Sexenio Democrático (1868-1874): Revolución, Monarquía y República

El Derrocamiento de Isabel II y la Crisis del Moderantismo

El Sexenio Democrático (1868-1874) representa un proyecto de consolidación de un sistema democrático en España. Sin embargo, fue una etapa de gran inestabilidad, marcada por un gobierno provisional, Cortes Constituyentes, una regencia, una monarquía democrática, una república, un golpe de Estado y, finalmente, la vuelta de los Borbones.

El contexto general era de crisis, tanto política (con los últimos gobiernos moderados y la muerte de O’Donnell y Narváez) como económica (crisis de subsistencia, problemas en el sector ferroviario por falta de inversión y dificultades en la industria textil debido a la Guerra de Secesión de EE. UU., principal productor de algodón).

Un hito importante fue la revuelta de los sargentos del cuartel de San Gil en 1866. Poco después, se firmó el Pacto antiisabelino de Ostende (1866), un acuerdo entre demócratas, progresistas y, más tarde, oficiales unionistas del ejército.

La Revolución Gloriosa (1868)

Entre el 17 y el 19 de septiembre de 1868, tuvo lugar el pronunciamiento del almirante Juan Bautista Topete en Cádiz, bajo el lema «Viva España con honra».

Se establecieron Juntas Revolucionarias en las principales ciudades, destacando Sevilla y Córdoba.

El 29 de septiembre de 1868 se produjo la Batalla de Alcolea, que culminó con el exilio de Isabel II.

El Gobierno Provisional y la Constitución de 1869

Se formó un gobierno provisional encabezado por los militares Prim (progresista) y Serrano (unionista), quienes disolvieron las Juntas Revolucionarias.

A finales de 1868, se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino. Vencieron los monárquicos (protagonistas del pronunciamiento y sostenedores del gobierno provisional), aunque hubo una notable representación republicana (85 diputados). Serrano fue nombrado presidente del ejecutivo.

Se inició un proceso de reformas y la redacción de una constitución liberal y progresista. Esta constitución, sin embargo, frustró las esperanzas de una revolución popular (deseo de los incipientes movimientos obreros españoles, influenciados por la Internacional Obrera) y estableció las bases de una liberalización económica de corte capitalista.

Características de la Constitución de 1869

  • Buscaba construir un sistema democrático y descentralizado administrativamente.
  • Fue la primera constitución verdaderamente democrática de España.
  • Establecía la soberanía nacional y los derechos civiles, incluyendo el sufragio universal masculino (nueva ley electoral).
  • Garantizaba la independencia judicial, con oposiciones a la judicatura y jurados.
  • Instauraba una monarquía constitucional, con responsabilidad política del gobierno.
  • Proclamaba la libertad de credo.
  • El poder legislativo era el centro del poder, con dos cámaras:
    • Congreso de los Diputados (elección directa).
    • Senado (elección indirecta).
  • Se reforzó la independencia judicial y se establecieron oposiciones para la carrera judicial y jurados (nuevo código penal).
  • Se aprobaron leyes municipales y provinciales para ayuntamientos y diputaciones.
  • Se promulgó la Ley de Matrimonio Civil.

Tras la aprobación de la Constitución, Prim fue elegido presidente del Gobierno y Serrano, regente. Tras barajar varias opciones para ocupar el trono, que debían ser aceptadas por las Cortes y las principales potencias europeas, se impuso el candidato de Prim: Amadeo I de Saboya, hijo del rey de la recién unificada Italia. Las Cortes votaron en noviembre de 1870 (191 votos favorables y 91 desfavorables) y Amadeo juró la Constitución en enero de 1871.

La Monarquía Constitucional de Amadeo I (1870-1873)

Amadeo I desembarcó en el puerto de Cartagena a finales de 1870 y llegó a Madrid a principios de 1871.

Su reinado comenzó con una gran dificultad: la muerte de su principal valedor, el general Prim, en un atentado en la calle del Turco a finales de diciembre de 1870.

No le faltaba capacidad, pero una serie de circunstancias impidieron el normal desarrollo de la vida política.

Oposición a Amadeo I

Amadeo I enfrentó una amplia oposición de diversos grupos:

  • Moderados y unionistas (de tendencia alfonsina, favorables a los Borbones tras la abdicación de Isabel II en el Príncipe Alfonso).
  • La Iglesia, debido a la constitución laicista y la mala relación entre el naciente Estado italiano de la dinastía Saboya y el Papa.
  • La alta burguesía, preocupada por la inestabilidad política y su impacto en las finanzas.
  • El movimiento obrero.
  • Los republicanos, partidarios de una República Federal.
  • Los carlistas, defensores de una monarquía autoritaria borbónica en la rama de Don Carlos (Carlos VII). Declararon la guerra, dando inicio a la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). (La segunda fue de 1846 a 1849, llamada de los «matiners»; Carlos VI y el general Cabrera en Cataluña y el Maestrazgo).
  • Los independentistas cubanos, que protagonizaron la Guerra de Cuba (Guerra de los Diez Años, 1868-1878), iniciada con el Grito de Yara.

La escisión interna de los progresistas y la inestabilidad política llevaron a la celebración de tres elecciones generales.

Finalmente, Amadeo I renunció y abdicó al trono en febrero de 1873, tras un enfrentamiento con el presidente Ruiz Zorrilla.

La Primera República (11 de febrero de 1873 – 3 de enero de 1874)

La abdicación de Amadeo I llevó a una solución política: la reunión de ambas cámaras (como Asamblea Nacional) y la proclamación de la República. Aunque el procedimiento fue discutible, la inestabilidad no permitía otras opciones.

Hubo cuatro presidentes: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar.

El principal partido fue el Partido Demócrata Republicano Federal (al que pertenecieron los dos primeros presidentes).

Se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes (con Pi y Margall como nuevo presidente) con el objetivo de establecer una República Federal. Sin embargo, las divisiones internas dentro del republicanismo impidieron la aprobación de la conversión federalista y otras reformas sociales.

Conflictos y Problemas de la Primera República

  • Revueltas populares que exigían la abolición de los «consumos» (impuestos sobre productos básicos) y las quintas (servicio militar obligatorio, solo cumplido por los más pobres). Esto se sumó a la crisis económica. Se suprimieron los consumos, las quintas y la esclavitud en Puerto Rico.
  • Apoyos al gobierno: pequeña burguesía y socialistas (tanto obreros como campesinos).
  • Principales problemas:
    • Guerra Carlista (1872-76).
    • Guerra de Cuba (1868-78).
    • Guerra Cantonalista (1873-74): Republicanos ultra-federalistas que pedían una confederación de pueblos ibéricos desde la base local o provincial (cantones). Se oponían al federalismo impuesto desde el Gobierno de Madrid. El núcleo central estuvo en Cartagena y se extendió por Levante y el sur, con apoyo de algunos miembros de la Internacional obrera. El ejército intervino.

Los presidentes republicanos, desbordados por los conflictos, dimitieron: Pi y Margall y Salmerón. El último presidente, Emilio Castelar, un republicano demócrata de ideología conservadora que buscaba el orden y la intervención del ejército, fue derrotado en una moción de confianza.

Ante el temor a una salida radical a la crisis, el ejército intervino: el general Pavía dio un golpe de Estado, tomando el Congreso con el apoyo de los grupos conservadores de la cámara.

Esto marcó el fin de la Primera República y el inicio del gobierno provisional de Serrano, un gobierno autoritario. La solución republicana o presidencialista carecía de apoyo.

Los monárquicos apoyaban la vuelta de los Borbones: Isabel II había abdicado en 1870 y en diciembre de 1874 se publicó el Manifiesto de Sandhurst, donde el príncipe Alfonso demostraba su compromiso con una monarquía constitucional diferente a la de su madre.

El 29 de diciembre de 1874, Martínez Campos protagonizó un pronunciamiento en Sagunto, restableciendo la monarquía borbónica con Alfonso XII.

Consecuencias del Sexenio Revolucionario: Los Inicios y la Consolidación de los Movimientos Obreros en España

Los inicios del movimiento obrero se dieron en el ámbito industrial, entre el proletariado.

El primer sindicato español se fundó en 1840, entre los tejedores de Barcelona, como una agrupación o mutua de trabajadores del mismo oficio.

La primera expansión se produjo durante el Bienio Progresista (1854-56), con un sindicalismo de clase que utilizaba la huelga como arma. En 1855 tuvo lugar la Primera Huelga General en Barcelona. En el campo andaluz se produjeron las primeras revueltas agrarias y ocupaciones de tierras.

Primeras Peticiones del Movimiento Obrero

  • Aumento de salarios.
  • Libertad de asociación.
  • Horario fijo.
  • Resolución de conflictos en comités de empresarios y trabajadores.

El Internacionalismo en España (1868-1874)

El internacionalismo se extendió entre los primeros socialistas utópicos, demócratas, republicanos y federalistas.

Las tesis de la Primera Internacional (1864), especialmente el anarquismo de Bakunin, llegaron a España durante el Sexenio. Fanelli (1868) fundó en Madrid y Barcelona la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores), que se extendió rápidamente, sobre todo por Cataluña y Andalucía (con 195 asociaciones y más de 40.000 afiliados). En 1870 se celebró el Congreso de Barcelona.

En la década de 1870, el movimiento obrero se dividió entre la Federación Regional (marxistas-socialistas) y los anarquistas. Esta escisión se haría efectiva a nivel europeo con la Segunda Internacional Obrera.

Tras el Sexenio y durante la primera etapa de la Restauración Borbónica (1874-1898), con los liberales (fusionistas) de Sagasta en el gobierno, hubo cierta permisividad con las asociaciones y el movimiento obrero. Se regularon las relaciones económicas en un mercado liberal-capitalista y las relaciones entre empresarios y obreros. El gobierno tuteló reformas laborales, como el trabajo infantil, los asilos o montepíos de inválidos y la construcción de barrios obreros.

Las Dos Familias Ideológicas Obreras desde la Década de 1880

  • Anarquistas: Se agruparon en la Federación de Trabajadores de la Región Española, con dos tendencias: la anarcosindicalista (actuación social a través del sindicato obrero anarquista) y los partidarios de la «acción directa» (terrorismo).
  • Marxistas-Socialistas: Liderados por Pablo Iglesias, quien fundó en 1879 la Agrupación Socialista Madrileña (posteriormente PSOE), con gran implantación en Madrid y País Vasco. En 1888, fundó el sindicato socialista UGT. Siguieron las tesis de la Segunda Internacional Obrera, y en su seno hubo dos tendencias: la reformista (participaba del parlamentarismo liberal y consiguió su primer diputado en Cortes en 1910) y la partidaria de la Revolución Social (cercana a las posteriores tesis comunistas).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *