Fragmento de ‘El Intruso’ de Vicente Blasco Ibáñez (1904)
El texto que se presenta es un fragmento de la novela El Intruso de Vicente Blasco Ibáñez (1904). Por su contenido, se clasifica como literario reivindicativo y social. Es una fuente primaria que se sitúa en el año 1904, en plena industrialización del País Vasco y, por tanto, de España, durante el reinado de Alfonso XIII en la Restauración. Fue publicado en Valencia, lugar de residencia del autor. Este fragmento pertenece a la obra El Intruso, escrita por Vicente Blasco Ibáñez, escritor revolucionario, periodista y político de mentalidad progresista, decidido a agitar por la palabra y por la acción. Fue miembro activo de la Generación del 98 y participó en movimientos contra la Restauración, plasmando en sus obras la cruda realidad del pueblo español. El destinatario era cualquier persona interesada en su literatura y la finalidad fue denunciar las condiciones de trabajo y habitabilidad de la minería vasca del hierro en torno a Triano (Vizcaya), ofreciendo una descripción naturalista.
Tema Principal
El tema principal de este texto es la denuncia de las condiciones de trabajo y de vida de la minería vasca de hierro en Vizcaya durante la industrialización, mediante una detallada descripción. El fragmento está dividido en dos partes: en la primera, narra las condiciones del proletariado, que tras trabajar exhaustivamente bajo el abuso de sus superiores, malvivía en barrios obreros, sucios y llenos de casuchas de poca calidad, en las que vivían muchas personas a la vez. En la segunda, se menciona que las minas de las Encartaciones eran al aire libre y no requerían especialistas como en las subterráneas. Además, sus derechos laborales apenas eran respetados, y sus posibilidades de mejorar eran mínimas dada la gran afluencia de mano de obra.
Contexto Histórico
Este fragmento se sitúa históricamente en 1904, en plena industrialización vizcaína, durante el reinado de Alfonso XIII en la Restauración. Debido a las Guerras Carlistas y al marco jurídico foral, que impidieron que el proceso industrializador se generase como en otros puntos de Europa, la industria vizcaína no se afianzó hasta finales del siglo XIX. Pronto, la hegemonía de Vizcaya se hizo notable. Gracias a los ricos yacimientos de mineral de hierro orientados a la exportación, el cual era muy demandado por las siderurgias de Europa debido a su calidad y bajo precio, se hizo posible la inyección monetaria por parte del extranjero, que constituyeron la base del capitalismo vasco y, por consiguiente, la de España.
Entre 1880 y 1900, se exportó cerca del 90% de su producción mineral. En Inglaterra había disminuido la extracción minera, por resultar cara y de baja calidad, y sin embargo, siguió aumentando la producción de lingotes de hierro y acero, que provenían básicamente del mineral de hierro vizcaíno. Los beneficios de la exportación de la siderurgia británica se invirtieron en la industria siderúrgica autóctona y en otras complementarias, lo que constituyó el principio del desarrollo industrial y capitalista de la provincia. Además, la obtención del primer acero Bessemer en Altos Hornos de Bilbao en 1888 señaló la entrada de Vizcaya en la era del acero.
El periodo entre 1898 y 1901 fue el más próspero. En 1902, gracias a la fusión de los Altos Hornos y la Fábrica de Hierro y Acero de Bilbao, se crearon los Altos Hornos de Vizcaya (empresa emblemática de la siderurgia vasca dominante del mercado interior protegido) y los astilleros del Nervión; y en 1906, el capitalismo vasco se reforzó con la ampliación definitiva del arancel que aseguraba el mercado nacional sin competencia extranjera.
Impacto Social de la Industrialización
La industrialización supuso la llegada masiva de miles de inmigrantes que trastocó la estructura socioeconómica vasca, poniendo fin a la relación paternalista entre obreros y patronos. Además, las difíciles condiciones de vida y trabajo del proletariado aumentaron la conflictividad laboral, obligando a los obreros a organizarse. El primer movimiento obrero vizcaíno se apoyó en el socialismo, ya que tenía la suficiente fuerza para movilizar a los miles de obreros reclamando mejoras como el aumento de salario, derecho al descanso dominical, jornadas de 8 horas, cobertura sanitaria. El anarquismo, a su vez, no tuvo gran presencia. La lucha en Vizcaya fue escasa hasta que llegó Perezagua a liderar el socialismo, llevando a este hacia la radicalización.
El sindicalismo, todavía inmaduro, no se consolidó hasta 1911. El nacionalismo vasco formó su propio sindicato, «Solidaridad de Trabajadores Vascos», que reunía a los obreros étnicamente vascos bajo el ideal nacionalista y católico. Para los nacionalistas, el socialismo era una ideología extraña traída por el pueblo inmigrante, al cual había que tener alejado del pueblo vasco.
La Crisis de 1921 deterioró las condiciones laborales al poner fin a la época de prosperidad basada en los beneficios obtenidos gracias al comercio sin competencia durante la Primera Guerra Mundial, que redujeron los salarios para impedir una mayor reducción de empleo.
Importancia del Fragmento
La importancia de este fragmento reside en que hace una crítica de las inhumanas condiciones sociales, laborales y económicas del momento en la minería vasca, donde los dueños de las minas se enriquecían a costa de imponer un bajísimo nivel de vida a sus trabajadores.