Guerras Carlistas y Ruptura Liberal en España: Un Análisis Detallado

Primera Guerra Carlista: Orígenes y Desarrollo

Fernando VII murió el 29 de septiembre de 1833 y, cuatro días después, la reina proclamó a Carlos como rey de España, dando inicio a la primera de las tres guerras civiles. El carlismo es un pleito sucesorio a la muerte de Fernando VII sin hijos varones. Dos pretendientes podían heredar el trono: el hermano del rey, Carlos, que basaba su legitimidad en la Ley Sálica, y la hija del rey, Isabel, legitimada por la Pragmática Sanción, que no fue promulgada hasta el embarazo de la reina.

Los absolutistas favorables a Carlos se levantaron en armas y lo proclamaron rey, pero éste estaba exiliado en Portugal porque no reconocía los derechos dinásticos de su sobrina. Las bases sociales del carlismo se encontraban entre la nobleza rural, el bajo clero y el campesinado. Los territorios carlistas se localizaron en el norte de España. El lema «Dios, Patria, Fueros, Rey» condensaba la ideología carlista, que se basaba en la defensa del absolutismo y el tradicionalismo, negando la legitimidad al liberalismo y a la monarquía parlamentaria, y defendía el tradicionalismo católico que otorgaba a la iglesia la preeminencia política. Añoraban un modelo social y económico arcaico, rural y agrario; frente al progreso y la innovación, el carlismo oponía la tradición y las costumbres. Los fueros vascos y navarros establecían instituciones propias de autogobierno y también quedaban exentas de quintas.

Desarrollo de la Primera Guerra Carlista

En la primera guerra carlista, aunque no contaron con el apoyo del ejército regular, algunos oficiales sí se unieron a los carlistas. Consiguieron organizar un ejército de 25.000 soldados en el norte. Las capitales vasco-navarras permanecieron fieles al régimen isabelino.

De 1837 a 1839, los enfrentamientos internos debilitaron la causa carlista. Los transaccionistas se mostraron predispuestos a llegar a un acuerdo de paz, mientras que otros, los intransigentes, eran partidarios de continuar con la guerra. Pero el general Maroto firmó el Abrazo de Vergara con el liberal Espartero, dando fin al conflicto bélico.

El Abrazo de Vergara

Los liberales reconocieron los grados militares de las tropas carlistas y aceptaron la incorporación de sus oficiales y soldados al ejército isabelino.

Mendizábal y la Primera Ruptura Liberal

En el verano de 1835, unas revueltas urbanas capitaneadas por progresistas a través de las juntas revolucionarias y las milicias nacionales, sumadas a las revueltas populares, obligaron a María Cristina a nombrar al progresista Mendizábal presidente del gobierno. Éste decretó la supresión de los conventos y monasterios de religiosos varones, que se convirtieron en bienes nacionales y se pusieron a la venta para obtener ingresos con los que financiar la guerra contra los carlistas. En febrero de 1836 se celebraron las elecciones a Cortes, que dieron una aplastante mayoría a los progresistas y se configuró un parlamento con dos tendencias: una, los moderados, y otra, los progresistas.

Ruptura Liberal

En el verano de 1836 se produjeron levantamientos de la milicia nacional en varias ciudades. Un grupo de sargentos obligó a la regente María Cristina a jurar y restablecer la Constitución de 1812, nombrando un nuevo gobierno de liberales progresistas. El triunfo liberal supuso el restablecimiento de la Constitución de 1812 y de toda la obra legislativa de las Cortes de Cádiz y el Trienio. El gobierno se centró en el desmantelamiento del Antiguo Régimen y la implantación del Estado liberal, orientando la política militar y hacendística para conseguir la victoria en la guerra carlista, y convocar cortes que elaboraron la Constitución de 1837. Implantaron una serie de leyes que abolieron los privilegios gremiales y eliminaron las aduanas interiores. También se derogaron los diezmos eclesiásticos y se puso en marcha la desamortización eclesiástica.

Desamortización Eclesiástica

Los bienes afectados fueron los bienes inmuebles y bienes muebles del clero secular y de las órdenes religiosas. El procedimiento se inició con la disolución de órdenes religiosas; sus bienes eclesiásticos se convirtieron en bienes nacionales. Finalmente, se vendían los bienes nacionales en subasta pública al mejor postor. Los objetivos de esta forma de expropiación y venta eran obtener el precio más alto y aplicar el principio liberal de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, porque en la subasta podían participar tanto campesinos, burgueses o nobles. La forma de pago en la subasta era al contado o con vales de deuda pública. Tenían un objetivo financiero, un objetivo político y un objetivo social. Pero estos resultados no alcanzaron las previsiones, hubo pocos ingresos por las ventas debido a la corrupción en la tasación de los bienes y la forma de pago, ya que los plazos diferidos fueron difíciles de cobrar. Apenas se redujo la deuda pública. El Estado liberal consiguió ampliar la base social, pero perdió el apoyo de los más católicos.

La Constitución de 1837

Las nuevas cortes tenían como misión revisar y reformar la Constitución gaditana, pero acabaron por elaborar un texto diferente. Se trataba de una constitución de signo progresista que también hacía concesiones a los moderados con el fin de conseguir un marco jurídico aceptable para todos los liberales. La transacción entre moderados y progresistas aparecía, en primer lugar, en la cuestión de la soberanía nacional, que mencionaba el preámbulo pero no se proclamaba lícitamente, y en segundo lugar, en el incremento de las atribuciones de la corona, donde la potestad legislativa era compartida entre las cortes y el rey con derecho a veto. También le correspondía la convocatoria, suspensión y disolución del congreso de diputados, pero no del senado.

Las cortes asumieron el modelo bicameral de congreso de diputados y senado. El congreso estaba compuesto por un diputado por cada 50.000 habitantes electo por sufragio directo, y el rey nombraba el Senado a partir de una lista que le presentaban los diputados de cada provincia. Los derechos y libertades que se declaraban entre los artículos 2 al 12 recogían el ideario progresista, en especial la libertad de expresión sin censura. La constitución no consagraba la libertad religiosa, pero tampoco la confesionalidad del Estado.

Gobiernos Moderados

Los moderados, tras ganar las elecciones, intentaron desvirtuar las reformas progresistas. Las cortes conservadoras tuvieron gran repercusión en la Ley de Ayuntamientos, que provocó altercados. A consecuencia del motín de Barcelona contra la ley, Espartero exigió a la regente la dimisión, y María Cristina dimitió y abandonó el país.

Regencia de Espartero

Espartero, aunque era progresista, gobernó con modo autoritario, apenas contó con la corte, solo consultaba a una camarilla. Se ganó la oposición de su partido y de los liberales moderados, y una parte del ejército. También perjudicó a la burguesía catalana al aprobar un arancel que abría el mercado español a los tejidos de algodón ingleses. Como la industria textil catalana no era capaz de resistir la competencia, se produjo una protesta en Barcelona. Para sofocar esta revuelta, Espartero mandó bombardear la ciudad hasta calmar el levantamiento. Esto desprestigió al presidente, y los moderados aprovecharon la división de poderes para realizar un pronunciamiento dirigido por el general Narváez. Espartero finalmente renunció a su cargo y se proclamó reina a Isabel II.

Reinado de Isabel II

Década Moderada

El general Narváez presidió el gobierno hasta 1850. Durante estos años se inició la construcción de un Estado liberal que recogía los principios liberales moderados e impulsó una amplia secuencia legislativa que incluía la devolución de bienes eclesiásticos, la dirección de la guardia civil, la reforma fiscal, la libertad de imprenta… Durante los primeros años siguieron en marcha las conspiraciones y los pronunciamientos militares de los progresistas. El gobierno aplicó una dura represión. Los problemas que afectaron a los siguientes gabinetes moderados desembocaron en el pronunciamiento de Vicálvaro y el comienzo del Bienio Progresista.

Constitución de 1845

La constitución se trataba de una constitución moderada que recogía los principios básicos del moderantismo liberal, como eran la soberanía compartida, los amplios poderes para el rey en materia de gobierno e iniciativa legislativa, cortes restringidas por el Senado y sufragio censitario. Mantuvo la declaración de derechos. La soberanía compartida entre las cortes y la corona significaba que la potestad de hacer las leyes reside en las cortes con el rey, y la corona aumentaba su poder y asumió el poder ejecutivo al tener la capacidad para nombrar y separar al presidente del Consejo. Los derechos y libertades que se reconocían en las constituciones de 1837 y 45 eran similares, siendo el sitio más diferente en la cuestión de libertad de prensa. En materia religiosa, la confesionalidad del Estado que recogía en el artículo 11 establecía que la religión de la nación española era católica apostólica y romana, y el Estado se obligaba a mantener el culto y el suministro.

Concordato de 1851

El catolicismo se reconocía como religión oficial del Estado y la doctrina católica se enseñaría en la escuela. Como compensación por la desamortización, el Estado pagará un sueldo al clero y mantendrán los gastos del culto, devolverá los escasos bienes que no se habían vendido.

Orden Público: Creación de la Guardia Civil

Los moderados disolvieron la milicia nacional, sustituyéndola por la guardia civil. Este se trataba de un cuerpo policial destinado al mantenimiento del orden público, la seguridad y la protección.

Ley Moyano de Instrucción Pública 1857

Revolución de 1854

Un pronunciamiento militar encabezado por O’Donnell, más los levantamientos populares y el manifiesto de Manzanares obligaron a la reina a dar el paso en el gobierno a los progresistas. Vicálvarada fueron dos secuencia de conspiraciones de los tenientes manifiestos y barricadas que desembocó en el bienio progresista.

Manifiesto de Manzanares

Con la participación de los progresistas se publicó el manifiesto en el que se reivindicaba una regeneración liberal del gobierno, Cortes constituyentes, régimen representativo y mejora de la ley de imprenta y ley electoral… Como solución se propuso la vuelta a Espartero para presidir el gobierno. Isabel II aceptó y Espartero llegó a Madrid.

Bienio Progresista

El Nuevo gobierno estuvo presidido por Espartero y O’Donnell

Elecciones a Cortes Constituyentes

Los progresistas querían una constitución que recogiera la soberanía nacional y amplias libertades. Los demócratas defendían el legado popular de la revolución y unas propuestas avanzadas. La tarea de las nuevas cortes fue preparar la nueva constitución e impulsar la reforma económica mediante la ley de ferrocarriles

Ley General de Ferrocarriles

Facilitó la construcción de la red ferroviaria que se hizo gracias a las ayudas estatales que aseguraban unos beneficio mínimos

Desamortización de Madoz

Fue un ministro que impulsó una nueva ley de desamortización afectó a los bienes inmuebles de los ayuntamientos y a las tierras que quedaban a la iglesia a las órdenes militares… los objetivos eran amortizar la deuda pública y financiar obras públicas, Los ayuntamientos debido a un afectado gravemente por la desamortización de los bienes propios y comunes. Y miedo a la revolución hizo que las élites sociales optaron por la defensa del orden social haciendo q Espartero dimita y la corona dió su apoyo a O’Donnell

O’Donnell y la Unión Liberal

Ponía fin al bienio progresista y daba paso al gobierno de la unión liberal estableciendo el orden y el régimen previo al bienio y disolvió la milicia puso fin a la corte constituyente y restableció la Constitución de 1845 acabó con el gobierno en octubre y la reina devolvió el gobierno a Narváez una nueva ley de imprenta introdujo la censura previa para los periódicos y la conflictividad social provocó la vuelta de O’Donnell.

El Retorno de los Moderados y la Vía Autoritaria

O’Donnell dimitió y los nuevos gobiernos tuvieron un carácter autoritario Al ser nombrado por Isabel II, Éstos fueron incapaces de solucionar la grave crisis económica que asoló el país

El Pacto de Ostende

Progresistas y demócratas exiliados en Bélgica tras el fracaso de los levantamientos contra Isabel II firmaron el pacto de Ostende donde se comprometieron a derribar la monarquía de Isabel II y convocar una asamblea constituyente elegida por sufragio universal los unionistas se unieron al pacto de ostente tras la muerte d O’Donnell y el nuevo jefe era el general Serrano.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *