pequeña burguesía, tenderos, artesanos, funcionariado, etc. Imitaban las formas de vida de la alta burguesía, aunque de forma más modesta.
La mayor parte de la población (clases populares) estaba constituida, en primer lugar, por el campesinado, y, en las zonas industrializadas, por los obreros industriales.
Los campesinos, continuaron ocupando el estrato más bajo de la escala social. Sus condiciones de vida eran miserables, lo que provocó numerosas revueltas en el campo. – El número de obreros industriales creció enormemente a partir de 1840. Antiguos campesinos y artesanos emigraron a las ciudades (éxodo rural) en busca de mejores condiciones de vida y salarios más altos. Sin embargo, las condiciones de trabajo y de vida son tan terribles que poco a poco van tomando conciencia de su injusta situación y se agrupan en asociaciones que defiendan sus derechos: sindicatos y mutuas obreras. Los gobiernos moderados los perseguirán.
Había también un sector de la población marginado: mendigos que iban de una ciudad a otra (cerca de 100000 pobres).
En este contexto surge el movimiento obrero español. Durante el siglo XIX y gracias a la libertad de asociación surgirán en Gran Bretaña y Francia sindicatos y diferentes movimientos socialistas. Todos ellos pedían una transformación del sistema capitalista y una mejora en la situación de la clase obrera.
Las nuevas libertades traídas por la «Revolución Gloriosa» permitieron la creación de la Sección Española de la A.I.T. Desde un principio en los «internacionalistas» españoles hubo claro predominio de la ideología anarquista, inspirada en el pensamiento de Bakunin. Por otro lado, Paul Lafargue, yerno de Marx, vino a nuestro país a propagar las ideas del marxismo. En 1872, creó un pequeño grupo madrileño que poco después daría lugar al PSOE.
Educación y cultura s.XIX
El comienzo del siglo XIX está marcado por la presencia del gran pintor Francisco de Goya, testigo de su tiempo y precursor de movimientos artísticos posteriores. Sin embargo, las corrientes culturales europeas llegan con cierto retraso a España, y sólo tras la muerte de Fernando Vil se producirá la plena irrupción del Romanticismo en España.
En el movimiento romántico español, basado en la reivindicación del lado emocional y la libertad del individuo, distinguimos dos grupos de literatos: Autores progresistas, inconformistas y críticos de la realidad social, Mariano José de Larra y José de Espronceda; y autores conservadores, sentimentales, no se plantean el cambio social como Bécquer o José Zorrilla.
La literatura evoluciona hacia el Realismo-naturalismo, esta corriente literaria intentó moderar la exageración sentimental del romanticismo y describir la realidad. Llegó a España con algún retraso y mantuvo cierto idealismo propio de la época romántica. Destacan: Emilia Pardo Bazán, Galdós y Clarín.
Las guerras civiles y la lucha social no fueron el terreno propicio para el desarrollo cultural. Los viajeros extranjeros seguían percibiendo una nación atrasada y pintoresca, alejada de las influencias europeas. A mediados de siglo el país se moderniza y se establece un sistema educativo en todo el Estado, siguiendo la Ley Moyano. Esta es la primera ley educativa integral y racional en España fue la Ley de Instrucción Pública de 1857 conocida como Ley Moyano, de la época de Isabel II, durante el siglo XIX, intentaba solucionar el problema de España, y su grave población analfabeta, la cual se encontraba constantemente en situaciones de guerra, provocadas por las guerras carlistas con el reinado de Isabel II. Con esta ley se intentó mejorar la deplorable condición de la educación en España, uno de los países europeos con mayor tasa de analfabetismo en esa década, organizando los tres niveles de la primera enseñanza: enseñanza primaria, secundaria y superior (con las universidades). Fue el fundamento del ordenamiento legislativo en el sistema educativo español durante más de cien años.
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