Industrialización en el País Vasco y sus consecuencias sociales
Cuando hablamos de la industrialización en el País Vasco, región con una gran tradición siderúrgica desde la aparición de las primeras ferrerías gracias a la abundancia de mineral de hierro, nos referimos principalmente a la revolución industrial de Vizcaya. La explotación de los yacimientos mineros supuso el eje económico sobre el que se sustentó el potencial económico vizcaíno. Sin embargo, a pesar de que el proceso industrial ya se había iniciado en la década de 1860, las guerras carlistas y el marco jurídico foral impidieron que el fenómeno prosperara al igual que en otros puntos de Europa a principios del siglo XIX. No fue hasta finales del siglo XIX cuando la industrialización se afianzó definitivamente de la mano de una nueva burguesía que protagonizó este fenómeno, una burguesía que asentaba su poder en la propiedad minera y que, junto a compañías extranjeras, extraía del 70 al 80% de la producción de mineral de hierro, como la compañía Orconera o la de los hermanos Ibarra.
Hegemonía de Vizcaya y su Impacto Económico
La hegemonía de Vizcaya y sus efectos económicos en el País Vasco se explican gracias a la concentración de riqueza de los yacimientos orientados a la exportación, que permitió la inyección monetaria de capital extranjero que formaría la base del capitalismo industrial vasco, y por expansión, del capitalismo español.
Aunque la producción de mineral de hierro ya se había iniciado en la década de 1860, el inicio de la primera guerra carlista la paralizó. Fue tras su término y la abolición del régimen foral por parte de la Restauración lo que, sustentado además en la Ley librecambista de Figuerola de 1869, daría inicio a una rapidísima expansión de la producción mineral destinado a la exportación.
El mineral de hierro vasco, de gran valor metálico y bajo coste por su localización y fácil extracción, comenzaría a ser más demandado por las potencias industriales europeas. Inglaterra empezaría a establecer colaboraciones con vascos, creando así compañías mixtas que exportarían el mineral conseguido en Vizcaya, dado que Inglaterra disminuyó la extracción de su propio mineral, de baja calidad y alto coste.
Los beneficios que se obtuvieron de estas colaboraciones empresariales fueron invirtiéndose en una industria siderúrgica autóctona y en otras complementarias, conformando el principio del desarrollo industrial y capitalista de la provincia.
Nacionalismo Económico y la Era del Acero
A partir de 1877 se inició una concepción nacionalista de la economía, lo que supuso la reconstrucción de la siderurgia vasca en función del mercado nacional. Esto requería evitar la competencia extranjera, por lo que una burguesía industrial, liderada por Víctor Chavarria, se lanzó a conseguir medidas proteccionistas.
Por otro lado, en 1888 la obtención del primer acero Bessemer en Altos Hornos de Bilbao por el procedimiento Siemens conformaría la entrada de Vizcaya en la era del acero.
Al amparo de la Ley Arancelaria de 1891 surgió la necesidad de diversificar la producción, por lo que surgió una industria metalúrgica mediana. Sin embargo, la metalurgia no sufriría ningún tipo de expansión hasta que no se consolidara el mercado español como su consumidor. Así, con más medidas proteccionistas en 1896 y con la pérdida de las últimas colonias en 1898 que comportó la repatriación de capitales coloniales y una consiguiente prosperidad económica, la metalurgia se desarrolló de la mano de asociaciones que trabajaban los productos siderúrgicos para difundirlos en el mercado nacional.
De esta forma, las inversiones también se diversificaron, orientándose a la vez hacia negocios navieros, consiguiendo quedarse con los fletes del transporte de mineral, operaciones lideradas por de la Sota y Aznar.
El potencial económico surgido de este desarrollo comportó la necesidad del surgimiento de nuevos servicios, fundándose así en 1891 el Banco de Comercio y la Bolsa de Bilbao, para canalizar los capitales hacia las inversiones. En este periodo también nacerían los FFCC y se construiría el puerto exterior.
Consolidación y Expansión de la Industria Vasca
En cuanto a la consolidación de la industria vasca, destaca el periodo de 1898 a 1901, que fue el de mayor crecimiento. En 1902 se fundaron dos de las empresas más importantes del sector: astilleros del Nervión y Altos Hornos de Vizcaya, siendo esta última fruto de una fusión de sociedades que protagonizaron el despegue siderúrgico vizcaíno. A esto se le añade la consolidación del sector naviero, que trajo consigo la creación de compañías de seguros. Además, el capitalismo vasco inicia una fase de expansión de inversiones hacia diferentes sectores económicos de toda la Península, consolidándose su papel hegemónico en el mercado nacional y en el liderazgo del empresariado español.
En 1906 su papel se reforzaría con la ampliación definitiva del arancel de la mano del ministro Amos Salvador, que hace que se asegure el mercado nacional.
Finalmente, esta fase sufrirá una pequeña crisis superada en el periodo de 1914 a 1918, con el relanzamiento comercial fomentado por la Primera Guerra Mundial, en la que la posición de neutralidad de España supondrá una gran demanda de productos exportables que los países en guerra no podrán asumir. El capital obtenido facilitará la ampliación de los capitales de las empresas ya existentes y la fundación de otras nuevas, como la Babcock Wilcox, dedicada a la construcción de maquinaria, y la Siderurgia del Mediterráneo de la mano de la familia de la Sota en Sagunto.
La época de la Restauración supuso la consagración definitiva del País Vasco y Cataluña como núcleos fundamentales de la industrialización española, que a diferencia de otras regiones, exceptuando Madrid, se retrasará hasta la segunda mitad del siglo XX.
Repercusiones Sociales de la Industrialización
Este proceso industrial tuvo una gran repercusión social, al demandar una gran afluencia de personas para formar parte de la mano de obra de la naciente industria vizcaína.
Vizcaya sufrió una gran transformación en cuanto a que su sociedad pasó de ser agraria y tradicional a industrial y moderna, con la consolidación de dos clases sociales. Por un lado una oligarquía de gran poder financiero, una burguesía establecida en la margen derecha del Nervión cuyo gran triunfo en el ámbito urbanístico fueron los ensanches, considerados como ciudades nuevas, estructura que adoptó el aumento del término municipal de la villa de Bilbao concedido por Isabel II en 1861; así primó el modelo de ciudad terciaria convirtiéndose el turismo en un factor importante para la economía. Por otro lado, en contraste, surgió un proletariado industrial que vivía en la margen izquierda, cerca de las fábricas donde trabajaban.
El País Vasco sufrió así un gran crecimiento demográfico, fruto de las transformaciones económicas, siendo el mayor foco receptor de inmigrantes la ría de Bilbao, la zona demográfica y económica más dinámica de País Vasco y España. Fue precisamente el movimiento migratorio que supuso ser el 75% de la población activa, el que creó la base humana para el surgimiento de nuevas ciudades en la Ría.
Pero la gran repercusión la conformaron las condiciones de estos obreros, que poco se alejaban de la precariedad, lo que comportó una situación problemática ante la que los trabajadores y el partido socialista, por medio del sindicato de la UGT, comenzaron a organizarse para reclamar mejoras tales como:
- El aumento de salarios
- El derecho al descanso dominical
- Una jornada laboral de 8 horas
- Una cobertura sanitaria por accidentes de trabajo y enfermedades
- Libertad de comercio
- Mejoras en las condiciones de salubridad
Serán estas reivindicaciones ante las denigrantes condiciones de esta nueva clase social las que les llevarán a organizarse en un gran movimiento obrero que daría el primer paso hacia futuras mejoras laborales del proletariado.