Tesis Central
La tesis que plantea Góngora es especialmente criticada, ya que invierte el orden tradicional de la conformación de estado y nación. Generalmente, se entiende que la nación es previa al estado y que ésta debe estar organizada jurídicamente, tener un territorio determinado donde resida un conjunto de personas, y debe tener características culturales en común: religión, costumbres, etc. Góngora plantea que, en el caso de Chile, el estado a lo largo de los últimos dos siglos configura la nación a través de diferentes etapas o procesos.
Etapas de la Formación del Estado-Nación Chileno
Primera Etapa: Independencia y Consolidación (hasta 1890)
Esta etapa se extiende desde la Independencia hasta 1890, marcada por ensayos constitucionales fallidos y diversas guerras. Para Góngora, estas últimas fueron cruciales en la creación y configuración del estado, y para la posterior creación de la nación. Este proceso se gesta desde la Guerra de la Independencia, siendo de gran importancia, ya que posterior al desorden que genera una guerra se debe ordenar el país. Allí aparece la figura de Diego Portales, quien establece un orden y un estado fuerte y centralizado, conocido como “Estado Portaliano”.
Portales idealiza un gobierno que busque el bien común, influenciado por las ideas de la Ilustración Francesa de aquel entonces, y lo plasma en la Constitución de 1833. Dicha constitución era de carácter democrático, pero practicado de forma autoritaria, ya que Portales considera que Chile y otros países de América no estaban preparados para un gobierno democrático. Organiza el estado de una manera fuerte y centralizada, con poderes notoriamente atribuibles a un rey. A pesar de buscar el bien común, Portales pertenecía a un gobierno conservador acorde a la época y a la realidad chilena, por lo que favorecía a la aristocracia, a aquellos que tenían riquezas.
Así como Portales ayudó a la organización nacional posterior a la Guerra de la Independencia, otros conflictos bélicos como la Guerra contra la Confederación Perú-Bolivia, la Guerra contra España, la Guerra del Pacífico, la Guerra Civil de 1891 y la interminable Guerra contra los araucanos, ayudaron a que Chile y su población configuraran un estado y un sentimiento nacionalista, ya sea por adhesión de territorio, por la creación de símbolos patrios, o por otros sucesos que hicieron crecer el sentimiento y la unidad nacional del país.
Se pensaba que si Chile había sido capaz de ganar en la Guerra contra la Confederación Perú-Bolivia, era porque se trataba de un país fuerte con alto potencial militar, y a partir de apreciaciones como ésta se configuró el estado y lo estableció. El autor considera y califica como positivas las guerras para la conformación del Estado, ya que estas, desde la guerra de la Independencia hasta la Guerra Civil de 1891, obligaban a establecer un estado, dándole orden posterior a la difícil gobernabilidad que se producía acabando una guerra, ya sea por los problemas económicos, de vivienda, de moral, etc. En 1891 sucedió una crisis en la cual el parlamento tomó el poder, quitándole la mayoría de las atribuciones y poderes al presidente.
Segunda Etapa: República Aristocrática y Autocrítica (1891-1920)
Esta etapa aborda la República Aristocrática y la autocrítica de Chile. El autor analiza la república parlamentaria y cataloga a la aristocracia gobernante como una “política fantasmal”, incapaz de afrontar las nuevas realidades económicas y sociales. En este periodo se habla de “Otro Chile”, con nuevos núcleos sociales, nuevas riquezas, nuevos problemas y una nueva mentalidad. La Revolución de 1891, característica de la época, se lleva a cabo en el mando de Balmaceda, que sigue el pensamiento de Portales pero ejecutado de una manera correcta. Reparte el poder, quitándole riquezas a la clase alta, favoreciendo así al fisco, en miras a una ayuda económica a las clases medias. Se desata una guerra civil encabezada por los ricos, que ven disminuido su poder económico, donde pretenden desvalidar a Balmaceda y a sus políticas sociales, para que el Parlamento tome el poder y le quite poderes al ejecutivo. El periodo de la república parlamentaria se plantea y se conoce como una “anarquía de clase”, ya que la ingobernabilidad que se produjo debido al desfile de políticos por los gabinetes presidenciales hacía imposible cualquier intento de planificación política o social.
Tercera Etapa: Alessandri e Ibáñez (1920-1932)
Alessandri e Ibáñez, desde 1920 hasta 1932, son conocidos como “caudillos” – cualquier persona que intenta salvar a un país de una realidad desigual y pretende entregarle un bien social común para todos – que intentan favorecer a la clase media y crear políticas sociales más justas, ayudando así a la conformación del estado. Ambos buscan eliminar la injusticia social, planteándose un “Nuevo Chile” que salga de la inequidad social existente. Dirigen sus discursos y políticas a la clase media (mesocracia), que eran aquellos que estaban formando una fuerza electoral. En su gobierno, Alessandri crea la Constitución de 1925, devolviéndole los poderes al presidente y dando fin así al Periodo Parlamentario, y crea el Banco Central. Ibáñez, por su parte, funda Carabineros de Chile. Es en este periodo donde se crea la idea del “Estado Benefactor”, que es aquel estado que debe preocuparse (económicamente) de su población e ir en ayuda de ella en todo aspecto: salud, educación, vivienda, etc.
Cuarta Etapa: Presidencialismo y Planificaciones Globales (1932-1964)
Esta etapa se divide en dos periodos. El primero va de 1932 hasta 1964, llamado Periodo Presidencial con alianzas de partidos. Se consolidan los poderes del presidente, otorgando un orden político. Se consolidan de igual forma los gobiernos de masas, caudillos. El segundo periodo es el de las Planificaciones Globales, en donde el autor considera que tanto Pinochet, Allende y Frei destruyen lo que se había consolidado en Chile a lo largo de este extenso periodo. Cada uno, con distintas estrategias, intentaron llevar a cabo planes globales que nunca se concretaron.