Transformaciones Socioeconómicas en España (1833-1874)
España sufrió profundos y trascendentes cambios socioeconómicos durante el siglo XIX. Se produjo un desarrollo de actividades industriales, financieras y comerciales, unido a novedades técnico-científicas y nuevas máquinas. También mejoraron las comunicaciones gracias al ferrocarril. Así, la población aumentó y la estructura social cambió, haciendo desaparecer la sociedad estamental e imponiendo la sociedad de clases.
Transformaciones Agrarias
La agricultura era fundamental para la economía. El sector agrario español se estancó en el siglo XIX por dos motivos:
- Factores naturales y climáticos: suelos pobres, secos y rocosos por falta de lluvia. Además, la altitud provocaba heladas perjudiciales para los cultivos.
- Factores sociopolíticos: desigual distribución de la propiedad de la tierra y la extrema pobreza de los campesinos, en contraste con la riqueza de los latifundios.
Entre 1833 y 1870 aumentó la superficie de cultivos. Las desamortizaciones permitieron la ocupación y roturación de tierras incultivadas (manos muertas) y creció la producción agraria. En el siglo XIX, los liberales impulsaron la reforma agraria en tres momentos clave:
- Abolición del régimen señorial.
- Supresión de los mayorazgos.
- Desamortizaciones de Mendizábal y Madoz.
Sin embargo, estas desamortizaciones no favorecieron al campesinado, sino que buscaban:
- Liberalizar la agricultura para que la tierra circulara libremente en el mercado, para lo cual era necesario acabar con los bienes amortizados.
- Eliminar obstáculos para el desarrollo del capitalismo en la agricultura.
- Que toda la tierra estuviera en manos de particulares.
La última desamortización, la de Madoz en 1855, se produjo durante el gobierno progresista. Se promulgó una ley desamortizadora que afectó a tierras de propiedad municipal. Esto supuso la liquidación absoluta de la amortización y desaparecieron las manos muertas. El objetivo era recaudar fondos para la Hacienda estatal y obtener ingresos para obras públicas.
Consecuencias negativas: La venta de tierras arruinó a los ayuntamientos, no solucionó el problema de la deuda pública y perjudicó a los vecinos pobres, que no podían utilizar los terrenos de su municipio. Esto provocó que la población emigrara.
Las desamortizaciones (Mendizábal y Madoz) afectaron al 20% del suelo español. A pesar de todo, el sector agrario no sirvió de estímulo al desarrollo industrial y la modernización económica de España.
Proceso de Industrialización y sus Límites
La modernización y aceleración industrial se concentró en Barcelona (textil), Bilbao, Oviedo y Málaga (siderometalurgia). Se localizó en zonas reducidas próximas al mar por su accesibilidad y proximidad a países avanzados (Francia y Gran Bretaña). La introducción de España a la Revolución Industrial resultó: tardía, incompleta y desequilibrada.
Causas del fracaso de la industrialización:
- Política: pérdida de territorios americanos, Guerra de la Independencia, Guerras Carlistas e inestabilidad durante el reinado de Fernando VII.
- Escasez de carbón: de mala calidad y poco abundante.
- Poca materia prima: el algodón debía importarse.
- Deficiente red de comunicaciones.
- Atraso tecnológico.
- Falta de capitales nacionales.
- Dependencia técnica, financiera y energética del exterior.
- Debilidad del mercado interior: baja capacidad adquisitiva y de consumo.
- Escasa competitividad internacional: nuestros productos eran caros y de baja calidad.
- Estancamiento de la agricultura.
- Resultados negativos de la desamortización.
- Factores socioculturales: ausencia de mentalidad empresarial y analfabetismo.
Avances:
- Industria siderúrgica: modernos y altos hornos para la producción de hierro.
- Sector textil: en 1840 se introdujeron la máquina de vapor y la máquina de hilar.
- Minería: explotación de yacimientos (Huelva y Ciudad Real). Con la legislación minera de 1868-1870, los yacimientos del Estado se vendieron, quedando la mitad en manos extranjeras.
El Ferrocarril
La espectacular revolución de las comunicaciones y el transporte en España fue el ferrocarril. Fue un medio de transporte de pasajeros y mercancías rápido y barato. Provocó la consolidación de un mercado nacional, uniendo los centros productores con los consumidores y trasladando alimentos, materias primas y artículos industriales de unos lugares a otros.
La primera línea fue Barcelona-Mataró (1848, 28 km). La segunda, Madrid-Aranjuez (1851). En 1855, la Ley General de Ferrocarriles impulsó el progreso y la civilización, acelerando el ritmo de construcción.
Pautas para la construcción:
- Financieras: El Estado no asumió la construcción; se realizó mediante concesiones gubernamentales a empresas privadas. La Ley General establecía que cada línea se subastaría a la empresa constructora que aceptara la subvención más barata, con la condición de que a los 99 años pasara a manos del Estado. Esto provocó que los materiales fueran baratos y, por tanto, de baja calidad. El resultado fue una infraestructura deficiente y con averías, por lo que las compañías no obtuvieron beneficios. La industria española tampoco se vio favorecida por el ferrocarril.
- Planificación: red radial a escala nacional con centro en Madrid.
- Estratégica: ancho de vía distinto al resto de Europa para evitar que fuera utilizado por extranjeros (tras la invasión napoleónica). Pero fue un error porque aisló la economía española de la europea.
Sector Comercial
El comercio interior fue lento, siendo insuficientes tanto la demanda como la red viaria. En el comercio exterior se importaban manufacturas industriales (siderurgia, tejidos, máquinas…) y se exportaban materias primas (lana, aceite, tabaco…). Desde el siglo XVIII, España tenía medidas proteccionistas, y en el siglo XIX continuaban los elevados impuestos aduaneros.
El arancel de aduanas es un impuesto sobre la importación de productos del exterior, sencillo de recaudar. El objetivo era salvaguardar los productos nacionales de los extranjeros, pero tiene efectos negativos, como perjudicar a los consumidores y beneficiar a industrias ineficientes.
Los aranceles (1841, 1849) tenían derechos diferenciales de bandera y prohibían la importación de productos como algodón, lana y cereales. La excepción fue, en 1869, el arancel de Figuerola, el más librecambista del siglo XIX, que eliminaba lo anterior y fijaba tarifas que no superaban el 15%. Sin embargo, quedó eliminado cuando en 1875 se aprobó otro arancel hiperproteccionista.
Sistema Financiero y Hacienda Pública
En 1856 se creó el Banco de España, fundado por el Estado en 1829, cuya función era emitir billetes y prestar dinero al gobierno. El decreto de 1874 transformó el Banco de España en banco nacional. Este banco puso en circulación más billetes para prestar al Estado (deudas), lo que aumentó la inflación.
En este período, la Hacienda Pública persistió poco fiable y al borde de la bancarrota. Suspendió el pago de sus deudas y los bancos extranjeros exigían muchos intereses por sus préstamos. Faltó voluntad para solucionar el problema, porque se mantuvieron gastos excesivos que no cubrían los ingresos fiscales.
La explicación es que si se reducían los gastos, afectaba negativamente al ejército, la Corona o la Iglesia. Y si se aumentaban los impuestos, afectaba a los terratenientes y la burguesía.
Dos notas interesantes:
- Peseta: En 1868 se estableció como unidad del sistema monetario.
- La Bolsa y la banca privada: Surgieron nuevos bancos, como el de Bilbao (1857) y el de Santander.