Causas y Consecuencias de la Revolución de Asturias de 1934
El Fin del Bienio Progresista
La derecha tradicional española, fragmentada en varios grupos, se opuso firmemente a la labor reformadora del gobierno republicano-socialista:
- Renovación Española: Liderada por José Calvo Sotelo, representaba a los monárquicos más conservadores.
- Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA): Dirigida por Gil Robles, agrupaba a conservadores y católicos. Aunque aceptó el marco político republicano, su objetivo final era incierto.
- Comunión Tradicionalista: Carlistas con apoyos en el País Vasco y Navarra.
- Falange Española y de las JONS: Grupos de inspiración fascista, antidemocráticos y nacionalistas, dirigidos por José Antonio Primo de Rivera y Ramiro Ledesma Ramos, respectivamente. Terminaron uniéndose.
El malestar se extendió en el ejército debido a las reformas religiosas, militares y la concesión de la autonomía catalana. En 1932, el general Sanjurjo protagonizó un fallido golpe de Estado.
La CNT anarquista promovió huelgas, ocupaciones de fincas e insurrecciones, destacando la revuelta en Casas Viejas, utilizada por la oposición contra Azaña. También hubo revueltas socialistas de afiliados a la Federación de Trabajadores de la Tierra de la UGT, como los sucesos de Castilblanco.
A estas dificultades se sumaron dos fracasos electorales: elecciones municipales parciales y elecciones al Tribunal de Garantías Constitucionales. El ambiente de crispación política y social llevó a la dimisión de Azaña, la disolución de las Cortes por el Presidente de la República (Alcalá Zamora) y la convocatoria de nuevas elecciones.
El Bienio Conservador (1933-1936) y la Paralización de las Reformas
Las elecciones de 1933 dieron la victoria a los partidos de centro-derecha. Los gobiernos, liderados por el Partido Radical (que evolucionó hacia posiciones centristas) con el apoyo parlamentario de la CEDA, se formaron en torno a la figura de Alejandro Lerroux. Este giro electoral se explica por el malestar político y social, y la decepción de amplios sectores ante el proyecto reformista. Algunos políticos atribuyeron un papel determinante al voto femenino, influenciado, según ellos, por los confesores.
El nuevo gobierno paralizó las reformas del periodo anterior:
- Se devolvieron las tierras a la nobleza.
- Se anuló la expropiación de tierras mal cultivadas.
- Se redujeron los salarios.
El gobierno central se enfrentó a la Generalitat de Cataluña por la aprobación de una ley de cultivos que permitía a los arrendatarios de viñedos acceder a la propiedad. Los propietarios, apoyados por la Lliga Regionalista y la mayoría de las Cortes, llevaron el caso al Tribunal de Garantías Constitucionales, que anuló la ley. Sin embargo, la Generalitat aprobó una ley similar. El gobierno también se enemistó con el PNV al paralizar su proyecto de estatuto en las Cortes.
Se aprobó un presupuesto para el mantenimiento del culto y el clero, y se amnistió a los participantes en el golpe de Estado de Sanjurjo y a los colaboradores de Miguel Primo de Rivera. Se mantuvieron las reformas militar y educativa, aunque con menor presupuesto.
La paralización de las reformas radicalizó al ala más izquierdista del PSOE, liderada por Largo Caballero, frente a la facción moderada de Indalecio Prieto, partidaria de colaborar con los republicanos de izquierda. La CEDA presionaba a Lerroux para entrar en el gobierno, amenazando con retirar su apoyo.
La Revolución de Octubre de 1934 y el Fin del Gobierno Conservador
La entrada de la CEDA en el gobierno fue el detonante de la revolución, ya que las fuerzas de izquierda la consideraban enemiga de la República. La UGT organizó huelgas generales, que fracasaron por falta de organización e intervención gubernamental.
En Asturias, los mineros iniciaron un proceso revolucionario con participación de socialistas, comunistas y anarquistas. Los comités revolucionarios tomaron el poder en los municipios y sitiaron Oviedo. El gobierno envió a la Legión para reprimir la insurrección. La represión fue durísima, con ejecuciones y encarcelamientos.
En Cataluña, el Presidente de la Generalitat, Lluís Companys, proclamó la República Catalana dentro de la República Federal Española. Se organizó una huelga general que fracasó por la escasa participación y la falta de apoyo de la CNT. El gobierno declaró el estado de guerra: el ejército tomó el Palacio de la Generalitat y detuvo a los miembros del gobierno autónomo y del ayuntamiento de Barcelona. Se suspendió la autonomía catalana y la Ley de Contratos de Cultivo. Azaña y Largo Caballero también fueron detenidos.
La CEDA aumentó su influencia en el gobierno, con Gil Robles como ministro de la Guerra, quien presentó un proyecto de reforma constitucional que no llegó a votarse. Las fuerzas de izquierda se acercaron.
El Partido Radical se vio afectado por el escándalo del «estraperlo» (instalación de ruletas trucadas mediante soborno en casinos) y varios casos de malversación. Estos escándalos dividieron al partido y aumentaron la desconfianza entre el Partido Radical y la CEDA. Lerroux planteó una moción de confianza en las Cortes que fue rechazada. Alcalá Zamora encargó la formación de un nuevo gobierno, pero al no contar con suficiente apoyo, disolvió las Cortes y convocó elecciones para 1936.
Los partidos de izquierda se presentaron en coalición (Frente Popular), con un programa que defendía la amnistía para los participantes en la revolución del 34 y la reanudación de las reformas. La derecha no logró unirse en torno a un programa común.