Evolución del Nivel de Vida y Transformaciones Económicas en Europa: Un Análisis Histórico

1. Para calcular el nivel de vida de una persona es necesario comparar dos variables: el salario y los precios de los bienes de consumo, los cuales deben promediarse para calcular el índice de precios al consumo. Esta tabla está centrada en un índice basado en el coste de mantener a un hombre, generalmente trabajador no cualificado o peón, al nivel de mera subsistencia. De tal forma que en dicha tabla se presenta, por un lado, la proporción de los alimentos consumidos por un varón adulto en un año, donde destacan los cereales que suelen ser los más baratos disponibles en cada parte del mundo; estos cereales cocidos o incluso un pan sin levadura proporcionan la mayoría de las calorías. En menor medida se consumen legumbres, carne y mantequilla que proporcionan algo de proteínas y grasas. El gasto en bienes ajenos a la manutención se limita al de unos trozos de tela, algo de combustible y alguna que otra vela. La mayor parte del gasto se produce en alimentación y, más concretamente, en los carbohidratos que forman la base de la dieta. Lo fundamental para conocer el nivel de vida es saber si un trabajador con dedicación exclusiva ganaba lo suficiente para mantener a su familia al nivel de mera subsistencia. En la actualidad, los niveles de vida son similares en toda Europa, lo que no ocurría desde el siglo XV. En aquella época, los niveles de vida también eran altos: los jornaleros ganaban aproximadamente cuatro veces el equivalente al nivel de mera subsistencia. Hacia el siglo XVIII se produce una gran divergencia en Europa por lo que los niveles de vida del continente se vinieron abajo, y los jornaleros apenas ganaban lo suficiente para comprar los artículos de la tabla o equivalentes. En la Edad Media, los trabajadores florentinos comían pan, pero en el siglo XVIII solo podían permitirse comer polenta de maíz, que había sido introducida recientemente desde las Américas. Por el contrario, los trabajadores de Ámsterdam y Londres continuaban ganando cuatro veces el nivel de mera subsistencia, y los obreros londinenses de 1750 ya no comían cuatro veces el guiso de avena especificado en la tabla, pues habían introducido varias mejoras en su dieta, entre ellas, pan blanco, carne de vaca y cerveza. Solo en las tierras celtas continuaban los británicos dependiendo de la avena. Los trabajadores del sur de Inglaterra obtenían ingresos suficientes como para comprar determinados lujos del siglo XVII, caso de algún libro ocasional, un espejo, azúcar o té.

Transformaciones Económicas y Demográficas

2.1 El comercio de ingleses y holandeses con sus colonias impulsó sus economías, crecieron las ciudades y las fábricas orientadas a la exportación, y la estructura ocupacional cambió en consecuencia. La tabla divide las poblaciones de los principales países europeos en tres grupos: agrícolas, urbanas y rurales no agrícolas. En el Medievo, unas tres cuartas partes de la población participaba en la agricultura, la mayor parte de las manufacturas se realizaba en las ciudades y la población «rural no agrícola» se componía de artesanos, curas, carreteros y sirvientes de las fincas. En 1500, Italia y España eran las economías más avanzadas y tenían las mayores ciudades, que producían las mejores manufacturas. Los Países Bajos (principalmente la moderna Bélgica) eran una extensión de su economía. La población holandesa era muy escasa e Inglaterra poco más que un prado de ovejas. En vísperas de la Revolución Industrial se habían producido en Europa cambios de gran envergadura, siendo Inglaterra el país con mayores transformaciones. La fracción de población dedicada a la agricultura había descendido hasta el 45%, convirtiéndose en el país de más rápida urbanización de Europa. Londres pasó de 50.000 habitantes en 1500 a 500.000 en 1700 y, finalmente, 1.000.000 en 1800. La parte proporcional de población rural no agrícola era del 32% en 1750; la mayor parte de estas personas trabajaban en fábricas cuyos productos eran transportados a toda Europa y, en ocasiones, a otras partes del mundo. Los artesanos de Witney, Oxfordshire, por ejemplo, vendían mantas a la Compañía de la Bahía de Hudson, que las cambiaba por pieles a los nativos de Canadá. La economía de los Países Bajos se desarrolló siguiendo líneas similares, y allí la urbanización fue incluso mayor que en Inglaterra; también contaban con grandes industrias rurales orientadas a la exportación. Esta transformación en el resto de Europa fue mucho menor. Los grandes países del continente contemplaron una ligera reducción en su población agrícola y el correspondiente incremento de industria rural, pero con escasa urbanización nueva. España e Italia mantenían una situación estacionaria, sin cambios en la distribución de sus poblaciones.

2.2 El caso de España fue especialmente desafortunado. En el siglo XVI daba la impresión de ser la mayor potencia imperialista, porque Latinoamérica producía mucha plata; pero las importaciones de este mineral produjeron más inflación en España que en ningún otro lugar y, a causa de ello, su agricultura y sus manufacturas dejaron de ser competitivas. El porcentaje constante de población urbana en España enmascara grandes cambios, pues la población de las antiguas ciudades industriales se desplomó, mientras que Madrid crecía a costa del saqueo americano. La globalización dio impulso al noroeste de Europa, pero contuvo a la Europa meridional.

Consecuencias del Éxito en la Economía Global

Los éxitos en la economía global tuvieron importantes consecuencias para el desarrollo económico, entre otras:

  1. El crecimiento de la urbanización y de la industria rural hizo aumentar la demanda de mano de obra y dio lugar a mercados laborales fuertes y salarios elevados. El nivel de vida era alto en Londres y Ámsterdam.
  2. El crecimiento de las ciudades y de la economía con unos salarios altos hizo crecer la demanda de alimentos y trabajo agrícola, dando lugar a revoluciones agrícolas en Inglaterra y los Países Bajos. En las granjas, la producción por empleado aumentó un 50% en ambos países, alcanzando los niveles más altos de Europa.
  3. La mayor demanda urbana propició las revoluciones energéticas en Inglaterra y Países Bajos. En el Medievo, los principales combustibles consumidos en las ciudades eran el carbón vegetal y la leña. Cuando aumentó la demanda, los precios de la madera se hicieron prohibitivos y se desarrollaron combustibles alternativos: en Holanda, fue la turba, y en Inglaterra el carbón mineral. Este se extraía en Durham y Northumberland, y se transportaba a lo largo de la costa hasta Londres. Inglaterra era el único país del mundo con una gran industria minera del carbón en el siglo XVIII, lo que le permitió el acceso a la energía más barata del mundo.

Alfabetización y Economía de Salarios Elevados

3 La economía de salarios elevados generó un alto nivel de alfabetización, conocimientos matemáticos básicos y una mayor formación técnica en general. La tabla muestra las estimaciones de adultos alfabetizados, es decir, personas que eran capaces de firmar con su propio nombre en vez de hacer una marca, en 1500 y en 1800. El alfabetismo aumentó en toda Europa, pero especialmente en el noroeste. Este fenómeno no puede explicarse únicamente por la Reforma protestante, como se supone a menudo, pues la población alfabetizada era tan numerosa en el nordeste de Francia, Bélgica y el valle del Rin -todas ellas áreas católicas- como en los Países Bajos o Inglaterra. El aumento del número de personas con capacidad de escribir se debió a la economía comercial, a los salarios altos. La expansión del comercio y el crecimiento de las manufacturas incrementaron la demanda educativa al hacer de esta una facultad económicamente valiosa; al mismo tiempo, la economía de salarios elevados permitía a los padres tener el dinero necesario para pagar la escolarización de sus hijos.

Crisis Finisecular y Proteccionismo: Un Análisis de Tortella

Teoría 1: Algunas ideas (Tortella): La crisis finisecular se tradujo en una vuelta al proteccionismo. Tras los años librecambistas que se inauguran con el tratado Cobden-Chevalier de 1860, el proteccionismo volvió. La crisis, por tanto, fue casi exclusivamente agraria. Las primeras tarifas arancelarias que subieron fueron las de los productos agrícolas; la rebeldía fue especialmente aguda entre los agricultores. Y sin embargo los datos muestran que los precios agrícolas no fueron los únicos que cayeron, muy al contrario. Si en Alemania, por ejemplo, los precios del trigo cayeron un 27% entre 1873 y 1891, los del acero lo hicieron en un 33%, los del lingote de hierro en un 61% y los del petróleo refinado en un 59%. En Estados Unidos los índices de precios de los productos industriales cayeron bastante más que los de los agrícolas. ¿Por qué no hubo entonces crisis industrial? Para responder a esta pregunta debemos examinar las causas de las caídas de precios y la verdadera naturaleza de la crisis. En primer lugar, la crisis fue casi exclusivamente de precios. No puede hablarse de “gran depresión”, sino, a la inversa, de gran expansión y mejora en los niveles de vida. En realidad, éste es el periodo en que se hicieron sentir plenamente los beneficios de la Revolución Industrial, tanto de la primera como de la segunda: los avances en la técnica agrícola (mecanización, abonos artificiales) permitieron un gran aumento en los rendimientos y la productividad; las mejoras en los transportes y las comunicaciones (ferrocarril, navegación transoceánica, telégrafo) abarataron las importaciones de los países nuevos o abundantes en tierra, como los americanos y Rusia. Todo esto explica la fuerte caída en los precios de los productos agrícolas. Algo parecido ocurre con los precios industriales, también aquí las técnicas habían permitido enormes aumentos en la productividad (maquinaria textil, revolución del acero, colorantes sintéticos) y creciente competencia internacional al descender los costes del transporte. En otras palabras, los aumentos de la producción de bienes fueron muy grandes. La demanda también se incrementó, pero a menor ritmo, porque la población creció, pero al crecer la productividad, la producción total aumentó más que la población.

Teoría 1.1: Ahora bien, en esta situación, los agricultores salían perdiendo y los ciudadanos ganando. La explicación reside en la conocida Ley de Engel, que nos dice que la demanda de alimentos crece con la renta, pero a menor ritmo, mientras que la demanda de productos industriales y de servicios crece más que la renta. Quiere ello decir que la baja en los precios de los alimentos permitió que el pueblo comiera mejor, pero que, con sus necesidades alimentarias cubiertas, la gente dedicaba el resto de sus ingresos a comprar vestidos, muebles, enseres, mejor vivienda, a enviar a sus hijos a mejores colegios, a ir más a menudo al médico, a viajar… La demanda de alimentos, por tanto, crecía más despacio que la de los productos industriales y, en muchos casos, los aumentos en el volumen vendido no bastaban a compensar la bajada en los precios; en la industria, por el contrario, el aumento del volumen demandado compensaba con creces la baja de precios. Por eso, aunque bajaran más los precios industriales, la crisis fue del sector agrícola. La tendencia de los precios se invirtió a partir de 1896 aproximadamente. Los descubrimientos de oro en el Transvaal permitieron aumentar la cantidad de dinero en circulación con la misma base de oro, hicieron que la oferta monetaria aumentara con relativa rapidez a partir de entonces. Por otra parte, es muy probable que el retorno al proteccionismo también influyera en el alza de precios, al poner un límite a las importaciones de productos agrícolas.

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